Arrancó el Año de Arnoldo Palacios, uno de los escritores más importantes de la literatura colombiana, por lo que el 2024 es un buen momento para reencontrarse con sus obras o leerlo por primera vez.
Este año se cumplen cien años del natalicio del escritor nacido en Cértegui, Chocó, quien falleció en 2015 a la edad de 91 años, siendo pieza clave de la historia de la literatura colombiana en el siglo XX. A los dos años lo afectó una poliomelitis que de por vida lo obligó a usar muletas, pero esto jamás fue impedimento para su desarrollo intelectual y viajar por distintas partes del mundo.
Las dos primeras novelas de Arnoldo Palacios tuvieron un particular nacimiento, estuvieron en peligro de jamás ser leídas, lo que hubiera sido una gran pérdida para la literatura colombiana del Siglo XX. Lea aquí: Ministerio de Cultura declaró al 2024 como el Año Arnoldo Palacios
“’Las estrellas son negras’, mi primera novela, fue víctima del 9 de abril de 1948. En los incendios en Bogotá se quemó la novela completa, lo único que me quedaba era mi memoria para escribirla de nuevo, en muy pocas semanas”, recordaba Arnoldo Palacios en una de las últimas ediciones de sus obras.
‘La selva y la lluvia’, su siguiente obra, no se quemó en incendio alguno, pero permaneció inédita 52 años para los lectores colombianos. Sólo, hace algunos años, cuando la familia de Germán Arciniegas decidió donar su biblioteca personal a la Biblioteca Nacional, apareció el ejemplar que Palacios le había obsequiado a Arciniegas, el único de posible consulta en una biblioteca pública colombiana.
“Algo que no sé cómo pasó. Durante estas décadas sentí que ‘La selva y la lluvia’ tenía una mala fortuna. Que nació, se publicó en Rusia, pero que en Colombia quedó en silencio, arrinconada. Es formidable porque ahora veo que los libros tienen su destino y lo interesante es que el novelista que habla de su pueblo tiene que tener una capacidad de perspectiva muy grande, que pueda tener una edición 52 años después de su nacimiento”, comentó Palacios en su momento. Lea aquí: El Hay Festival beca la excelencia de los jóvenes afrodescendientes

La historia de un pueblo relatada a través del recorrido de un hombre que sale de las espesas selvas del Chocó a la fría y hostil Bogotá fue la forma que encontró el autor para hablar de las obsesiones que en ese entonces le quitaban el sueño: la soledad, el despojo y la violencia en dos ambientes, rural y urbano. Todo esto se encuentra en “La selva y la lluvia”, la que el chocoano escribió entre Francia, Alemania, Italia y Rumania, para luego tener sus primeras ediciones en Rusia.
La Editorial Progreso de Moscú publicó en 1958 esta obra, con una buena difusión en Europa del Este, pero sin oportunidad alguna de publicarla en Colombia u otros países unidos políticamente a occidente.
Eran otros tiempos, cuando una persona que mostrara simpatía por el comunismo era fichado como un peligroso agente internacional. Además, tras los sucesos del 9 de abril de 1948, la Unión Soviética había roto relaciones con Colombia. Lea aquí: Leila Guerriero y las víctimas de la dictadura argentina
Pasaron los años y las décadas hasta cumplir más de medio siglo sin que generaciones de colombianos conocieran esta obra. Incluso, “Las estrellas son negras” también había caído en ese olvido, aunque sí había sido editada, en varias ocasiones, en Colombia.
Mientras ‘Las estrellas son negras’ fue una novela escrita en Bogotá hablando del Chocó, ‘La selva y la lluvia’ era un recorrido por la tierra en que nació su autor y luego su llegada a Bogotá, pero escrita a miles de kilómetros de allí, en Europa.

“La hice en otro mundo. Mientras escribía sobre el trópico en Bucarest (Rumania) estaba en pleno invierno, con un paisaje completamente blanco y la gente, la poca que se atrevía a salir, vestía como si fuera a un entierro. Resolví correr las cortinas para no ver ese mundo mientras escribía sobre el Chocó y sentí momentos de intenso calor, era como si estuviera en Quibdó o Puerto Berrío”, recordó el autor colombiano.
Pero también otro clima político, las guerras, los movimientos obreros, los partidos comunistas. Todo eso sucedía mientras Arnoldo estaba concentrado en volver, a través de la literatura, al Chocó que dejó en los años cuarenta y su temporada en la capital del país. Lea aquí: Residente debuta como actor en la película ‘In the Summers’
A Europa llegó con una beca para estudiar idiomas, pero luego de ser visibles sus tendencias políticas de izquierda y sin previo aviso, el gobierno colombiano le canceló la beca. Así, el joven Arnoldo, atacado por la poliomielitis, se vio en París sin recursos. Con algunos trabajos esporádicos y la ayuda de amigos, decidió quedarse en Europa, donde tiene su residencia hasta hoy.
“En París, por la polio, que atacó mis piernas, no podía caminar. En la calle me encontré a un médico que al verme ofreció operarme, para mejorar mi forma de vida y poder caminar mejor. Era una oportunidad única, entonces eso también hizo que me quedara en Francia”.

De ahí recorrió Berlín y Roma, siempre adelantando la escritura de “La selva y la lluvia”, hasta que la terminó en el más intenso de los frío de Bucarest. Lea aquí: Película colombiana ‘Malta’ es protagonista en South by Southwest
“Siempre voy a recordar a mis amigos en Europa que me preguntaban cómo podía vivir en París sin la beca y sin recibir una renta fija y yo les decía: ‘El que sobrevive en el Chocó puede vivir en París, porque se le hará la vida más fácil, con oportunidades que sólo tendrá que saber aprovechar”.
Y agregó: “Es triste volver al Chocó, pues en el que yo nací la pobreza siempre existía, pero había qué comer. Ahora, ni eso hay. Todo se ha acabado. La miseria impera y viaja por el río Atrato”.
Además, los lectores podrán descubrir obras de Palacios como ‘El duende y la guitarra’, ‘Leyendas chocoanas’ y ’Panorama de la literatura negra’.