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Cultural

El Cabildo de Getsemaní en las buenas manos de mujeres

Un grupo de 25 mujeres de distintos sectores de Cartagena de Indias se encuentran para un mismo fin: llenar de color las Fiestas de Independencia.

El Cabildo de Getsemaní en las buenas manos de mujeres

Con una base teórica antes de la práctica, las mujeres conocen la historia de Cartagena y su relación con las festividades. //Foto: cortesía.

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Son 25 mujeres las que cada sábado se encuentran religiosamente en la sede de la Escuela Taller Cartagena de Indias para recibir la formación que a algunas les ha cambiado la vida.

Se trata de un proyecto liderado por la Fundación Gimaní Cultural con el apoyo del programa de Juntanza Étnica de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la ONG norteamericana ACDI VOCA; el proyecto consiste en la capacitación teórica y práctica en costura para el diseño y elaboración de trajes tradicionales para el Cabildo de Getsemaní, uno de los desfiles más largos de Colombia y que tiene lugar durante las Fiestas de la Independencia.

La formación fue realizada por primera vez en el 2023, pero este año son más mujeres las que reciben esta capacitación desde el mes de octubre; una posibilidad que les permite no solo aportar a las festividades culturales de noviembre sino generar ingresos propios ya que algunas de ellas usan la confección como pasatiempo pero ahora han aprendido a hacerlo de manera profesional. Lea aquí: Conozca a Nelson Herrera, el alma del Parque Centenario

Los trajes son elaborados por el grupo de beneficiarias del proyecto. //Foto: Luis Herrán- El Universal.
Los trajes son elaborados por el grupo de beneficiarias del proyecto. //Foto: Luis Herrán- El Universal.

La iniciativa surgió desde la Fundación Gimaní Cultural debido a la alta demanda de trajes que son encargados para la festividad y que usualmente eran traídos de otras ciudades como Barranquilla y Bogotá. “La mayoría de mujeres viven en lugares cercanos a donde cruza el Cabildo, están en Torices, San Francisco y de otros sectores de la ciudad. A ellas les llama la atención la costura y nosotros tratamos de enfocarlo para que las mujeres aprendan y usen el conocimiento para generar ingresos”, explicó Miguel Caballero, presidente de la organización.

Sin embargo, antes de confeccionar los diseños a gran escala, las mujeres hacen la prueba en trajes para barbies o cualquier otro tipo de muñeca que sirva como modelo. Sobre la mesa en la que están expuestas hay más de veinte, todas vestidas por trajes meticulosamente elaborados en su mayoría de manera manual por las mujeres.

Este año las prendas corresponden a cuatro danzas tradicionales: el congo, la cumbia, el garabato y el cabildo, por lo tanto antes de elaborar los vestuarios, deben tener en cuenta los movimientos que realicen los bailarines en la danza, de manera que si la persona debe alzar los brazos en repetidas ocasiones, entonces el diseño no puede estar muy ajustado en esa parte. Para eso, se las ingenian para acomodar a las muñecas con botellas de plástico, pedazos de alambre y otros materiales que les permitan permanecer de pie. Lea aquí: Un grupo de mujeres restaura el manglar de La Boquilla

Las mujeres se dedican a la costura de trajes típicos para el Cabildo de Getsemaní. //Foto: Luis Herrán- El Universal.
Las mujeres se dedican a la costura de trajes típicos para el Cabildo de Getsemaní. //Foto: Luis Herrán- El Universal.

“El cabildo es un juego del poder perdido, los esclavizados fueron despersonalizados para poderlos dominar. Cuando los trajeron, ellos empezaron a generar señas y sonidos con el fin de comunicarse. A través de los cabildos lograron agruparse y entonces comenzaron a jugar al poder”, relató Caballero. De esta manera, las personas esclavizadas, viéndose despojadas de sus creencias, costumbres y saberes se unieron en cabildos en los que se simula una corte real con danzas que simulan los bailes de las cortes europeas pero de manera burlesca. “Eso lo logran usando sonidos de percusión y movimientos de cadera”, precisó Caballero.

Las 25 mujeres fueron elegidas a través de una convocatoria en la que solo se les exigía conocimiento básico en costura y una total disposición de aprender. “Cada una vino con un don, por ejemplo, algunas saben bordar, otras saben recamar; no están necesariamente sentadas frente a la máquina pero sí aportan desde eso que saben hacer”, contó Sara Avalos de Ruiz, una de las participantes.

El proceso que inició hace siete meses está dividido por módulos, en el primero de ellos aprendieron sobre la historia de Cartagena de Indias y la estrecha relación entre los vestuarios y la identidad “no se trata solo de recamar o coser, nos enseñan el por qué de cada traje”, dijo Maria Fernanda Abello Gómez, una mujer pensionada que decidió unirse al proyecto para cultivar el interés por el folclor y aprender a realizar trajes escénicos y de danza folclórica. Para ambas mujeres, la eleboración de estos diseños exige entre tanto una dosis de creatividad ya que en ocasiones deben ingeniárselas para encontrar los materiales adecuados para realizar los accesorios que complementan los trajes. Lea aquí: El fragor del viento, el mar y el bullerengue en la obra de Diana Restrepo

La prendas reposan actualmente en el Museo de Trajes de Bogotá. //Foto: Luis Herrán- El Universal.
La prendas reposan actualmente en el Museo de Trajes de Bogotá. //Foto: Luis Herrán- El Universal.

En el caso de Sara Avalos, al haber sido docente de preescolar años atrás le ayudó a desarrollar la creatividad, “tomarle medidas a una muñeca no es fácil” dice entre risas. Luego de adquirir el conocimiento necesario, Avalos decidió iniciar un emprendimiento de confección de “batitas”, como le llama a las prendas frescas para las adultas mayores que se quedan en casa usando pijamas, “quiero que las abuelitas se sientan bonitas, más de lo que ya son”, contó.

A pesar de que varias de ellas no se dedican a la confección de manera profesional ni lo usan como su principal fuente de ingresos, sí han heredado el conocimiento de sus mamás y abuelas. De esa manera Libia Correa, una ingeniera industrial de profesión, aprendió a coser a temprana edad. De niña observaba a su mamá y aprendió lo básico, pero hasta ahora siente que lo hace de manera más profesional. “Cuando mi hijo vio la muñeca que hice, le tomó fotos, hizo un video y me dijo que iba a abrir un Instagram”, contó a propósito de que una de sus compañeras mencionara que en las clases de marketing digital les enseñaban la importancia de tener presencia en las redes sociales para potenciar sus ventas.

Los intructores del proyecto fueron Teresa Useda y Jhonjei Franco, dos personas a quienes las participantes agradecen por la capacidad de transmitir conocimientos de manera didáctica y por permitirles apropiarse de la identidad que las une como cartageneras. Con hilos, agujas y telas, estas mujeres llenarán de colores un cabildo que es de todos.

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