Una de las etapas más sangrientas de la historia de América Latina ocurrió en Chile y comenzó el 11 de septiembre de 1973. Ese día se produjo el golpe de Estado que dio el ejército chileno bajo las órdenes de Augusto Pinochet y que puso fin al gobierno de izquierda de Salvador Allende.
La dictadura de Pinochet concluyó en 1990, dejando números escandalosos de desaparecidos y muertos. Ahora, con poco menos de un mes del aniversario cincuenta del golpe, vuelve Pinochet. O al menos su figura regresa a las pantallas en El conde, un filme que estrenará Netflix y que desde ya ha desatado largas controversias en la prensa chilena.
La película le dará una vuelta de tuerca al militar para presentarlo como un vampiro que decide renunciar a la inmortalidad, molesto porque la ciudadanía lo acusa de ladrón. La ficción audiovisual fue realizada por dos pesos pesados del cine latinoamericano: el guionista Guillermo Calderón y el director Pablo Larraín. Este tándem es el responsable de Neruda y El Club, filmes chilenos que cosecharon premios internacionales. Lea aquí: Robert de Niro, el actor más demandado para cine llega a los 80 años
En un comunicado de prensa, Larraín explicó la intención combativa de su película. “Llevo años imaginando a Pinochet como un vampiro, como un ser que no para de circular por la historia, por nuestro imaginario y por nuestras pesadillas. Los vampiros no mueren ni desaparecen, como tampoco lo hacen los crímenes ni los robos de un dictador que no conoció la justicia”. Y es que Pinochet murió sin ser juzgado por los delitos que se cometieron durante su mandato. Su figura es una de las más controvertidas de la historia de Chile.
La película se estrena en la plataforma el 15 de septiembre.