comscore
Cultural

Perfect Days: en lo sencillo y lo mundano está la belleza de la vida

El señor Hirayama nos recuerda que la belleza de la vida se halla en los momentos más simples y cotidianos del día a día.

Perfect Days: en lo sencillo y lo mundano está la belleza de la vida

El señor Hirayama es el protagonista de la película de 'Perfec Days'. //Tomada de Internet

Compartir

Entonces pasa el tiempo, pero sientes que el reloj avanza más lento de lo habitual. Los segundos se alargan, los días se hacen eternos. Todo lo que te gusta ahora parece pesado, casi tedioso. Es como si estuvieras atrapado en un bucle. Te abrumas, y aunque no hay un motivo claro para preocuparte, te das una palmadita en la espalda y te dices: “Vamos, campeón, solo es aburrimiento”.

Así que buscas cómo distraerte y recurres a uno de tus hobbies favoritos: ver películas. Entonces abres una plataforma y comienzas a navegar hasta que encuentras un largometraje que podría ayudarte con tu estado de ánimo. Lees lo siguiente en su sinopsis: “Hirayama vive una vida dichosa, y pasa los días alternando su trabajo limpiando baños públicos en Tokio con su pasión por la música, la literatura y la fotografía. Su estructurada rutina se ve lentamente interrumpida por encuentros inesperados que lo obligan a reconectarse con su pasado”. Esa es Perfect Days, una cinta de 2023 con el mensaje justo que necesitabas en un momento cansino del año. Lea aquí: Flow, ganadora del Óscar: un mensaje de unión para todas las edades

El señor Hirayama nos enseña que en lo mundano está lo bello de la vida. //Tomada de Internet
El señor Hirayama nos enseña que en lo mundano está lo bello de la vida. //Tomada de Internet

Perfect Days, un abrazo al corazón

Entre los suburbios de Tokio, Japón, vive el señor Hirayama (interpretado por Kōji Yakusho), un hombre de aproximadamente 70 años que transcurre sus días en una rutina constante: se levanta, se asea, desayuna y, antes de irse a su trabajo como limpiador de baños, riega sus plantas. El señor Hirayama no es de muchas palabras, es muy tímido, pero con sus acciones demuestra su educación y lo valorado que se siente de tener un empleo. Gracias a este nuestro protagonista puede alimentarse y proveerse en los dos hobbies que más ama en su adultez: la música y la fotografía.

Con el dinero que gana, compra casetes donde guarda su exquisito gusto musical, que, con el avanzar de la película, se convierte en un personaje más, pues reflejan de forma inmediata los sentimientos del señor Hirayama. Por otro lado, están las fotografías, que suele tomar a los árboles del lugar donde disfruta su receso laboral. Estas imágenes, interpretadas a posteriori, representan recuerdos preciados y momentos de paz que guarda en su corazón. Le puede interesar: Criar en tiempos modernos: lo que nos enseña Adolescencia de Netflix

El señor Hirayama vive una rutina sencilla en su día a día. //Tomada de Internet
El señor Hirayama vive una rutina sencilla en su día a día. //Tomada de Internet

Y con ese amor por lo sencillo y lo mundano, donde lo material no vale, y lo único que importa es el estar presente y vivir el momento, se desarrolla una película donde somos los testigos principales de esa rutina y simple vida que vive nuestro protagonista. Vemos como con el pasar del tiempo se vuelve más sensible a los pequeños detalles y destellos que puede tener cualquier fecha en el calendario. En pocas palabras: disfrutar de los momentos.

Recordar para no ser olvidados

Los encargados de sumergirnos en este mundo sencillo y lejos de lo pomposo y material de la sociedad actual, fueron el director alemán, Ernst Wenders y el guionista japonés, Takuma Takasaki, que nos muestran con su sensibilidad en la cámara y en la escritura, los días de una vida, donde los amaneceres y anocheceres se sienten como “un abrazo al corazón”, hasta que de la misma forma dejan de serlo.

Con una dirección sutil, simple e impactante, acompañada por una gran banda sonora, Wenders, convierte esos bellos momentos pasados de la vida, en preguntas e inquietudes sobre el futuro de la misma.

El señor Hirayama siente que con el pasar del tiempo, todo se le vuelve monótono e inesperadas visitas del pasado le hacen cuestionarse su futuro.

Esa visita es la de su sobrina, Niko, quien llega tras escapar de su casa, luego de una pelea con su madre. Niko es todo lo contrario a nuestro protagonista, vive en la ciudad con su madre de estrato alto, pegada a los celulares y la tecnología, no obstante, también tiene una sensibilidad por la vida, que parece haberla heredado de su tío.

Niko y el señor Hirayama nos muestran que las conexiones son fundamentales para mantenernos en el recuerdo. //Tomada de Internet
Niko y el señor Hirayama nos muestran que las conexiones son fundamentales para mantenernos en el recuerdo. //Tomada de Internet

Hirayama se ve afectado por un cambio en su rutina tras la llegada de su sobrina, a quien no veía desde hacía muchos años. Ella cumple un papel fundamental durante los minutos en los que aparece en el largometraje, ya que lo lleva a confrontar sentimientos del pasado que había mantenido ocultos y que en su vida actual no se había cuestionado: la soledad, la ansiedad y el miedo a ser olvidado. Más Facetas sobre cine aquí: “The Chosen”: por qué nadie quiere perderse esta serie sobre Jesús

En uno de los momentos que más me gustó de la película, luego de un reconfortante paseo en bicicleta, su sobrina le pregunta: “¿Por qué tú y mi mamá no se llevan bien?”, a lo que Hirayama responde: “El mundo está formado por muchos mundos. Algunos están conectados y otros no. Mi mundo y el de tu mamá son muy diferentes”.

Con estas palabras, hace referencia a un pasado en el que lo tenía todo, pero que no lo satisfacía. No deseaba esa forma de vida llena de lujos, pero vacía de sentido. Prefería la simplicidad y la calma, aunque ello implicara renunciar a ciertos vínculos.

El clímax llega con un poderoso reencuentro con su hermana, que deja al señor Hirayama inmerso en la nostalgia de lo que tuvo, el anhelo de lo que ya no está y la esperanza de lo que, quizás, aún pueda recuperar tras años de una vida sencilla.

Niko y el señor Hirayama en una de las escenas más emblemáticas de la película. //Tomada de Internet
Niko y el señor Hirayama en una de las escenas más emblemáticas de la película. //Tomada de Internet

Esta película deja un mensaje claro: la vida se forja de los pequeños momentos que almacenas en tus recuerdos, el tiempo pasará, se volverá incluso monótona a veces, pero nunca podrás olvidar lo sencillo que es disfrutar en la tranquilidad de lo normal.

Si quiere disfrutar de esta película, puede encontrarla en la plataforma de Mubi.

Únete a nuestro canal de WhatsApp
Reciba noticias de EU en Google News