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Cultural

“La importancia de llamarse Ernesto”: análisis, humor y crítica social

La última obra de teatro del escritor irlandés es la más frívola de sus creaciones. En eso consiste su principal fortaleza.

“La importancia de llamarse Ernesto”: análisis, humor y crítica social

Póster de la adaptación cinematográfica de 1952.

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El nombre completo en inglés de esta pieza es The Importance of being Earnest: A trivial comedy for serious people. La segunda parte significa “una comedia trivial para gente seria”. La primera es un juego de palabras: “being earnest” significa ser “serio/ comprometido/sincero/franco” y suena igual que “Ernest” o “Ernesto”, el nombre que será la fuente inesperada de los problemas del protagonista, John Worthing, apodado “Jack”.

Algernon (Allan Aynesworth, izquierda) y Jack (George Alexander, derecha) en la producción original de 1895.
Algernon (Allan Aynesworth, izquierda) y Jack (George Alexander, derecha) en la producción original de 1895.

Dos “bunburistas”

Jack es moderado, pragmático y vive una doble vida entre el campo y la ciudad, entre el pueblo ficticio de Woolton y Londres. En el campo, es Jack, el tutor legal de la joven Cecily Cardew, un hombre circunspecto que vela por su protegida. Además, afirma tener un hermano llamado Ernest, quien supuestamente se mete en toda clase de líos de los que Jack tiene que sacarlo y que requieren su presencia en la urbe cada tanto.

En la ciudad, Jack es “Ernest”, un hombre que puede darse ciertas libertades y divertirse a su antojo, lejos de las responsabilidades que carga. Como él mismo lo dice, “cuando a uno se le otorga la posición de guardián, debe actuar con gran moralidad en todos los asuntos. [Y] no se puede decir en verdad que actuar con gran moralidad conlleve a la salud o a la felicidad de uno”. Es como Ernest que él se presenta ante Algernon Moncrieff, un dandi irreverente que es su amigo y de la misma cepa: también tiene un “amigo” con mala salud llamado “Bunbury” que requiere de su atención constante, sobre todo cuando Algernon tiene compromisos a los que no quiere asistir. A esa artimaña, él le llama “bunburismo”.

Ernest está enamorado de la atrevida y coqueta prima de Algernon, Gwendolen Fairfax, y ella de él. Ninguno tiene reparos a la hora de comprometerse, pero hay problemas. Jack no sabe quiénes son sus padres y la madre de Gwendolen, Augusta Bracknell, no permitirá que su hija se case con un hombre sin linaje aparente. Gwendolen está enamorada de “Ernest” en parte porque su ideal siempre fue casarse con un hombre llamado “Ernest” y está convencida de que una mujer casada con un hombre llamado Jack jamás conocería el “fascinante placer de un solo momento de soledad”.

Gwendolen (Irene Vanbrugh, izquierda) y Cecily (Evelyn Millard, derecha) en la producción original de 1895.
Gwendolen (Irene Vanbrugh, izquierda) y Cecily (Evelyn Millard, derecha) en la producción original de 1895.

Jack se resuelve a volver al campo para consultar al párroco, rebautizarse y cambiar su nombre. Tras de él va Algernon, quien siente curiosidad por conocer a Cecily y se presenta ante ella bajo el nombre de Ernest. Cecily, que detesta el ambiente estricto en el que vive bajo sus tutores, ya “conocía” a Ernest porque Jack hablaba mucho de él y de los problemas en que se metía. Algernon queda prendado de la joven al instante y quiere comprometerse con ella; para su suerte, ella gusta de los chicos malos… y los hombres llamados Ernest.

Por una casualidad del destino, los dos se ven obligados a revelar sus verdaderos nombres e identidades a sus prometidas, quienes acaban por perdonarlos al poco rato. Por otra casualidad del destino, Jack finalmente descubre su linaje: es en realidad el hijo de la hermana de Augusta Bracknell, hermano de Algernon, primo de Gwendolen, y además fue bautizado Ernest John en honor a su padre. No cabe en sí de emoción: “es terrible para un hombre el darse cuenta repentinamente de que toda su vida no ha estado diciendo nada más que la verdad”.

¿Por qué leer La importancia de llamarse Ernesto? Una comedia brillante

Oscar Wilde hacia 1895.
Oscar Wilde hacia 1895.

Para reírse

Ernesto dramatiza la necesidad que todos tienen de escapar de las obligaciones sociales durante un rato, sobre el contraste que establece entre la vida en el campo y la vida en la ciudad, sobre el egoísmo y clasismo de Lady Bracknell (fuente de sátira social y humor negro), sobre los muchos comentarios que ilustran las inconformidades de Wilde con la sociedad y el arte, así como su gusto por lo picante y lo estrafalario como forma de escape (“la vida moderna sería muy tediosa si fuera [pura o sencilla] y la literatura moderna una completa imposibilidad”, dice Algernon), sobre cómo parodia los melodramas de su tiempo, con sus revelaciones repentinas y enredos, pero, honestamente, cuando se lee Ernesto es difícil pensar en estas cosas. Mi pura y sencilla opinión es que se debe leer porque es una obra chistosa, la mamadera de gallo más elaborada y despreocupada de entre los clásicos de la Inglaterra de finales del siglo XIX. El summum del ingenio verbal y la ligereza (la trivialidad) contra lo asfixiante del decoro perpetuo (la seriedad).

En ese sentido, creo que la mejor recomendación es dejarles algunos parlamentos de la obra que ilustran su sentido del humor, con la seguridad de que cuando la lean, encontrarán muchos más:

CECILY: Espero que no hayas estado llevando una doble vida, fingiendo ser malvado y siendo en realidad bueno todo este tiempo. Eso sería hipocresía.

