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Cultural

Viaje por la otra vida: El tren nocturno de la vía láctea de Miyazawa Kenji

A pesar de no estar terminada, es la historia más famosa de su autor y un clásico de la literatura japonesa, adaptado en múltiples ocasiones y a diversos formatos.

Viaje por la otra vida:  El tren nocturno de la vía láctea de Miyazawa Kenji

Escena de la adaptación cinematográfica de 1985 de El Tren Nocturno de la Vía Láctea. //Foto: tomada de internet.

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Miyazawa Kenji (1896-1933) pertenece al grupo de escritores de fama grande, pero póstuma. En vida, sólo publicó unos pocos poemas y relatos. Tras su pronta muerte, dejó una variada y considerable cantidad de textos en manos de su hermano Seiroku. Su obra, recopilada, organizada y editada (no sin algunas dificultades) bajo la supervisión de su familia, lo convirtió en uno de los escritores japoneses más conocidos del siglo XX. Sus trabajos más populares son sus historias para niños, siendo la más conocida de ellas El tren nocturno de la vía láctea (1934), que relata el viaje de dos muchachos por una versión muy personal de la otra vida.

Escena de la adaptación cinematográfica de 1985 de El Tren Nocturno de la Vía Láctea. //Foto: tomada de internet.
Escena de la adaptación cinematográfica de 1985 de El Tren Nocturno de la Vía Láctea. //Foto: tomada de internet.

Es importante señalar que el cuento tiene una historia editorial algo accidentada. Como lo afirma el investigador John Holt, quedó sin terminar a la muerte de Miyazawa y fue escrito y reescrito a lo largo de varios años, entre comienzos de los 20 y comienzos de los 30. Los manuscritos sólo permiten hablar de dos versiones inacabadas, siendo la segunda la más conocida y fácil de conseguir. La investigadora y traductora Sarah Strong muestra que ellas difieren principalmente en el comienzo y el desenlace, pero el grueso de la acción es prácticamente el mismo y la primera deja ciertos detalles e ideas mucho más claros; por eso, es bueno tener ambas en cuenta a la hora de apreciar y analizar El tren nocturno.

Miyazawa Kenji a finales de los años 20. //Foto: tomada de internet.
Miyazawa Kenji a finales de los años 20. //Foto: tomada de internet.

Sinopsis de Viaje por la otra vida: El tren nocturno de la vía láctea de Miyazawa Kenji

Todo comienza con un joven llamado Giovanni, quien vive triste porque lo acosan en la escuela. Las razones pueden inferirse en la segunda versión, pero en la primera es más explícito que su familia es relativamente pobre y entre los chicos corre el rumor de que su padre ausente es un cazador furtivo y está en prisión. El único que no se ríe de Giovanni es un muchacho llamado Campanella, amable y muy callado, por quien él siente un gran apego. En la primera versión, Giovanni casi no se atreve a hablarle, aunque desea fervorosamente ser su amigo; en la segunda, ambos niños tienen una amistad incipiente.

Una noche, el pueblo se reúne para celebrar el llamado Festival de las Estrellas o del Centauro. Giovanni quiere participar, pero los chicos vuelven a mofarse de él y decide irse solo a una colina apartada. De repente, surge un intenso resplandor y Giovanni es transportado dentro de un tren, donde descubre que viaja junto a Campanella. Esto lo llena de alegría, aunque el lector puede adivinar que algo extraño pasa con su compañero.

Giovanni (derecha) y Campanella (izquierda). Escena de la adaptación cinematográfica del cuento. //Foto: tomada de internet.
Giovanni (derecha) y Campanella (izquierda). Escena de la adaptación cinematográfica del cuento. //Foto: tomada de internet.

Los muchachos se dan cuenta de que el tren cruza por la Vía Láctea y las constelaciones del firmamento. A lo largo del viaje, conocen a varios personajes, como un paleontólogo, un cazador de pájaros y un tutor que cuida de dos hermanos. A partir de las discusiones que sostienen con ellos y de las descripciones del paisaje fuera del tren, el lector y los chicos van adivinando, poco a poco, que el viaje por la Vía Láctea también es un viaje por el Más Allá y que cada uno de los pasajeros se dirige a la Eternidad de su preferencia. Alucinado, Giovanni espera poder viajar con Campanella por siempre hasta los confines del universo, pero entonces Campanella desaparece y él queda desconsolado.

En este punto, las dos versiones difieren una vez más. En la primera, Giovanni sigue en el tren y conversa con un hombre llamado Bulcanillo, quien le explica el significado de todo lo que vio durante su viaje a manera de consuelo. En la segunda, Giovanni descubre que estaba soñando y regresa al pueblo. Ahí, se entera de que Campanella había muerto ahogado salvando a un compañero de clase que cayó al río, lo cual lo le hace comprender el significado de todo lo que vio y aprendió en el tren.

