El capitán del galeón San José vuelve a suspirar, gracias a la ficción. El galeón San José no es una momia en el fondo del mar. Es una viva y palpitante obsesión del novelista colombiano Marco T. Robayo (Bogotá, 1961), quien presenta varias sorpresas en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBO) de 2025, como escritor y editor. Es el autor de una decena de novelas históricas sobre Cartagena de Indias, entre ellas, su novela “A la caza del galeón San José” (Planeta, 2023), que tiene nuevas versiones en edición gráfica y en cómic, además, sus novelas “El laberinto blanco”, “Scarlett”, “Transmigración”, “El gran genocidio”, “Una vida para Steven”, “Piel de ébano”, “El hombre en el espejo” y “Aleluya”.
La ficción ha llegado a convertirse en soplo revitalizador de luz sobre la oscuridad y el enigma de ciertas historias. Pero la realidad de ese galeón sumergido el 8 de junio de 1798, hace 317 años, supera todas las ficciones, y ha nutrido a novelistas, cineastas, pintores, artistas, historiadores y exploradores. El cargamento de oro y plata, por valor de 11 millones de pesos de la época, fue atacada por buques ingleses y se hundió con su cargamento en la Batalla de Barú. Las disputas siguen vivas entre colombianos, españoles e ingleses. Pero el galeón, intacto en la soledad del abismo, es una historia que no cesa. Conversamos con el escritor Marco T. Robayo para Facetas. Lea también: Videomapping del Galeón San José en las murallas: horarios y fechas
Cuéntenos, la experiencia que tuvo con su novela sobre el Galeón San José, en versión novela gráfica.
Mi aventura con la novela gráfica del galeón San José comenzó con un descubrimiento emocionante. La fusión de texto e imagen me cautivó, pues permitió crear una experiencia visual y emocional intensa. El resultado me reveló su magia: accesibilidad para lectores de todas las edades, dinamismo en la secuencia de paneles y viñetas, versatilidad en géneros y temas. Me enamoré de su capacidad para evocar emociones intensas y crear empatía con los personajes. Mi objetivo era compartir esta pasión con otros. Quería acercar a los lectores a la historia, presentando hechos históricos de manera atractiva. Deseaba fomentar la lectura, inspirar la creatividad y la reflexión, abordar temas sociales y preservar la memoria cultural.

Con un guionista y el grupo de ilustradores, tomamos la novela escrita originalmente en prosa y se le dio la temática que hoy conocemos con el nombre de “A la caza del galeón San José”. Quisimos que su diseño abarcara una amplia gama de lectores, desde los más pequeños, a los que se les llevaría de la mano en conceptos básicos como tamaño, color y texto. Con esos conceptos se les enseñó a reconocer imágenes y secuencias, estimulando su curiosidad. Juntos creamos hábitos lectores y compartimos la experiencia con padres y educadores. Y entonces, algo mágico sucedió. Los lectores comenzaron a crecer, La novela gráfica se convirtió en una herramienta poderosa, acercando a los lectores a los libros y fomentando una relación duradera con la lectura. Me sentí afortunado de ser parte de ese viaje. Lea también: Galeón San José: reiteran que es patrimonio cultural y no hallazgo privado
¿Qué singularidades, aportes e innovaciones percibe en este auge contemporáneo de la novela gráfica?
En la vibrante escena de la novela gráfica contemporánea surge una revolución creativa que redefine las fronteras de la narrativa. Autores innovadores rompen moldes, experimentando con técnicas como el monólogo interior y la narración no lineal. La diversidad de géneros es deslumbrante: ficción histórica, ciencia ficción, realismo mágico y posmodernismo se entrelazan en mar de posibilidades. Muchos ilustradores visionarios fusionan imágenes y texto, creando experiencias únicas. Temáticas actuales como la identidad, la globalización y la desigualdad social se abordan con profundidad. La interactividad se incorpora mediante hipertexto y multimedia, acercando al lector. No es un secreto que la novela gráfica atrae a autores diversos, enriqueciendo la literatura con perspectivas innovadoras. Su impacto es tal que ha moldeado la cultura contemporánea, generando conciencia y promoviendo diálogos sobre temas sociales y políticos. La fusión de arte y narrativa es un reflejo del mundo actual: complejo, diverso y en constante evolución.
¿Cómo descubre esa veta de la historia para transmutarla en ficción?
En el laberinto de las calles cartageneras y esos adarves de las murallas, que son besadas por el sol, mientras el mar bamboleante susurra sus secretos, encontré un lienzo rico en cultura que me permitió escudriñar en el pasado y redescubrir algunos aspectos fascinantes del legado colonial que nos brinda esta ciudad. En su entorno es imposible no percatarse, bajo el embrujo caribeño, de ese olor a pasado, dolor y libertad. Sus mansiones, provistas de aljibes y balcones de madera, nos transportan unos siglos atrás, permitiéndonos escuchar los murmullos que por momentos desentrañan sus muros gruesos y pesados.
La transmutación comienza en el silencio de esas viviendas coloniales, donde la historia se funde con mi imaginación. Los personajes emergen de esas paredes de piedra coralina, con ventanas y portones de madera y tejas de barro cocido, al llegar sus voces a mis oídos siseando narraciones que complementadas con la ficción, tejen un fino tapiz de realidad histórica, con una delicada pincelada de fantasía. Lea también: Galeón San José: nuevos hallazgos serían revelados en 2025
La investigación realizada en documentos, crónicas y libros, ha sido decisiva a la hora iluminar el camino para descubrir la esencia de Cartagena de Indias. En mi obra, el Corralito de Piedra es un personaje que respira, sufre y ama.
Su historia es una fuente inagotable de inspiración, por lo que mi pluma, impulsada por la pasión, tuvo el privilegio de escribir lo que le escuché contar a la ciudad. De esa manera, vi nacer, en mi estudio de Dallas, a obras tales como El gran genocidio, Piel de ébano, Aleluya, A la caza del galeón San José y El misterio de la Clarisa.