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Cultural

Los artesanos que dan vida a las carrozas de la Independencia

Detrás de las coloridas carrozas que desfilarán por la ciudad, un grupo de artesanos trabaja día y noche con orgullo en darles vida y contar su historia.

Los artesanos que dan vida a las carrozas de la Independencia

Así lucen las carrozas qué están elaborando los artesanos. // Julio Castaño

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En una bodega ubicada dentro de las instalaciones del principal periódico de la ciudad, un grupo de artesanos trabaja día y noche para dar vida a las coloridas carrozas que acompañarán a las reinas y animarán las tradicionales Fiestas de Independencia, que ya se tomaron Cartagena de Indias. Ellos no van a los desfiles ni se visten de gala, pero encuentran su alegría en algo más profundo: saber que su arte hace sonreír a toda una ciudad.

La Heroica se pinta de brillantes colores y baila al son de tambores, mientras un grupo de barranquilleros, dichosos de ser artistas, trabaja arduamente en la construcción de las carrozas. Cartageneros y visitantes esperan con entusiasmo ver esas mágicas creaciones en las que las reinas recorrerán la ciudad saludando al público.

Jean Carlos Quintero, artesano encargado de pintar las carrozas. // Julio Castaño
Jean Carlos Quintero, artesano encargado de pintar las carrozas. // Julio Castaño

Sus creadores, artistas apasionados, lo dan todo para que la ciudad amurallada disfrute de las fiestas con un trabajo excepcional. Cada figura, cada curva y cada destello de pintura son fruto de la pasión de un equipo que vive por y para el arte.

Su jornada laboral comienza desde las 6 de la mañana y a veces llega hasta las 12 de la noche. No hay horario que los detenga. Las carrozas, piezas clave de las fiestas novembrinas, requieren paciencia, precisión y una gran dosis de imaginación. Su elaboración es minuciosamente cuidada, el proceso inicia con la selección de materiales y el tallado, un proceso que no todo el mundo podría realizar con la delicadeza de las manos de este equipo.

Luis Hurtado, uno de los más jóvenes del grupo, moldea con esmero un pez de icopor mientras recuerda su infancia. “Este era mi sueño de niño, hacer arte era mi pasión”, dice con una sonrisa. “Cuando era niño me decían ‘eso no da plata’, pero sí da. Yo puedo decir que sí da y es satisfactorio porque estás haciendo lo que te gusta y al mismo tiempo estás recibiendo un buen pago”.

Cuando se le pregunta si recomendaría este oficio, no lo duda: “Sí”. Un sentimiento que comparte todo el equipo.

Ricardo Mendoza, artesano que trabaja la carpintería y el hierro usado en las carrozas. // Julio Castaño
Ricardo Mendoza, artesano que trabaja la carpintería y el hierro usado en las carrozas. // Julio Castaño

A su lado trabaja Kevis Blanquicet, su compañero en este área de tallado, que tiene ocho años dedicado al oficio y sueña con pasar el resto de su vida tallando esculturas a las que pueda mirar y sentir que ‘tienen vida’. “Esto es una ilusión de niño, mi mamá era artista, yo crecí viéndola a ella pintar y hacer arte y sabía que eso es lo que yo quería hacer”, confiesa.

Desde que tiene uso de razón, su vida gira en torno al arte, pero al igual que todos sus compañeros creció con comentarios como “¿Y eso sí da para la comida?”, pero no se dejó desmotivar y hoy siente que valió la pena. “Me gusta lo que hago, amo lo que hago y sí, sí pagan bien”, asegura con entusiasmo al tiempo que destaca que para ser artista siempre tienes que ser niño. “Si un artista deja de ser niño, pierde su esencia”

Si volviera a nacer, volvería a ser artista".

