En la ciudad donde las palabras de Gabriel García Márquez aún resuenan entre las murallas coloniales, un grupo de 20 niñas y niños de Iberoamérica se reunió para celebrar la escritura, la imaginación y la cultura del Caribe colombiano. Eran los ganadores de ‘Macondo sí tiene quién le escriba’, concurso de cuentos organizado por la Fundación Gabo y CAF (Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe).
Este proyecto, que en su primera edición recibió más de 2.000 relatos y que se encuentra en convocatoria para la segunda, ha abierto una puerta para que jóvenes autores compartan sus visiones del mundo.
El concurso está pensado para niños y niñas de entre 10 y 13 años, y se ha convertido también en plataforma única para explorar la complejidad de la imaginación infantil y para que cada niña y niño que decida participar, plasme en su relato una visión profunda y original que demuestre capacidad extraordinaria para investigar y crear historias. Lea también: Turismo literario: tres tours para recordar a Gabriel García Márquez
Como mencionó Jaime Abello, director de la Fundación Gabo, durante el cierre de la primera edición, con este concurso “estamos creando una nueva generación de contadores de historias”. Y es que, para muchos de los participantes, la escritura es una herramienta poderosa para entender y narrar su realidad, para expresarse en un mundo que, en su mayoría, no ha aprendido a escuchar a los niños.

Los padres y docentes que acompañaron a los menores en esta travesía creativa fueron testigos de cómo este certamen no es solo un reto literario, también una oportunidad para aprender y crecer. “Todos fuimos niños, Gabo, por ejemplo, leyó libros maravillosos siendo un niño y luego creció para escribir libros mágicos como ‘Cien años de soledad’”, mencionó Roberto Quevedo, padre de Santiago, uno de los niños ganadores que visitó a Cartagena desde México.
Macondo, en manos de las nuevas generaciones
El concurso de relatos no solo conecta a los niños con el acto de escribir, sino con la herencia cultural de Gabriel García Márquez y su universo literario. Durante la premiación en Colombia, los niños y niñas ganadores -que llegaron desde nueve países de la región iberoamericana-, no sólo recibieron un trofeo inspirado en los icónicos peces de filigrana de ‘Cien años de soledad’, también participaron en actividades que les permitieron seguir los pasos de Gabo en el Caribe colombiano. Lea también: El argentino Miguel Velárdez ganó la beca Michael Jacobs de crónica viajera
Mediante visitas a lugares emblemáticos como el Castillo San Felipe, el Restaurante La Cueva, en Barranquilla; o la Casa Museo, en Aracataca, los jóvenes escritores descubrieron cómo la vida y obra de García Márquez puede inspirar sus propios relatos.
Además de la premiación y las actividades en Cartagena, uno de los grandes logros de ‘Macondo sí tiene quién le escriba’ fue la publicación de los cuentos ganadores en una antología especial, disponible en formato impreso y digital (como descarga gratuita).
Más allá del aspecto literario, el concurso también ofrece una radiografía del nivel educativo en la región. Los relatos reflejan tanto la creatividad como las habilidades de lectoescritura que los niños y niñas han desarrollado en sus entornos escolares. De acuerdo con Alejandro Mouthon, coordinador de programas de la Fundación Gabo: “El resultado del concurso es un mosaico diverso que nos permite comprender mejor cómo se están formando las nuevas generaciones de escritores en América Latina y el Caribe, ya que cada cuento es también una ventana a la realidad y los intereses de los niños y niñas, que no solo nos revela sus preocupaciones y sus sueños, sino también su acceso a herramientas de investigación y lectoescritura”. Lea también: La Fundación Gabo en la búsqueda de la nueva generación de escritores
Un legado que se expande por toda Iberoamérica
La segunda edición del concurso está en marcha, y la expectativa es que este año sean aún más los niños y niñas que se animen a escribir y a compartir sus relatos. La convocatoria estará abierta hasta el próximo 6 de noviembre, y se espera que cientos de niños y niñas escritores se sumerjan en el universo de Macondo, no solo para leerlo, sino para recrearlo y hacerlo suyo. Porque al final, como bien lo dijo Gabo, “la vida no es lo que uno vivió, sino cómo la recuerda para contarla”. Y ahora, los niños de Iberoamérica tienen la oportunidad de contarla a su manera, con todas las herramientas que ofrece su imaginación infinita.