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Cultural

El White Album de The Beatles, un caos genial que marcó 1968

Es el álbum más divisivo y controvertido del cuarteto de Liverpool, tanto por su calidad como por su legado.

El White Album de The Beatles, un caos genial que marcó 1968

Presentación original del “White Album”. //Foto: Universal Music Colombia.

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El 22 de noviembre de 1968 salió al mercado el anticipado noveno álbum de The Beatles. Unos meses antes, la banda había lanzado “Hey Jude” y se había estrenado la película Yellow Submarine. En 1967, habían publicado Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band y sencillos como “All You Need Is Love” y “Strawberry Fields Forever”.

Los críticos los veían como el grupo de pop-rock más sofisticado del momento; los fans, como la voz artística más prominente de los valores de la contracultura (el pacifismo, el optimismo, los estilos de vida alternativos). El mundo occidental aún vivía en la beatlemanía, que ya no era el fanatismo que se tiene por una “Boy Band”, sino la reverencia que se tiene por quien es considerado un “artista serio”. La recta final de 1968 fue el comienzo del fin de todo eso para el público; para los Beatles, sería un paso más en el comienzo del fin de su grupo, que se disolvería en 1970.

El White Album: un rompecabezas musical sin reglas

Oficialmente, el álbum se llama “The Beatles”, pero por su carátula completamente blanca, se le conoce comúnmente como “The White Album” (El Álbum Blanco). Dentro de él había dos longplays, cuatro lados, una hora y 34 minutos de música y 30 canciones: algunas muy cortas, otras muy largas, pero mucha música, a fin de cuentas.

A pesar de que casi todas las canciones del “White Album” están acreditadas a Lennon-McCartney, es más correcto decir que hay unas de Lennon, unas de McCartney, algunas de Harrison y una hecha por Starr. Las diferencias entre las pretensiones de los cuatro nunca habían sido más claras y no se puede decir que el álbum tenga un hilo conductor:

--Lennon ya era una persona violenta y las sesiones del “White Album” lo vieron en uno de sus peores momentos. Sus canciones están dominadas por la sorna y el desencanto. Lo que se aprecia en composiciones como “Glass Onion”, “I’m so tired”, “Revolution 1” y “Yer Blues” es un hombre harto de sus fans, de sus amigos, del mundo y de su vida. Hay excepciones, como “Julia”, dedicada a su madre, Julia Lennon, o “Revolution 9”, ocho minutos de musique concrète ensamblados junto a Ono Yoko, a quien había conocido ese mismo año. Contribuye con 13 canciones que llegan a casi 46 minutos, por lo que se podría considerar la voz dominante del álbum.

--McCartney es tal vez la persona que más variedad aporta. Por un lado, compuso lo que Lennon llamaba despectivamente “música de abuelita” por su tono dulzón (“Ob-La-Di, Ob-La-Da”, “Martha My Dear”), pero también contribuye bromas musicales (como “Wild Honey Pie”), parodias de otros géneros (“Back in the U.S.S.R.”, “Rocky Raccoon”), una balada con posibles alusiones políticas (“Blackbird”) y hasta una canción que se anticipa al heavy metal (“Helter Skelter”). Contribuye con 12 canciones, unos 29 minutos.

--Harrison estaba metido de lleno en temas de la New Age y se dedica a aleccionar a sus compañeros y otros músicos (“While My Guitar Gently Weeps”, “Savoy Truffle”) o al establishment (“Piggies”), así como a hacer mística disfrazada (“Long, Long, Long”). Aportó solo esas cuatro canciones, casi 13 minutos.

--Starr compuso su primera canción para este álbum, “Don’t Pass Me By”, de unos cuatro minutos, un número country que también funge como la pieza más normal de la colección. También canta “Good Night”, que es una composición de Lennon con orquesta dirigida por el productor George Martin.

El White Album no es el pop-rock lleno de capas, voces, efectos y algunos toques de música clásica que habían cultivado entre 1966 y 1967. Hay una marcada presencia de guitarras viscerales y distorsionadas, rock más bien pesado atravesado de blues, interrumpida por los pastiches de McCartney y alguna canción sincera o socarrona; también hay varias piezas donde el único acompañamiento es de tres instrumentos a lo más, o solo una guitarra acústica. Pocas veces evoca la textura rica y casi orquestal que les había ganado el respeto de muchos. La única pieza con un alto grado de elaboración es “Revolution 9”, que se sale completamente de lo que la mayoría del público considera “música”.

Eso sin considerar el contenido y el tono de las canciones. La mayoría de las de Lennon destilan amargura (“Estoy tan cansado / Me siento tan molesto”, “Sí, me siento solo / Quiero morir”). McCartney alterna entre endulzar el oído (“Siempre has sido mi inspiración / Por favor, sé buena conmigo”) y tomarle el pelo al oyente (“¿Por qué no lo hacemos en la carretera?”). Harrison se siente victimizado (“Entre tantas lágrimas busqué / Cuántas lágrimas gasté”) y critica todo lo que ve (“No sé cómo ustedes fueron descarrilados / También fueron corrompidos”).

