El 24 de noviembre de 2018, el maestro Fernando Botero, alcanzó a sus 85 años uno de los palmares más preciados de su trayectoria artística. Aquella noche inauguró en Aix-en-Provence la exposición ‘Botero dialogue avec Picasso’, una muestra de 60 obras del maestro antioqueño y 20 del malagueño.
El artista colombiano esperaba aquella conversación atemporal de sus creaciones, entre líneas y escultura, colores y figuras. Picasso, quien falleció en 1973 a sus 91 años, fue considerado el más importante del siglo XX, reconocimiento que, hasta ahora, nadie le ha quitado; sin embargo, Fernando, un narrador de historias a través de voluminosas figuras, se abrió espació entre los de mayor renombre para dejar una huella en el arte internacional. Lea aquí: Fernando Botero vivió y pintó 10 meses frente al mar de Tolú
La exposición no fue una comparación entre los dos protagonistas, sino un espacio para apreciar las pinceladas, trazos, colores y sensualidad del arte de los dos maestros. Sin embargo, para otros, sí fue la competencia entre los imponentes artistas.
Aquella competencia nace de la profunda admiración del colombiano por Picasso, quien desde muy joven proyecto sus creaciones a un futuro ambicioso e interminable. Pero la admiración fue tanta, que el maestro Botero prefirió dejar el marco de la vida, en vez de superar a Picasso en días vividos, quien tuvo: 33.402 días, 91 años, 5 meses y 14 días en la tierra. Lea aquí: Medellín se prepara para abrir el Centro de Documentación Botero
Ese día, Fernando Botero, cumplió una de sus citas más esperadas, una revancha personal contra monseñor Félix Henao Botero, el rector que lo expulsó del colegio, cuando se enteró de que el periódico El Colombiano le publicó una columna alabando a Picasso, quién a sus 68 años eran un artista de renombre en todo el mundo, pero escasamente conocido en el territorio colombiano.
Aquel evento alteró las ganas de conocer al pintor español, y Botero lo testificó en una entrevista que dio para un medio francés. Lea aquí: Las instituciones educativas en Antioquia llevarán el nombre de Botero
“Viaje con un amigo y le dije: “Vamos a ver a Picasso. Él vive en Vallauris”. Partimos hacia el campo. Llegamos a Vallauris y tocamos a la puerta. Un señor de edad nos abrió y le dijimos: “Buenos días, queremos ver a Picasso”. Sorprendido nos preguntó si teníamos cita. Nos explicó que sin cita Picasso no recibía a nadie. Entonces nos fuimos al café de la esquina y preguntamos si Picasso pasaba por ahí de vez en cuando. El tendero nos respondió que él pasaba todos los días y que podíamos esperarlo. Estuvimos ahí a la espera de Picasso, pero nunca llegó. Alguien nos dijo: “A veces él va hasta la playa de Juan-les-Pins”. Fuimos a esta playa, pero nada de Picasso. Esa fue la única oportunidad que he tenido de encontrar a Picasso, y la única vez en mi vida en que intenté conocer a un artista, pero quedé con la frustración de jamás haber podido conocer a Picasso personalmente”, narró Botero.