Impresiones de Viaje por la otra vida: El tren nocturno de la vía láctea de Miyazawa Kenji

A pesar de que la acción es relativamente dispersa, El tren nocturno de la vía láctea es una lectura compleja, llena de símbolos y reflexiones sobre la vida, la muerte, la felicidad y la religión. Sarah Strong y Paula Martínez Inés dedican apéndices enteros de sus respectivas traducciones a dilucidar los aspectos más opacos de la historia para el lector promedio, pues mezcla conceptos budistas, imágenes cristianas, agronomía, astronomía y geología (disciplinas que fascinaban al autor). Por mi parte, sólo tengo dos cosas sobre las que me puedo expresar con certeza: la atmósfera del cuento y su tema central.

El tren nocturno es una historia onírica de principio a fin. Los personajes y objetos del tren aparecen de súbito y desaparecen con la misma facilidad; nada tiene una presencia estable, un lugar que está completamente lleno puede quedar fantasmagóricamente vacío al momento siguiente, de vez en cuando suena música sin una fuente identificable, los pájaros pasan de ser carne a ser golosinas. El mundo del Más Allá no sigue las lógicas de la vida en la Tierra y diferentes paraísos coexisten, trátese del Cielo cristiano o de las Tierras Puras budistas.

La Vía Láctea aparece como un río de “aguas magníficas, más transparentes que el vidrio y el hidrógeno”, rodeado de praderas llenas de gramíneas, gencianas “tan bellas que parecían talladas en piedras lunares” y “postes piramidales que brillaban con fulgores azulosos”, de un lecho de granos de arena en cuyo interior “resplandecen unas llamas diminutas”. Hay fauna en ella (garzas, urracas, animales fosilizados) y cada constelación asume una forma concreta: la cruz del Sur y la del Norte son cruces gigantescas, el Cisne es una parada de tren y Escorpión es una llama fulgurante. Es un paisaje de carácter sobrenatural.

Página de una de las adaptaciones del cuento al cómic, hechas por Masumura Hiroshi. Muestra el episodio del cazador de pájaros. //Foto: tomada de internet.
Página de una de las adaptaciones del cuento al cómic, hechas por Masumura Hiroshi. Muestra el episodio del cazador de pájaros. //Foto: tomada de internet.

El cuadro lo completa el protagonista, Giovanni, quien frecuentemente da muestras de una profunda soledad, ya sea que hable de todo el tiempo que consume su trabajo en una imprenta, de lo mal que se portan los otros muchachos con él o de lo mucho que le gustaría estar toda la vida con Campanella. La primera versión del relato no podría ser más clara al respecto: “Quiero irme lejos. Quiero dejarlos a todos atrás y largarme sin detenerme, para siempre. Pero si Campanella viniera conmigo y los dos nos largáramos para siempre […] sería maravilloso”.

Y aunque el sueño de Giovanni no se cumple y Campanella está muerto, el significado de todo el viaje acaba siendo positivo. En este punto, es necesario hablar sobre uno de los episodios más importantes del relato, la explicación tras el fuego incesante de la constelación de Escorpión. No sólo es una referencia al brillo de su estrella principal, Antares, sino que la historia plantea un mito donde un escorpión caza con malicia y luego huye al verse cazado por una comadreja. Cae en un pozo y muere ahogado. En sus últimos momentos, piensa:

Hasta ahora he vivido a base de quitarle la vida a incontables criaturas, pero cuando me tocó a mí el papel de la presa y la comadreja estuvo a punto de atraparme, seguí huyendo […] ¿Por qué no fui capaz de dejar que la comadreja devorara mi cuerpo sin ofrecer resistencia? De haberlo hecho, ella habría vivido un día más. Dios, te lo imploro […]. No dejes que mi muerte sea en vano en mi próxima vida; usa mi cuerpo de modo que sirva para que todos alcancen la felicidad plena.

Aunque es parecido al sacrificio de Jesús en pro de la humanidad, el concepto operante aquí es de los bodhisattvas como se entienden en el budismo mahayana (el más común en Japón): seres llenos de compasión que han postergado su llegada al nirvana para ayudar a todos los demás a transitar el mismo camino y alcanzar, sí, la felicidad.

El mito del Fuego del Escorpión. Página de una de las adaptaciones al manga de Masumura Hiroshi. //Foto: tomada de internet.
El mito del Fuego del Escorpión. Página de una de las adaptaciones al manga de Masumura Hiroshi. //Foto: tomada de internet.

