El sarcasmo y la provocación son las cualidades más conocidas de la obra de Oscar Wilde. Igual de importante, aunque frecuentemente soslayada, es la sinceridad y el sentimentalismo de esos relatos; buscan hacer reír y pensar, pero también enternecer y sacar lágrimas. En El Príncipe Feliz y otros cuentos (1888) hay un Dios padre, ángeles, sentidas declaraciones de amor, personajes de infinita bondad que buscan hacer el bien aun a costa de su propia vida.
Al tiempo, no son historias que le permitan al lector permanecer en una ingenuidad reconfortante: ennoblecen las intenciones de los personajes dispuestos a sacrificarse, pero son conscientes de que la buena voluntad no siempre rinde frutos. De las cinco historias que componen el volumen, la de “El ruiseñor y la rosa” es quizás la más ilustrativa en ese sentido. Es, también, una reflexión sobre el valor del arte mismo.
El sacrificio de una vida por una flor
En ella, un ruiseñor observa a un estudiante lamentarse porque una joven le prometió que bailaría con él si le traía una rosa roja, pero él no tiene una sola en su jardín. El ruiseñor se compadece del estudiante y encuentra un rosal casi marchito, el cual asegura que podrá crear una rosa roja si él le da su sangre atravesando su corazón con una espina durante la noche. El ruiseñor accede a pagar el precio y da su vida por el bien de quien ve como “un amante verdadero”, aun cuando este no entienda lo que canta ni sepa de sus intenciones. Al día siguiente, el estudiante ve la rosa, la corta muy contento y la ofrece a su amada, pero ella la rechaza fríamente porque no combina con su ropa y no es un regalo ostentoso. El estudiante la reprende y tira la rosa, la joven lo insulta y los dos se largan para seguir con sus vidas.
Retrato de tres personajes en la obra
La entrega del ruiseñor es sincera y absoluta. Como bien lo señala la investigadora Shey Pope-Mayell, ella (el ruiseñor es hembra en el texto inglés) está comprometida con la realización del amor entre el estudiante y la joven, tanto que está dispuesta a darlo todo: “El Amor es mejor que la Vida, ¿y qué es el corazón de un ave comparado con el corazón de un hombre? […] El amor es más Sabio que la filosofía [y] más fuerte que el Poder”, dice el ave. El ruiseñor, además, es una “artista”, como lo observa el estudiante mismo. Ha contado la historia del enamorado “noche tras noche” a “las estrellas”, ofrece su “canción más dulce” a los rosales a cambio de la rosa roja y la flor que crea está hecha “de música bajo la luz de la luna”.
El estudiante desfallece de amor, pero su mundo sentimental es superfluo y él no posee ningún tipo de apreciación estética. Aunque llama “artista” al ruiseñor, lo hace de un modo peyorativo. Para él, el arte es “egoísta” y lo que el ruiseñor canta “carece de sinceridad”. Cree, irónicamente, que ella “no se sacrificaría por otros”. El narrador afirma que el estudiante es incapaz de comprender al ruiseñor y su canto porque “solo sabía de las cosas que están escritas en los libros”. Cuando se desilusiona de la joven, reniega del amor porque lo considera una cosa “poco práctica y en esta época hay que ser práctico en todo”.

La joven amada, entretanto, resulta ser una persona completamente materialista e insulsa: “[El] sobrino del chambelán me ha enviado joyas verdaderas y todos saben que las joyas cuestan más que las flores […] ¿quién eres tú? Solo un estudiante. No creo que tengas hebillas de plata en tus zapatos como el sobrino del chambelán”. El estudiante la llama “ingrata” sin dimensionar el verdadero tamaño de su ingratitud, pues esta rosa en particular tuvo un altísimo precio.
El valor del arte en la obra de Wilde
De acuerdo con investigadores como Pope-Mayell y Guy Willoughby, una de las claves para interpretar los cuentos de Wilde está en sus ideas religiosas y sociales, expresadas en el ensayo El alma del hombre bajo el socialismo (1891). Ahí, Wilde aboga por una sociedad donde todas las personas se protejan mutuamente y no haya ningún tipo de aparato estatal ni exclusividad sobre los recursos vitales que sostienen a la comunidad. Su inspiración estaba, por un lado, en la obra del anarquista Mijaíl Bakunin y, por el otro, en el mensaje de los evangelios del Nuevo Testamento.
De acuerdo con Wilde, una sociedad fundamentada en el apoyo mutuo le permitiría al individuo perder el apego a la acumulación de objetos materiales y propender no solo por el cuidado de los otros, sino también por la plena realización de sus más profundos talentos y aspiraciones. Eso, dice él, es lo que acercaría más a las personas al ejemplo de Jesús: “[podría] ser un gran poeta […] o un pescador que lanza su red en el mar. No importa lo que sea, siempre y cuando alcance la perfección del alma que está dentro de él”.
Como lo ve Wilde, el arte en la Inglaterra Victoriana (1837-1901) destaca por ser “una forma intensa de individualismo” que mucha gente solo aprecia en la medida que puede distraerlos o complacerlos en su “vanidad”. A través de su arte, el ruiseñor busca despertar los más inestimables sentimientos humanos, aquellos que, parafraseándola, no pueden ser comprados ni pesados con oro. Mientras se clava la espina, canta sobre “el nacimiento del amor en el corazón de un chico y una chica”, luego sobre “la pasión en el alma de un hombre y una damisela” y por último, sobre “el amor que no muere en la tumba”.
Así como Jesús es atravesado por clavos y espinas para expiar los pecados del mundo, el ruiseñor muere empalado por una espina para traer amor a dos personas, llevando sus aspiraciones como artista hasta las últimas consecuencias por una causa noble. Según esto, la principal función del arte es unirnos, humanizarnos. Desafortunadamente, como lo apunta Justin T. Jones, la “realidad” en su faceta menos espiritual se interpone y el cuento de hadas no llega a un final feliz.
Obras consultadas
Wilde, Oscar. (1888). “The Nightingale and the Rose”. The Complete Works of Oscar Wilde: Stories, Plays, Poems & Essays. Londres: Harper Collins Publishers.
Wilde, Oscar. (1901). “The Soul of Man under Socialism”. The Complete Works of Oscar Wilde: Stories, Plays, Poems & Essays. Londres: Harper Collins Publishers.
Jones, Justin T. (2011). “Morality’s Ugly Implications in Oscar Wilde’s Fairy Tales”. Studies in English Literature, 51 (4), 883-903. Recuperado el 25 de Agosto de 2025, en https://muse.jhu.edu/article/458181
Pope-Mayell, Shey. (2020). Towards an Ethical Aestheticism: Christianity, Christhood and Martyrdom [Tesis]. Victoria University of Wellington. Recuperado el 25 de Agosto de 2025, en https://openaccess.wgtn.ac.nz/articles/thesis/Towards_an_Ethical_Aestheticism_Christianity_Christhood_and_Martyrdom_in_the_Fiction_of_Oscar_Wilde/17145890?file=31704548
in the Fiction of Oscar Wilde
Willoughby, Guy. (2015). “The Marvellous Rose: Christ and the Meaning of Art in The Nightingale and the Rose”. English Studies in Africa, 31 (2), 107-117. Recuperado el 25 de Agosto de 2025, en http://dx.doi.org/10.1080/00138398808690852