En el 2020 se estrenó en Japón el manga Frieren: más allá del viaje, una historia creada por Kanehito Yamada e ilustrada por Tsukasa Abe, y que nos cuenta la historia de Frieren y un grupo de aventureros: Himmel, ‘El Héroe’; Heiter, el sacerdote; y Eisen, el enano; quienes durante diez años buscaron acabar con el Rey Demonio para que así el planeta estuviera en paz. Sin embargo, mientras unas historias se centrarían en esos años, Yamada decidió contar lo que pasó con Frieren cientos de años después de completar la misión, un enfoque innovador en un mundo repleto de historias que suenan tan simples como esta.
Para 2023, el estudio de animación MadHouse se encargó de producir el anime y Keiichirō Saitō de dirigirlo, y lo que dejó este para el mundo de los dibujos es increíble. Con unos dibujos excepcionales, unos personajes increíbles y una banda sonora impactante, Frieren es uno de los mejores animes de los últimos años. Pero, sin ninguna duda, lo que más destaca es todo el mensaje que quiere transmitir. Lea aquí: Perfect Days: en lo sencillo y lo mundano está la belleza de la vida
El personaje principal de nuestra historia es Frieren, una elfa hechicera que ha vivido más de mil años. Es una elfa de carácter sereno y amable, aunque su comportamiento reservado la hace misteriosa ante los ojos de aquellos que la rodean. Con sus mil años de vida, su percepción del tiempo es completamente distinta: lo experimenta con una lentitud tal que incluso le cuesta hacer lo más básico para los seres vivos: crear conexiones.
Conociendo un poco a Frieren, estas son tres de las enseñanzas que pude absorber de este increíble anime:
Himmel, como el recuerdo de los que ya no están
En la memoria de Frieren yace el recuerdo de aquellos momentos que vivió junto a sus amigos en su aventura para derrotar al Rey Demonio. Una de las más destacadas, y la que más repercusión tiene durante la temporada, es la de Himmel ‘El Héroe’, un joven de cabellera y ojos azules, quien se desvivía por ayudar a aquellos que lo necesitaban —y también a quienes no—, de proteger a los que no podían hacerlo por sí mismos, e incluso de ser un faro de esperanza ante todas aquellas adversidades que sufrían antes de derrotar al mal que los acechaba. En los diez años que pasaron juntos, Himmel le dio grandes lecciones de vida a nuestra protagonista, de forma involuntaria. La primera, y sobre la que se basa casi todo el camino de la serie, es: recordar a aquellos que ya no están.
Durante gran parte de la primera temporada, el camino de Frieren es invadido por los recuerdos de la figura de Himmel, quien, junto a sus amigos, se volvió una leyenda en la tierra. Sin embargo, nuestra protagonista lo recuerda como un ser querido, de esos que llegan y se vuelven, sin darse cuenta, un faro de luz y aprendizaje en tu vida. Por eso Frieren, cuando todos le hablan sobre él, siente que incluso no lo llegó a conocer del todo, ya que esos momentos fueron como un chispazo para ella, debido a que su vida suele ser mucho más larga que la de un humano promedio. Le puede interesar: Flow, ganadora del Óscar: un mensaje de unión para todas las edades
Pero para hacer valer cada segundo que vivió junto a él y valorar lo que le enseñó, Frieren pone en práctica todo aquello que para ella fue un mero instante y lo convierte en un aprendizaje de vida para sus nuevos compañeros de aventura, haciendo que ese recuerdo de los que ya no están sea un instante más junto a ellos, que incluso permita llegar a conocer facetas que en aquel entonces, en su compañía, no pudo notar.
Fern y el valorar a los que están
Fern, una niña que quedó huérfana por la guerra, fue rescatada por Heiter, el sacerdote, y criada en sus primeros años por este. En su lecho de muerte, se reencuentra con Frieren para pedirle como último deseo que haga su pupila a la pequeña, petición que esta acepta, no sin antes quejarse. Años pasan —para Frieren no— y la pequeña Fern ya es una adolescente de 16 años. Juntas han vivido grandes aventuras; aquella chica que fue rescatada ahora es una maga con un poder inigualable, que ha sido entrenada por la mejor hechicera.
Pero dándole un poco de reversa, Fern ingresa a la serie como ese personaje que sirve de soporte para nuestra protagonista, y que en el camino le va haciendo valorar aquellas pequeñas cosas que antes pasaba por alto. Como, por ejemplo, lo fugaz de las relaciones.
Esto fue lo que le sucedió con sus otros amigos: para ella fueron breves momentos de su vida, y para los demás fueron parte fundamental de su camino en esta. Junto a Fern, Frieren aprende —y nos enseña— que nuestra instancia en la Tierra es muy finita, y que alrededor tenemos a personas que nos hacen más fácil estar en ella y apreciarla.
Es como si dijera: “A veces, lo más valioso no es lo que hacemos, sino con quién lo compartimos.”
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La magia, como propósito y sentido a la vida
Frieren, durante sus aventuras, disfruta coleccionar grimorios, pergaminos que incluyen nuevos hechizos mágicos, una de las pasiones que refleja durante toda la temporada. Nuestra protagonista ha conseguido lo que muchos no, pero se conforma con las cosas más básicas de su realidad: el apreciar todo lo bello que te puede dar la magia. Y es que, para ella, esta es como la excusa —pese a tener miles de años de experiencia— para seguir aprendiendo algo nuevo todos los días. Y mira si ha vivido muchos de estos.
El amor de Frieren por la magia llegó a ella cuando su maestra, Flamme —otra hechicera superpoderosa—, le demuestra que hasta en lo más sencillo de la vida se puede apreciar esta. No todo tiene que ser grandes efectos y explosiones, sino también crear un pequeño campo que te recuerde la tranquilidad y los destellos de la vida. Así fue como Frieren pasó a darle un significado poderoso a esa pasión que todos los días ella sigue entendiendo. Otras facetas: Reseña Live Action de Lilo y Stitch: Disney volvió a sentirse como ‘Ohana’
Entre sus bellos colores y animación, Frieren: más allá del viaje es capaz de transmitirnos muchas emociones que solo se pueden permitir en un género como el anime o la animación japonesa. Apreciar los momentos junto a los que nos acompañan, extrañar y enaltecer a los que ya no, vivir la vida y atesorar aquello que le da sentido son muchos de los mensajes de esta joyita de la pantalla chica, que en su primera temporada de 28 capítulos te invita a reflexionar.
Lo puedes ver a través de Netflix o en la aplicación de Crunchyroll.