“Parecen eternos”. La referencia es a los personajes creados por el genio de la comedia Latinoamericana Roberto Gómez Bolaños, mejor conocido como Chespirito, ese pequeño Shakespeare criollo que ha colmado de risas a varias generaciones. Hace casi una década que partió del plano terrenal, sin embargo, para muchos sigue perpetuado hasta en el lenguaje coloquial que quedó incorporado en muchos países a través de sus creaciones.
Y en esa eternidad, resalta una mujer que ha ganado a pulso su reconocimiento, pero mayor aún es el cariño que despierta su nombre. Se trata de María Antonieta de las Nieves, o mejor, “La Chilindrina”, la niña malcriada y berrinchosa de la vecindad, quien con su sabiduría supo legar para la posteridad un recuerdo imborrable en los niños que ya hoy son muy adultos y sus descendientes.
Se formó como actriz dramática, su propósito estaba claro, sin embargo, encontrarse en su camino a Gómez Bolaños, cambió el rumbo de todo y lo que inicialmente fue un reto para demostrar que bien podía con un papel cómico, se convirtió en un personaje paralelo a su vida que incluso, le dio identidad más allá de las fronteras de su natal México.
María Antonieta parece detenida en el tiempo, es cariñosa y jovial, pero también se muestra agradecida, es consciente de haber conquistado el corazón de muchos y que aún lo hace, como ha sucedido con el colombiano Fernando Botero, escritor y director de la obra de teatro “Los huevos de mi madre”, quien la incluyó en el reparto con un papel trascendental, “la madre”.
Por primera vez representa a una señora mayor, en un personaje que en la obra presentada en México escenifica la actriz Norma Lazareno, y que para la gira por Latinoamérica será ella quien le dé vida, al tiempo que le servirá como despedida de los escenarios.

Historia viviente de una comedia
La Chilindrina no ha dejado un momento a María Antonieta, quien ahora, en la mencionada obra, logra hacerle guiños con frases icónicas de la niña pretenciosa y, deja un instante para ella al final, porque sabe que el público va guiado por ese cariño implícito al divertido personaje.
¿Cómo llegas a este papel en la obra “Los huevos de mi madre”?
Estoy feliz con esta oportunidad de hacer algo que me gusta tanto. Hoy agradezco que me llegara a esta edad, porque más joven no lo hubiera podido hacer, ni lo quería, pero ahora, hasta incluí a La Chilindrina en el final, como un homenaje a todos sus seguidores.
¿Planeaste este retiro?
En las últimas presentaciones en el Circo de la Chilindrina me despedí del público, quería hacerlo como siempre les gustó verla, estuve enferma y ya no me sentía capacitada para todo lo que implicaba el personaje. Una vez curada, pensé que tenía que decir adiós en el teatro y con esta obra encontré la oportunidad.
¿Cómo preparaste el papel en esta obra?
Se llama ‘la mamá’, y si bien me ciño a lo que se creó, le voy a poner unas cositas que me salen del alma, frases de La Chilindrina, pero muy al estilo de la madre. Creo que esas reminiscencias de los personajes maravillosos de Chespirito van a gustar.
¿Pensaste en algún momento despojarte de La Chilindrina?
No exactamente, pero sí me puse límites para hacerlo, ese personaje seguirá vigente y gustando en donde quiera que me presente.
¿Qué tanto le aportaste a ese personaje más allá de lo creado por Chespirito?
Todo el crédito es para Roberto porque escribió un personaje maravilloso. Yo mientras lo hacía, le ponía cosas y él las aceptaba, así surgió el ‘fíjate, fíjate, fíjate’, y no se diga del llanto, ese berrido, fue aceptado de inmediato por él. Igual he hecho con la obra “Los huevos de mi madre”.
¿A qué atribuyes ese cariño general hacia los personajes de Chespirito?
A que fue muy bien escrito, muy bien pensado, y a que éramos gente necesitada de amor, de cariño, de economía, de todo. Si hubiéramos personificado gente rica, poderosa, no hubiera sido igual, porque el público quería protegernos de las carencias que mostrábamos.
Era otra forma de hacer televisión, ¿Qué anécdotas tienes de esa época?
Nunca creímos que iba a tener tanta aceptación en el mundo. No fue solo en México y Latinoamérica, hay que ver Europa y hasta Japón como siguen a estos personajes. Lástima que no sé hablar japonés.
Continuaste con el Circo de la Chilindrina, ¿Qué más le agregaste?
Desde que me pongo ese traje soy La Chilindrina, no sé qué va a pasar, pero tengo seguro que algo le voy a agregar.
¿Cómo ves a La Chilindrina en el tiempo?
A través de los programas que quedaron, grabados y mientras la gente tenga los recuerdos, todos esos personajes seguirán existiendo.
¿Cómo han influido las redes sociales en tu carrera?
Muchísimo. A diario me hablan, me saludan y aunque yo no las sé manejar, tengo quien lo hace y esa tecnología me tiene unida a los seguidores.
¿Eres consciente de que ese argot de los personajes de Chespirito se quedó en el lenguaje popular?
Eso es lo más maravilloso. También se aplica al físico, por la actuación de la gente se le compara con uno u otro personaje. Para fortuna de muchos, eso seguirá existiendo.