El Museo de Arte Moderno de Cartagena ‘Enrique Grau’ y los Amigos del Museo se sienten orgullosos de recibir tres piezas donadas por Ignacio Mejía, provenientes de la colección Jorge Child.
La artista Cecilia Porras utilizó el autorretrato en muchas de sus obras, y la llegada de estas piezas permite a la ciudadanía conocer cómo la vieron y retrataron dos de sus amigos: Enrique Grau y Juan Antonio Roda, dos célebres artistas del retrato en Colombia. Lea: Yolanda Pupo cuenta la historia del Museo de Arte Moderno de Cartagena
Además de estos dos retratos, se incluye el “machote” del libro nunca publicado Cecilia Porras, su vida y su obra, con fotografías del reconocido fotógrafo y artista Nereo López.
“La adquisición y donación fue posible gracias a la gestión de los Amigos del MAMC y la colaboración de una AMIGA, Úrsula Sola, quien viajó especialmente a Francia para recoger las piezas y las trajo consigo, literalmente ‘debajo del brazo’”, informó el museo.
El patrimonio artístico de Cartagena de Indias y del Caribe está de celebración con la llegada de estas obras, su ingreso a la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Cartagena y a la sala dedicada a la artista.
Sobre el arte de Cecilia Porras
Cecilia Porras (Cartagena 1920-1971), fue una ráfaga breve y perdurable en la vida artística de la ciudad y el país, y su actitud y su devoción por las formas estéticas más allá de la pintura, hicieron de ella una criatura elegida. Todos sus arlequines y sus ángeles que cruzan el aire, todos sus bodegones, sus retratos de la soledad y el desamparo y sus autorretratos, persiguen atrapar la luz recóndita de Cartagena de Indias. Lea: Cecilia Porras: Una maravilla desconocida

Cecilia Porras irrumpe en el panorama artístico del Caribe y el país en 1945 al ganar con un autorretrato una Mención de Honor en el Primer Salón de Artistas Costeños, celebrado en la Biblioteca Departamental de Barranquilla. Se inició pintando escenas religiosas que satisfacían las creencias católicas de su padre, el historiador Gabriel Porras Troconis. Discreta y silenciosamente asume el retrato y los paisajes marinos y urbanos con una perspectiva geométrica y una evocación cubista que aún reinaban en el espíritu creativo de esos años.

La paleta de la artista se fija en los grises y azules, en las tonalidades sombrías y nostálgicas como en el que ella considera su primera obra “Calle de Sincelejo”, realizado en 1948.
La producción artística de Cecilia Porras entre 1956 a 1958 llega a su esplendor, según el juicio de Álvaro Medina, pero ese nivel altísimo se ve quebrantado a principios de los años sesenta cuando la artista retoma la figura humana en grandes dimensiones y se extravía del camino inicial.