El cuento está lleno de muertes bajo el agua y de autosacrificios en favor de otra persona: el escorpión se ahoga y pide ser inmolado eternamente por el bien de todos, Campanella muere ahogado tratando de salvar a un compañero, el tutor y los dos hermanos son víctimas del Titanic y se ahogan porque él decide no dejar a los niños a su suerte y asustados en los botes salvavidas, sino tratar de llevarlos al Cielo y cargar él solo con la culpa. ¿Por qué el agua es recurrente? Porque las palabras para denotar a la Vía Láctea en japonés son ginga, “río plateado”, y ama no kawa, “río celestial”. Como lo nota John Holt, el agua funge como un puente entre el mundo de los vivos y el de los muertos en muchas de las obras de Miyazawa.

“Haría cualquier cosa por hacer feliz a mi madre […] Pero ¿qué la haría feliz? […] Bien pensado, realizar una buena obra hace sentir bien a cualquiera”, dice Campanella. “No me importaría en lo absoluto hacer lo que hizo el escorpión y dejar que quemaran mi cuerpo cien veces si con ello consiguiera que todos fueran felices […] Me pregunto qué debe ser la felicidad plena”, dice Giovanni. Esta simple consigna es, a fin de cuentas, lo que el autor pregona a través de su obra y lo que el protagonista descubre a través de su viaje, la idea de “construir un lugar mejor que el cielo aquí mismo” en la Tierra, de que el camino hacia ese objetivo es variable y de que ninguna acción que redunde en el bien de los demás es en vano, aún si acaba con nuestras propias vidas.

Representación del bodhisattva de la compasión Avalokiteśvara, conocido en japonés como Kannon. //Foto: tomada de internet.
Representación del bodhisattva de la compasión Avalokiteśvara, conocido en japonés como Kannon. //Foto: tomada de internet.

Trasfondo adicional

Tradicionalmente, se ha pensado que Miyazawa compuso el relato como una forma de procesar la muerte de su hermana Toshi, idea propuesta por el investigador Irisawa Yasuo. Otra explicación, que a mi modo de ver es más convincente y tiene más sustento en la correspondencia y los diarios del autor, es la de Sugawara Chieko, Ryumonji Bunzou y John Holt, quienes proponen que la historia es una representación de las creencias religiosas de Miyazawa, seguidor fanático de la escuela budista Nichiren y decepcionado de no poder convertir a ella a su amigo de toda la vida, Hosaka Kanai.

Sea cual fuera la razón de Miyazawa, creo que las buenas intenciones del relato y de la aplicabilidad general de su mensaje son lo que le han permitido trascender a pesar de su fuerte contenido religioso, que tanto académicos como lectores y artistas han tendido a dejar a un lado, como lo señalan los investigadores John Holt y Gerald Scott Iguchi.

Ejemplo de esto último es la adaptación más conocida de la historia, la película de 1985 del estudio Group TAC, dirigida por Sugii Gisaburo. La cinta está parcialmente inspirada en el trabajo de Masumura Hiroshi, quien adaptó ambas versiones del cuento al cómic en 1983 y representó a los personajes como gatos.

Según el mismo Sugii le explicó a Masumura en una entrevista, eliminó una escena del cuento donde había una confrontación religiosa por considerar que, al plantear la duda, el mismo Miyazawa estaba poniendo en entredicho que hubiera un camino específico hacia la felicidad, fuera por el budismo o el cristianismo o cualquier otra forma de espiritualidad; la es una cuestión que, a fin de cuentas, trasciende a las religiones.

Para cerrar, diré que la cinta es bastante fiel al cuento en tono y en atmósfera, un complemento perfecto que en nada demerita a la obra original.

Los interesados pueden verla con subtítulos al español y en calidad aceptable aquí:

Obras consultadas

Miyazawa Kenji. (1934). El tren nocturno de la Vía Láctea (traducción al español de Paula Martínez Sirés). Edición de Satori.

Miyazawa Kenji. (1934). Night of the Milky Way Railway (traducción al inglés de Sarah M. Strong). Edición de M.E. Sharpe Inc.

Masumura Hiroshi. (1983). Ginga Tetsudō no Yoru (versión japonesa). En https://archive.org/details/gingatetsudounoyoru_001_283

Gisaburo Sugii [director]. (1985). Night on the Galactic Railroad (versión japonesa, subtitulada al inglés). Producida por Group TAC.

Benjamin Ettinger. (2004). “Gisaburo Sugii vs. Hiroshi Masumura”. Publicado en el sitio web Anipages. En https://web.archive.org/web/20201111190500/http://www.pelleas.net/aniTOP/index.php/gisaburo_sugii_vs_hiroshi_masumura

Gerald Scott Iguchi. (2006). Nichirenism as Modernism: Imperialism, Fascism, and Buddhism in Modern Japan (Tesis de Grado). Presentada para la University of California. En https://escholarship.org/uc/item/53m639t5

John Holt. (2014) “Ticket to Salvation: Nichiren Buddhism in Miyazawa Kenji’s Ginga tetsudō no yoru”. Publicado en la revista World Languages and Literatures Faculty Publications and Presentations. En https://pdxscholar.library.pdx.edu/wll_fac/50

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