*

GWENDOLEN: Yo nunca viajo sin mi diario. Una siempre debe llevar algo escandaloso para leer en el tren.

*

ALGERNON: Mi querido, adoro escuchar que insulten a mis parientes. Es lo único que me permite aguantarlos. Los parientes no son más que un grupo tedioso de personas que no tienen ni remota idea de cómo vivir, ni el más mínimo instinto de cuándo morirse.

*

GWENDOLEN: Los hombres se declaran para practicar con frecuencia. Sé que mi hermano Gerald lo hace. Todas mis amigas me lo han dicho.

*

LADY BRACKNELL: No apruebo de nada que adultere la ignorancia natural. […] Toda la teoría moderna de la educación es radicalmente insensata. Afortunadamente, en Inglaterra, por lo menos, la educación no produce efecto alguno. Si lo hiciera, representaría un serio peligro para las clases altas.

*

JACK: Hoy día, todo el mundo es brillante. No se puede ir a ninguna parte sin encontrar gente brillante. La cosa se ha vuelto una amenaza pública. De verdad quisiera que nos quedaran algunos tontos.

ALGERNON: Sí nos quedan.

JACK: Gustaría en extremo de conocerlos. ¿De qué hablan?

ALGERNON: ¿Los tontos? ¡Ah! de la gente brillante, por supuesto.

JACK: ¡Qué tontos!

La importancia de llamarse Ernestoexiste en dos ediciones distintas. La primera es exclusivamente de Wilde y consta de cuatro actos, la segunda, responde a algunas revisiones del actor que interpretó a Jack en la producción original, George Alexander, consta de tres actos y es la que se ha estandarizado. Grosso modo, la versión original contiene algunas frases y conversaciones adicionales que dejan en claro las posturas políticas de Wilde, donde se muestra de acuerdo con varias de las observaciones y propuestas de los movimientos progresistas de su época, por ejemplo:

SEÑORITA PRISM: Cecily, eso suena a Socialismo. ¿Y supongo que sabes a lo que lleva el Socialismo?

CECILY: Ah, sí, eso lleva a la Racionalidad en el Vestir, señorita Prism. Y supongo que cuando una mujer se viste racionalmente, la tratan racionalmente. Ciertamente, se merece que así sea.

Contexto sobre La importancia de llamarse Ernesto

Con esto, Cecily se refiere a un movimiento que abogaba por ropas menos restrictivas para las mujeres, deshaciéndose de los corsés o los miriñaques y abogando por faldas más cortas o pantalones. También hay una escena con un personaje eliminado de la versión de tres actos, el señor Gribsby, quien viene a cobrar una deuda en la que incurrió Algernon mientras se hizo pasar por “Ernest” estando en un hotel. Aunque se pierden algunos matices del pensamiento de Wilde (él mismo expresó insatisfacción con los cortes), lo que la obra gana en inmediatez y prontitud de la acción es considerable.

El nombre de George Alexander nos lleva a hablar sobre el siguiente punto, que es el contexto literario de Ernesto. La pieza pertenece a los llamados “dramas de sociedad” de la Inglaterra victoriana, que, como lo explica Russell Jackson, eran el entretenimiento del público que asistía al teatro St. James, administrado por Alexander: las clases altas. Según Jackson, los dramas de sociedad ofrecían una alternativa a los excesos de los melodramas y perseguían un fin más bien didáctico, “abordaban el modo en la clase dominante se regulaba a sí misma”. Por su carácter irreverente y en apariencia insustancial, parte de la recepción inicial a Ernestoestuvo marcada por la percepción de que era obra sin nada que decir sobre la moral o las costumbres.

Los dramas de sociedad podían ser solemnes, cómicos o tragicómicos, y Wilde mismo contribuyó con piezas como El abanico de Lady Windermerey Un marido ideal, que son libretos de tono más serio que Ernesto. Dentro de este contexto, es necesario mencionar la obra Engaged(1877, “Comprometido”) de William Schwenck Gilbert, que tradicionalmente ha sido identificado como el principal antecedente de Ernestoy fue una de las comedias más populares de su época.

En la obra de Gilbert, un hombre joven llamado Cheviot Hill tiene la pésima “costumbre” de declarársele a prácticamente todas las mujeres que le llaman la atención a pesar de que ya tiene planes para casarse. El problema central de la pieza es que él se declara en un terreno fronterizo de legislación ambigua y no sabe realmente qué tan válidos sean sus votos para la mujer en cuestión; además, de la validez o no de ellos depende toda una red de arreglos financieros entre los personajes. Se trata de pieza mucho más que cínica que la de Wilde, donde el dinero predomina como motivación, pero al leerla, se evidencian las similitudes, particularmente la preocupación en torno al modo en que la “letra menuda” y la procedencia social determinan las decisiones de las personas. También hay paralelos, como una conversación entre dos personajes en la que uno de ellos no puede evitar devorar toda una bandeja de bocadillos (muffins en Ernesto, tartas con mermelada en Engaged). Por último, es posible que el citado comentario de Gwendolen en torno a los hombres y las declaraciones también una referencia a Cheviot Hill.

Bibliografía

Wilde, Oscar. (1895). “The Importance of being Earnest”. [Edición en cuatro actos]. The Complete Works of Oscar Wilde: Stories, Plays, Poems & Essays. Londres: Harper Collins Publishers.

Wilde, Oscar. (1895). The Importance of being Earnest[Edición crítica en tres actos de Russell Jackson]. Londres: A & C Black Publishers Limited.

Gilbert, William Schwenck. (1877). “Engaged”. The Gilbert and Sullivan Archive [Sitio Web]. Recuperado el 06 de julio de 2023 en: https://gsarchive.net/gilbert/plays/engaged/engaged.pdf

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