Las Carrozas de las Fiestas de Independencia encienden a los cartageneros

Estos primeros artesanos trabajan el icopor, el cartón y las varillas, dando forma a las esculturas que adornan las carrozas. En la siguiente etapa está Joel Grey, con 33 años de experiencia. Su tarea es darle fuerza y estabilidad a las figuras, envolviéndolas cuidadosamente en papel maché.

“La vida me fue llevando a ser artista”, recuerda. “Mi padrastro y mi familia elaboraban carrozas, y crecí con eso”, relata con nostalgia.

¿Se ha arrepentido alguna vez? “¡No.! Al contrario, quiero pasar mi vida haciendo carrozas”. El destino de este artesano, era convertirse en artista y la vida le permitió empezar desde la temprana edad de 20 años. Para él, el mayor reto no es el trabajo, sino la distancia: “Lo más difícil es salir de la ciudad y dejar a la familia meses mientras se realizan los trabajos”.

Luis Hurtado, artesano que talla las carrozas. // Julio Castaño
Luis Hurtado, artesano que talla las carrozas. // Julio Castaño

Aun así, está seguro de su vocación: “es un desafío hacer todo lo que hacemos, pero los cartageneros lo disfrutan, y de eso se trata: de que la gente lo disfrute. No cambiaría mi oficio por nada”.

En la última etapa está Jean Carlos Quintero, también de Barranquilla y con 23 años en este oficio. Su tarea es pintar las carrozas y llenarlas de color, su locación está llena de eso: colores, pintura y tres artesanos comprometidos con hacer brillar las esculturas que pintan con pasión.

“Desde niño quería ser artista. Desde pequeñito uno empieza ayudando y luego se da cuenta de que eso le gusta, y va perfeccionando las técnicas”, cuenta Quintero.

Detrás de las carrozas de las Fiestas de Independencia, un grupo de artesanos trabajan fuertemente por dar vida a sus figuras emblemáticas. // Julio Castaño
Detrás de las carrozas de las Fiestas de Independencia, un grupo de artesanos trabajan fuertemente por dar vida a sus figuras emblemáticas. // Julio Castaño

Este año, dice, el diseño se inspira en el mar: “Aunque siempre se ha visto, este año va mucho más allá”. Y entre risas, confiesa: “¡pintar! Siempre. Lo que más me gusta de mi oficio es que puedo pintar”.

Junto a él trabaja Ricardo Mendoza, quien cuenta con más de 35 años de experiencia en la construcción de carrozas. Es el encargado de la carpintería, el hierro y la seguridad de estas verdaderas obras de arte.

Kevis Blanquicet, encargado de tallar las carrozas. // Julio Castaño
Kevis Blanquicet, encargado de tallar las carrozas. // Julio Castaño

“Primero se hacen las tarimas y luego el hierro para los pasamanos”, explica con la fluidez de quien sabe perfectamente cómo hacer magia con sus manos. “Siempre me gustó el arte. Empecé con otro grupo y me fui metiendo en el tema hasta que llegué acá. No lo cambiaría jamás; estoy feliz siendo un artista”.

Dice, además, que este oficio lo ha acompañado en cada etapa de su vida y que su mayor deseo es que sus hijos sigan su legado.

“Tendemos a juzgar a los artistas, pero ellos sí son felices haciendo lo que les gusta. Quiero seguir haciendo arte hasta que el cuerpo lo resista”, destaca.

Hoy, mientras Cartagena se prepara para brillar, bailar y gozar en las fiestas, ellos -los artesanos invisibles- siguen dando forma a los sueños que desfilarán por sus calles. Felices de que su arte sea valorado, orgullosos de hacer lo que les apasiona y ansiosos por ver la emoción reflejada en el rostro de sus espectadores.

Porque, aunque no suban a las carrozas, su espíritu viaja en cada una de ellas, llenando de color, música y orgullo las Fiestas de Independencia.

Joel Grey, artesano encargado de pulir y dar solidez a las carrozas. // Julio Castaño
Joel Grey, artesano encargado de pulir y dar solidez a las carrozas. // Julio Castaño
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