Cartagena celebra el Mes de la Afrocolombianidad con una agenda académica y cultural. Mientras abundan las estatuas y monumentos que honran la fundación española de la ciudad, los dedicados a los pueblos indígenas y africanos se cuentan con los dedos de una mano.
Empecemos: En la Plaza Benkos Biohó que rinde homenaje al más grande líder de los cimarrones e impulsador hace más de cuatro siglos del primer territorio libre en América, el primer Palenque, no tiene ninguna estatua que lo perpetúe. Solo un monumento en Palenque, y un busto en el Parque Apolo, pero con el rostro de Nelson Mandela. Lea: ¡Es un hecho! La Casa del Inquisidor tiene nuevo nombre: Benkos Biohó
En la Placita Zapata Olivella, frente a los antiguos teatros de La Matuna, ni siquiera una señal y mucho menos una estatua que honre a los hermanos Manuel, Juan y Delia Zapata Olivella. Fuera de la India Catalina como monumento, solo hay evocación de lo indígena en el monumento a los Cangrejos en Parque de Crespo.
El más grande poeta Luis Carlos López jamás ha tenido un busto o estatua, solo el nombre de una avenida, un monumento a los Zapatos Viejos, homenaje a su poema A mi ciudad nativa. Benkos Biohó, sin monumento, tiene Casa Benkos Biohó e Himno de Palenque. Si la Unesco no hubiera trazado la señalización de la Ruta de la Esclavización, Resistencia e Independencia, el asunto fuera aún más invisible.
Después de dos siglos de ostracismo y olvido oficial, se empezó a rescatar la figura del estatista y presidente Juan José Nieto, quien murió en Cartagena, y propugnó por la abolición de la esclavitud en la ciudad. Nieto ya tiene escultura en Casa de Nariño. Pasaron muchos años para que a Nieto lo dejaran entrar en la galería de presidentes de Colombia. Lea: Juan José Nieto entra a la historia con escultura en la Casa de Nariño

En Cartagena hay una Biblioteca Pública que honra su nombre. En la casa donde murió en la Calle de la Inquisición, antigua sede de Mapfre, no es visible alguna placa que recuerde que allí vivió y murió uno de los grandes pensadores políticos que ha tenido Cartagena en el siglo XIX.
La obra literaria de Nieto, ‘Ingermina o la hija de Calamar’, considerada nuestra primera novela histórica, podría leerse en el Plan Lector, al igual que ‘Chambacú, corral de negros’ (1963), la primera novela urbana de Manuel Zapata Olivella. Gestores culturales independientes de Cartagena batallan por visibilizar el legado del pensamiento de los personajes homenajeados en esta celebración, que exalta una de nuestras matrices culturales.