Entre el candente sol cartagenero, largas y entretenidas caminatas y el deseo de una bebida natural y deliciosa, aparece Coco Frío como un oasis en medio del desierto.
Ese manantial tropical es un puesto ambulante, tipo carreta de madera, repleto de cocos y bebidas con alcohol donde Santos Palencia Rodríguez, de 51 años, se gana la vida y ayuda a su familia.

Está ubicado entre los árboles que rodean el monumento a las Botas Viejas, en el Pie del Cerro, y se ha convertido en una parada esperada para los turistas que visitan la ciudad.
A Santos lo conocen como ‘Papales’, vive en el sector Ricaurte de Olaya Herrera, y desde hace algo más de 21 años se dedica a vender agua de coco en sitios importantes y turísticos de la ciudad. Lea: Hamilton, el artista cartagenero en la lista de Billboard 2025
“Mi trabajo me ha permitido ayudar a mi familia. A mí me dicen ‘Papales’ por papá...es que yo tuve 10 hermanos y soy el mayor, entonces desde pequeño los he ayudado mucho, como un padre, porque el nuestro no estaba”, contó el vendedor informal.

Relató que llegó a la venta de agua de coco por casualidad y que su puesto quedaba en el Mercado de Bazurto. “Luego me pasé para las Botas Viejas en el Pie del Cerro y me ha ido bien aquí. A veces me paso para el Castillo San Felipe, todo depende de los turistas que lleguen”, contó ‘Papales’, quien comienza su jornada laboral a la 1 de la tarde y termina a las 11 de la noche.
Este año, el Festival del Frito amplió su espacio para la atención de comensales, dejando a ‘Papales’ y su negocio Coco Frío dentro del importante evento, lo que a este trabajador informal le hace sentir feliz y muy agradecido.

“Gracias al alcalde Dumek y a todo el equipo de trabajo que nos vinculó en el festival porque han llegado más clientes, las ventas son muy buenas y eso es lo importante”, expresó el trabajador que guarda sus elementos de trabajo en un parqueadero cercano que es propiedad de una mujer a la que él considera un ángel para los vendedores ambulantes porque “nos guarda y cuida las cosas”.
Durante dos décadas, ‘Papales’ ha dependido de los cocos por lo que para él este producto lo es todo. “Yo preparo agua de coco con bebidas alcohólicas, hago piña colada, lo que me digan lo preparo. Esta agua es buena para la salud, además de deliciosa y muchos turistas la buscan. En mi puesto he tenido extranjeros de todas partes del mundo”, contó.
‘Papales’ tiene tres hijos y cinco nietos y en ellos trata de sembrar la semilla del amor por el trabajo, la honradez, la lealtad y el respeto, valores con los que se identifica.