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Cultural

‘La hojarasca’: el film grabado en familia y con cámaras escondidas

La cinta de Macu Machín se proyectó en el marco del Ficci, y recibió esta semana el Premio Richard Leacock al Mejor Largometraje.

‘La hojarasca’: el film grabado en familia y con cámaras escondidas

Macu Machin. // foto: ilustración

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Mirar meticulosamente una agenda, tachar, comparar, escarbar y sacar lo que va adherido a tus gustos para finalmente hacerle un espacio, barriendo a un lado uno que otro compromiso con fines de asistir a una de las salas dispuesta a conmemorar el cine en Cartagena; esta es solo de las tantas descripciones que hay sobre lo que es la pasión benevolente por el séptimo arte.

Cada Ficci es diferente. Cada pantalla es una compuerta que nos invita a abrir los ojos y nos sitúa frente a ese escenario construido por cada director, los problemas que lo motivaron, su entorno, su inconformidad por contar una historia. Al final lo que vemos es el resultado de ese pellizco que recibieron para poner en marcha su obra, una que nos llega como pan caliente hasta Cartagena, para que contemplemos, algunas veces en exclusiva, lo alentadora o dura que puede ser la vida aquí o fuera de aquí. En el caso de Macu Machín, pude ver lo rápido que pasan los años, mientras desconocemos lo valiosa que es la historia de nuestra familia y cómo podemos hacer algo al respecto para que no se pierda en el tiempo. Lea también: Biblioteca Gabriel García Márquez en España gana premio de Arquitectura

Machín es una realizadora audiovisual de La Palma, una isla del archipiélago de Canarias, España, que estuvo haciendo un máster de cine documental en Buenos Aires. Como resultado trajo a la versión 63 del Ficci su ópera prima que responde al nombre de ‘La hojarasca’.

Estando en Argentina, a más de 10.000 kilómetros de distancia de su hogar, algo le inquietaba, sentía una necesidad de conectar con sus orígenes. Estar lejos la llevó a aflorar esa nostalgia que siempre estuvo ahí, pero que esta vez con el arte como aliada, y unas cuantas ideas en su cabeza, sería capaz de convertir en un largometraje. Macu empacó maletas, regresó a La Palma y le pidió a su madre y a sus tías que la ayudaran a grabar su primera película. No tendrían que actuar, solo debían ser ellas mismas y no mirar a las cámaras.

Todo aquello lo había leído en internet, antes de decidirme por ir. Horas después estaba en la sala dispuesto a ver la función, creyendo que solo vería la película, pero fui sorprendido por la moderadora del evento, quien se ubicó frente al escenario y le abrió antesala a Machín para que diera una breve introducción de su obra. La directora estaba ahí presente, agradeciendo la invitación al festival y dando un abrebocas de lo que veríamos, por fortuna yo estaba en la primera fila, la tuve a escasos dos metros de distancia.

“Para mí esta cinta es muy especial, agradezco la invitación a esta ciudad tan maravillosa y a este festival que abre caminos y pone el foco en un tipo de cine que es muy interesante. Me conmueve todavía presentar esta película, estar empezando a vivir este proceso de compartir la película por los festivales, porque ha sido un largo proceso de gestación, la idea me ha acompañado durante los últimos 20 años de mi vida, justamente desde que estaba viviendo en Buenos Aires, una ciudad donde para la gente son importantes los orígenes”.

La película comenzó con un plano cerrado que mostraba las manos de una mujer de avanzada edad manipulando un matorral seco de almendros al que se le caían las hojas. Los planos que le seguían permitían ampliar la perspectiva; un entorno gótico y lluvioso, una isla amenazada por la frialdad y la soledad.

El film cuenta la relación entre tres hermanas después de años sin verse. Carmen vive sola con sus gatos en una casa aislada y recibe la visita de sus dos hermanas, Elsa (madre de Macu) y Maura, aquejada de una enfermedad degenerativa. Las hermanas se encuentran para resolver el reparto de la herencia de los padres, aquella vieja huerta de almendros que no tiene ningún valor material, pero sí sentimental, y es ahí donde se desarrolla la película, una que estaba ocurriendo en la vida real.

Nos encontramos con gestos y silencios sutiles, aunque también con la fragilidad y las emociones contenidas de las hermanas. “Yo vi unas fotografías de ellas cuando eran niñas, quería que volvieran a verse así de unidas y se sintieran cómodas con el equipo de producción. En el rodaje se les dio vía libre para que cada una hiciese lo que quisiera, aunque en alguna ocasión sí les dijimos que pronunciaran algunas frases esquemáticas para entender las líneas básicas del argumento”, contó Macu Machín.

Aproveché para levantar la mano, felicitarla y opinarle “es conmovedora la risa de tu mamá y tus tías, se reían como si fueran niñas otra vez. Todavía me surge una duda ¿qué te pellizcó para que volvieras a tu pueblo y grabaras?”.

A lo que respondió: “Todo el mundo en Argentina me preguntaba que de dónde era, y yo sabía muy poquito de mi propia familia. Esa distancia, estar tan lejos y las ganas de regresar y hacer preguntas sobre mis raíces me impulsó. Todo ese sentimiento de pertenencia me fue revolviendo y me estaba abriendo el camino y dando la energía para regresar a casa y hacer esta película con mi familia. Es gracioso porque las protagonistas todavía no sabían que iban a serlo. Y aceptaron la propuesta con emoción, sin tener contacto previo con el cine, no se habían dado cuenta del valor que tenían sus vidas”.

‘La hojarasca’ cuenta la historia de la familia de Macu, aunque también podría ser la de mi familia, la tuya, o la de muchas otras en Bolívar y cada rincón rural de Colombia; el significado de los ciclos de la vida, y la potencia de los seres humanos para salir adelante, con un recurso narrativo desde la realidad, que me recordó al gran trabajo de Víctor Gaviria en 1998 con ‘La vendedora de rosas’. Sin embargo, ‘La Hojarasca’ es única en sus matices, nos habla de la infancia que una vez sucedió, pero que se borra de la memoria con la crueldad del tiempo. No obstante, nos indica que nunca es tarde para volver a vivir la inocencia de aquella infancia, aunque los cuerpos ya no luzcan igual, aunque los conflictos e intereses de herencia estén latentes, aunque el mundo ya no se parezca al que conocimos en los primeros años de la vida. Lea también: Las mejores fotos que dejó la película La Suprema, rodada en Marialabaja

Tras una larga semana en La Heroica, Macu Machín regresó a su isla natal, la seguí en redes sociales y contó a la prensa de su país que “en su visita por Cartagena, ‘La hojarasca’ fue como una semilla de almendros, y que hoy no para de florecer”. La mujer recogió este lunes 22 de abril el Premio Richard Leacock al Mejor Largometraje en el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Carania. La ópera prima de Macu Machín, que se estrenó en la Berlinale, también obtuvo dos premios Biznaga de Plata (Mejor Película y Mejor Dirección) en la Sección Zonazine del Festival de Málaga.

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