comscore
Cultural

Así va el proceso de una cartagenera para recuperar su cabello natural

La transición capilar es más que un cambio de look. Es la oportunidad de resignificar quiénes somos, de dónde venimos, y abrazarlo como nunca antes. Así se vive el proceso.

Así va el proceso de una cartagenera para recuperar su cabello natural

Fotos: ilustración.

Compartir

A los 10 años me “regalaron” de cumpleaños mi primer aliser. Mi cabello pasó de “fuera de control” a domado en una hora gracias, no tan gracias, a una novia de mi papá cuya relación días después mostró los primeros signos de fracaso, igualito al que tendría mi nuevo look unos años más tarde.

Con ese pelo liso que amaba cepillar frente al espejo, se sustentó mi idea de que podía parecerme de a poquitos a la Barbie que me regalaban desde muy pequeña cada Navidad. La idea de crecer y ser menos negra pasó de sueño a posibilidad con ese aliser que transformó mi vida y mancilló aún sin notarlo mi autoestima. Lea: Ante polémica por rechazo al pelo afro, Hotel Cartagena Plaza dio su versión

Pasó el tiempo y el pelo liso se extendía en mi vida con un aliser cada seis meses cuando no había plata y cada tres meses en época de abundancia, tuve una china que no sería posible sin esa nueva textura y colores rojos, rubios, que me acompañaron durante algunos años.

Estaba tan arraigada la idea de ser cada vez menos negra que recuerdo la sensación de confusión cuando alguien me propuso un trabajo para cumplir la cuota afro en un proyecto. ¿Afro quién? Me pregunté. Afro tú, me respondieron, y me miré al espejo como afrontando una realidad ineludible a esas alturas: había crecido y era más negra y menos Barbie. Mis muslos eran gruesos igual que mi cadera, igual que mis labios, era negra y mi pelo era un liso falso, debajo de él crecía día a día un pelo enruladito que muchos llaman “malo” y que como flor en medio de pavimento emergía aún en las condiciones más adversas.

Nunca presenté mi hoja de vida, así de brutal fue el conflicto, ese trabajo se perdió y yo seguí buscando mi liso perfecto.

La idea de crecer y ser menos negra pasó de sueño a posibilidad con ese aliser que transformó mi vida y mancilló aún sin notarlo mi autoestima”.

Entonces llegué a una técnica que prometía eliminar el afro debajo del liso de forma progresiva, y lo hice, y sí, eliminó mi cabello. Me quedé casi calva.

** Afirmación diaria: amo mi pelo **

Ya calva, no tenía muchos opciones. Reflexioné entonces sobre mis decisiones capilares, mi inseguridad y esa historia con la que he cansado a mis amigos cuando estoy cerca de la ebriedad de cómo las muñecas me dañaron la vida vendiéndome una idea de belleza que no se acercaba a la mía. Entonces tomé una decisión en agosto del 2023: vamos a ver qué es lo que es con este pelo rucho. Lea: Devuélveme la vida, novela sobre racismo, ya tiene fecha de estreno

Y me fui a comprar tratamientos, mayonesa y aceite de oliva, y otros ingredientes naturales para darle vida a mi pobre pelito reducido a cenizas. Me hice trenzas africanas y no recuerdo haber llorado con tanta intensidad desde hace años: me veo muy negra, me veo muy negra, le repetía entre sollozos a mi sobrina de 15 años mientras ella me repetía lo hermosa que me veía, pero aún así me costaba llegar al punto de calma donde abrazaba mi nuevo yo, bueno, realmente el “yo” de siempre que tenía escondido debajo de un montón de ideas raras de lo que es bello. Me di cuenta entonces lo dura que había sido conmigo misma todo este tiempo. Sometiéndome a procesos que no me gustaban solo para ser menos yo.

Detrás del liso no estaba una decisión real sobre cómo me siento más cómoda, estaba la idea de lo que no me gustaba de mí, no era una elección para ser feliz, era una elección para no reconocerme, casi un disfraz. El camino no está ganado, pero el proceso de transición me ha hecho visitar lugares, ver creadoras de contenido y ser testigo de una industria capilar que hoy se mueve hacia lo afro, hacia el rizo, hacia técnicas de protección del cabello, y estoy amando el proceso. Lea: Pablo Muñoz, el español que habla de racismo en el baloncesto

La gente ahora se pregunta si es moda o empoderamiento. Digo que son ambas, es una moda que nos acompaña a empoderarnos, nos ha unido alrededor del autoreconocimiento y nos ha dado ánimos cuando estamos cerquita de comprar un nuevo pote de aliser. Nadie podría haberme anticipado cuánto cambiaría de mí solo por dejarme crecer mi pelito natural. La paciencia, constancia y amor propio que traería una decisión que a grandes rasgos parece simple pero que lo transforma todo.

Sí, soy negra.

Únete a nuestro canal de WhatsApp
Reciba noticias de EU en Google News