Este 6 de agosto se cumplen 80 años del natalicio del pintor, grabador y escultor cartagenero Darío Morales López (Cartagena, 6 de agosto de 1944 - París, 21 de marzo de 1988). Es una de las grandes figuras del arte en Colombia en el siglo XX. Es increíble que Cartagena deje pasar esta fecha del gran artista colombiano que dejó un inmenso legado al arte nacional, al partir temprano, antes de cumplir sus 44 años, hace 36 años.
El artista ha dejado este nuevo legado a las actuales generaciones de los cartageneros que conocieron a este pintor inmenso que nos honra ante Colombia y el mundo, con su extraordinaria obra pictórica y escultórica. Darío era un gigante como ser humano y como creador artístico.
Darío estudió en la Escuela de Bellas Artes de Cartagena, a sus 11 años, y era el único niño que entraba a escondidas a la clase frente a la modelo desnudo, a escondidas de la directora y de sus padres. El compinche maravilloso era el eterno celador Veguita, que miraba a su alrededor para que la directora no viera entrar a clases a Darío Morales. A los 14 hizo su primera exposición. Lea aquí: ‘¡Ay, Carmela!’ y otros eventos en agosto en el Teatro Adolfo Mejía

Perteneció al Grupo de los 15 que promovió Pierre Daguet. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional, en Bogotá. Exhibió su primera individual en 1968 en la Biblioteca Nacional de Bogotá. Estudió Grabado en el Atelier 17, con S. W. Hayter. Lea aquí: Gaby Arenas: la cartagenera que ha tenido una vida fuera de serie
Fue el primer artista en Cartagena, en decidir reposar para siempre en las infinitas olas.
El artista cartagenero Darío Morales. Cuando supo que la muerte se aproximaba inexorablemente, el artista forjó una serie de naturalezas muertas. aferrándose al volumen y a la piel de la realidad que se le escapaba a sus 44 años. Planeó que su cuerpo fuera cremado y sus cenizas se arrojaran al mar de Cartagena, allí frente al gigantesco estudio que estaba construyendo en la vieja casa de Pedro Romero en la Calle Larga.
“Sus cuadros no se parecen a la vida, sino a los sueños recurrentes”, dijo Gabo.