De esas conversaciones, que nacen en los carros, surgió la premisa: “hay que ser amigo de personas que saben lo que la gente como nosotros no. Por ejemplo: ¿sabes qué es la discriminación positiva? Ellos sí. Puede que no conozcan quién es Feid, pero saben qué es la discriminación positiva”. Sin restarle mérito al reconocido cantante, esta conversación es un llamado de atención a lo que como sociedad desconocemos... ¿Sabe usted qué es discriminación positiva?
Le pregunté a diferentes personas, en distintos escenarios, si conocían el término, pero la respuesta fue negativa. Así que hablé con Diana Berrocal, psicóloga de la Javeriana, especialista en pedagogía, con maestría en estudios de género, y vinculada, desde hace 30 años, a la educación superior del país. Lea aquí: Pilar Quintana y William Ospina hablan sobre el oficio de escribir en Colombia
Para darle respuesta a la pregunta principal, nos da claridad sobre el significado de discriminación. Ella, desde su experticia, la define como “el componente conductual de la tríada ‘estereotipo, prejuicio y discriminación’, en la que se articulan ideas arquetipadas sobre grupos poblacionales, a partir de rasgos generales exagerados y negativos que se consolidan desde “afuera” del grupo; estos paradigmas sirven para prejuzgar a individuos”. Lea aquí: Son San Music: el grupo musical que deja en alto el nombre de San Pablo Norte
Asimismo, asegura que en occidente, al que pertenecemos, se ha asumido estas ideas sobre las poblaciones africanas y americanas, “definiendo a estas personas con las connotaciones negativas heredadas de la deshumanización y esclavización”.
Por lo que como sociedad debemos trabajar por lo que nos fractura como sociedad, la discriminación positiva es la acción política que implementan las empresas o instituciones para propiciar el acceso a los derechos perdidos o no disfrutados, en razón de conductas de segregación por etnia, género, discapacidades físicas o intelectuales, etc.
Esta acción nació de la necesidad de nivelar a las personas en condiciones de desigualdad, bajo la distorsión de que hay grupos con menos capacidades, valor y que, por esta condición, tienen menos derechos: “perpetuados de forma hegemónica por quienes ostentan históricamente poderes políticos y económicos”. Lea aquí: Edutic, el proyecto educativo que acompaña a los niños de Villa Hermosa
El Ministerio del Trabajo está en la obligatoriedad de cumplir la Constitución Política, y con sus instrumentos jurídicos debe garantizar el derecho al trabajo, en función de no discriminar por género, por edad, por origen, por etnia, por condiciones de salud, etc.

¿Cómo tratar el tema de aceptación desde las organizaciones?
Están constituidas por grupos humanos que generan culturas, impregnadas por las creencias de quienes las lideran y tienen el poder de conducir sus destinos. Los liderazgos contemporáneos están llamados a reducir las inequidades generadas por las diferencias. No es una opción trabajar por la inclusión de los grupos poblacionales, es un imperativo constitucional. Lea aquí: Pablo Muñoz, el español que habla de racismo en el baloncesto
¿Por qué este término no es conocido por la sociedad?
La discriminación positiva, también conocida como acción positiva, promoción positiva o equidad, es un tema que desconocemos porque no hay suficiente pedagogía sobre el acceso a los derechos y el derecho a tener derechos. Se hace necesario crear cultura ciudadana de forma intencional y objetiva.
¿Por qué llamarlo discriminación positiva?
En esencia es porque se le da un trato diferencial positivo a un grupo para que las condiciones de desigualdad se minimicen y no tengan que competir por el acceso a oportunidades. Lea aquí: Catalina Gómez Ángel: con esperanza narra el Oriente Medio
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En la búsqueda por entender el porqué unir estas dos palabras que suenan contradictorias, conversé con Isela Caro, quien estudió Lingüística y Literatura en la Universidad de Cartagena, donde es docente desde hace más de 18 años; es magíster en Historia, investigadora de ‘Semiótica sociocultural’ y autora de los libros ‘Ciudad “heroica” y melodrama’ y ‘Ensayos sobre cultura, imaginarios y derecho’. Lea aquí: Tsitsi Dangarembga y Gloria Susana Esquivel hablan de (Des)igualdad en el Hay Festival
¿Son palabras discordantes?
Pensar si lo son o no tiene que ver con el valor literal de la palabra discriminar, que es separar, en una época donde hay tantas luchas sociales, con personas que reclaman sus derechos y alzan su voz por todo aquello que antes se tomaba como ilegítimo. Por lo que, se toma el valor literal, se despoja de lo que históricamente representaba y se empieza a decir: “separando positivamente”.
Lo sentimos discordante porque la palabra está muy cargada de la polisemia (pluralidad de significados de una expresión lingüística), y el valor vigente de discriminación es negativo. Así que mediante la reconversión se puede regresar a su primer valor. Lea aquí: Video: conozca a las jóvenes cartageneras que se abren paso en la ciencia
¿Podemos hablar de error lingüístico?
Creería que cuando se pensó en el término se habló de la reconversión como lucha estratégica del sentido de las cosas. Hoy en día, una forma de lucha y de reconocimiento es transformar aquello que históricamente tiene una connotación negativa. Un ejemplo claro es la palabra ‘champetúo’, que se usaba para estigmatizar los gustos musicales, de vestir y habla de las clases populares.
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Asimismo, Isela habla del lenguaje en su dimensión política, se refiere al poder que tiene en la sociedad, como instrumento de lucha, debido a que la palabra es la que nombra el fenómeno y sella el concepto. Además, vehiculizar ese valor cognitivo que se instala en nuestra mente. Lea aquí: Soy adulto, si en buseta solo monté: homenaje al medio de transporte
“El valor de la palabra está más en su uso que en su carga lingüística. Cuando yo escuché por primera vez este terminó, provocó en mi extrañeza porque la connotación de discriminación es negativa. Para que este concepto pueda tener un reconocimiento en sus hablantes tiene que haber una pedagogía, porque las palabras no tienen un significado estático. La falta de circulación del concepto hace que las personas se pregunten: ¿cómo así que se puede discriminar positivamente?”, concluye la experta.