La única razón por la que el álbum no es completamente sombrío es porque muchos de estos momentos son abordados con ironía. “Rocky Raccoon”, por ejemplo, trata sobre un vaquero arrogante que quiere matar al nuevo novio de su ex, pero su oponente acaba con él sin problemas. Rocky sobrevive de milagro, todavía confiado en sus habilidades y con intenciones de matar, hasta que lee la Biblia y se vuelve creyente al instante.

Es un álbum donde todos van por su lado, donde la antipatía entre los músicos y la desgana se evidencian en la presentación, donde no se aprecian los mismos logros de hacía muy poco. ¿Es un fracaso? Depende de a quién le pregunte. Canciones como “Happiness is a Warm Gun” y “While My Guitar Gently Weeps” son consideradas entre las mejores de los Beatles y “Ob-La-Di, Ob-La-Da” es muy conocida por el público general.

Desde el comienzo, fue criticado por considerárselo un álbum incoherente y lleno de canciones de calidad dudosa. En años recientes, su reputación ha crecido, y hoy se valora más por su envergadura, irreverencia, agresividad y el lugar que ocupa en la discografía de la banda. Sin embargo, entre los fans sigue siendo común la discusión sobre cuáles canciones habrían cortado.

Carátula de la Edición Super Deluxe del White Album en 2018. //Foto: Wikimedia Commons.
Carátula de la Edición Super Deluxe del White Album en 2018. //Foto: Wikimedia Commons.

Si tiene curiosidad por escucharlo en su totalidad, puede acceder a esta lista de reproducción

Una creación sufrida: el tenso proceso del White Album

La grabación del White Album estuvo marcada por toda clase de incidentes y malas experiencias. Su manager, Brian Epstein, había muerto a finales de 1967. Habían lanzado una nueva compañía, Apple Corps, no porque quisieran, sino porque la inversión evitaría que pagaran más impuestos; la falta de un plan de negocios concreto hizo que mantener sus finanzas se convirtiera en otra fuente de estrés. A principios del 68, el grupo viajó con otras personas a la India para conocer al gurú Maharishi Mahesh Yogi, aprender sobre meditación e inspirarse para componer, pero solo George Harrison disfrutó la experiencia; el resto se fueron lo antes posible, huyendo de los mosquitos y de la charlatanería y lascivia del “sabio”.

Ya de vuelta en Inglaterra, cansados y molestos, las diferencias artísticas entre los cuatro se profundizaron, empeorada por el consumo de halucinógenos. Lennon se volvía cada vez más temperamental y la “intromisión” de Ono en la dinámica del grupo no ayudaba, McCartney no estaba dispuesto a aceptar críticas, Harrison se sentía solo e insatisfecho con el desempeño de los demás (al punto de tener que grabar con Eric Clapton), Starr llegó a salir de la banda durante dos semanas (curiosamente, la prensa ni se enteró. Con frecuencia, grababan en estudios separados. Grababan todas sus sesiones (cosa que no hacían antes) y luego volvían a ensayar y escuchar durante varias horas hasta quedar hartos los unos de los otros. Su productor de siempre, George Martin, igual de molesto y frustrado que todos, tomó sus vacaciones y cuando regresó no pudo sino pensar que el álbum estaba quedando demasiado largo y que mucho de lo que habían grabado en su ausencia no merecía la pena.

Originalmente, el álbum iba a llamarse “A Doll’s House” (“Una casa de muñecas”, como el drama de Henrik Ibsen), pero el grupo de rock progresivo Family sacó poco antes el álbum Music for a doll’s house (“Música para una casa de muñecas”), por lo que los Beatles se decidieron por el álbum sin carátula y el solo nombre de la banda.

Distribución de canciones en el White Album por autoría

Distribución de canciones en el White Album por autoría

Beatle Canciones del White Album (en orden de aparición)
Lennon (13, 46 minutos) - Dear Prudence
- Glass Onion
- The Continuing Story of Bungalow Bill
- Happiness is a Warm Gun
- I’m So Tired
- Julia
- Yer Blues
- Everybody’s Got Something to Hide Except Me and My Monkey
- Sexy Sadie
- Revolution 1
- Cry Baby Cry
- Revolution 9
- Good Night
McCartney (12, 29 minutos) - Back in the U.S.S.R.
- Ob-La-Di, Ob-La-Da
- Wild Honey Pie
- Martha My Dear
- Blackbird
- Rocky Raccoon
- Why Don’t We Do It in the Road?
- I Will
- Birthday
- Mother Nature’s Son
- Helter Skelter
- Honey Pie
Harrison (4, 13 minutos) - While My Guitar Gently Weeps
- Piggies
- Long, Long, Long
- Savoy Truffle
Starr (1, 4 minutos) - Don’t Pass Me By
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