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Cultural

¿Dónde están? Estatuas vivientes se reinventan en medio de la decadencia

De 25 estatuistas que se tomaban el Centro Histórico en el año 2019, hoy solo seis se dedican a este arte callejero y lo hacen con intermitencia.

¿Dónde están? Estatuas vivientes se reinventan en medio de la decadencia

Un estatuista que personifica a Benkos Biohó aún es visible en el Centro.

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Se les encontraba con facilidad en un paseo por el Centro Histórico y hoy parecieran aguja en un pajar. ¿Qué se hicieron esas estatuas vivientes que fascinaban a niños y adultos cartageneros, y por supuesto a turistas?

Con solo arrojarles una moneda parecía que les dábamos aliento de vida por unos segundos. El estático personaje literario o de la vida real que representaban, por fin podía pestañear, sonreír, saludar y moverse, de manera muy singular, para deleitar a quien lo liberó de estar cuasicongelado. El espectáculo terminaba y su protagonista retornaba a su posición estática, que no volvía a abandonar hasta que hubiese un nuevo incentivo económico de por medio.

En esa espera pueden pasar tres, cuatro e incluso cinco minutos, por lo que a este arte callejero, que requiere un trabajo previo y mucha relajación, no cualquiera le apuesta. Y ahora menos. Prueba de esto es que de 25 estatuistas que se tomaban el Centro Histórico en el año 2019, hoy solo seis se dedican a este arte y lo hacen con intermitencia. ¿Se extinguieron las estatuas vivientes?

Charles Beltrán León, líder del Movimiento de Artistas Urbanos del Centro Histórico, es uno de esos estatuistas que llegan al sector amurallado “por momentos”. Sobre qué se hicieron sus compañeros, contó que por muchas situaciones que se les han presentado, de una forma u otra, se han retirado de la calle. Unos se han reinventado, logrando significativos avances; otros, simplemente decidieron cambiar de ocupación. Lea: Ante quejas de San Diego, artistas urbanos buscan “estar legalizados”

“No es que se estén acabando las estatuas humanas, sino que muchos artistas callejeros han tenido la oportunidad de aprender que la calle te enseña a ser artista, pero no te puedes quedar ahí, tienes que avanzar, invertir en estudios y trabajo, porque si te quedas te pasa como le pasó al abuelo de los mimos, que vivía del rebusque y murió en un cuarto que solo le servía para dormir. Nadie le hizo un reconocimiento, no dejó un legado, no dejó nada”, lamentó Charles.

Pero, previo a esta reinvención y a los cambios de ocupación, admitió que las estatuas vivientes padecieron una fuertísima caída.

“Caímos como el dólar por grandes robos que hicieron compañeros para el 2019. Esa noticia le dio la vuelta al mundo y las estatuas negras empezaron a decaer, la Policía empezó a presionar, a requisar, y a algunas les encontraron drogas y armas. Por esas situaciones, muchos se fueron de Cartagena”. Lea: ‘Estatuas humanas’ de Cartagena serán formalizadas

Como si lo anterior fuera poco para “extinguir” este arte callejero, a los estatuistas se les sumó la proliferación de artistas locales y extranjeros en el Centro Histórico.

“Por ejemplo, ya el estudiante de Bellas Artes que toca violín no le tiene miedo a la calle. Sale de clase y se para a tocar en cualquier calle. Además, los venezolanos llegaron a ser hasta 25 y nos tocó luchar para bajar esa cantidad. Creo que ahora son 10; sin embargo, cuando aparecen, aparecen hasta 20 performances. Se disfrazan de superhéroes y caminan todas las calles del Centro, cobrando por dejarse tomar fotos. La estatua humana está ahí, parada, y ellos caminando constantemente, nos dejan atrás”, expresó Charles.

Y como si esa competencia no fuera suficiente “golpe”, llegó la pandemia del COVID-19 e hizo flaquear a varios que aún luchaban contra la corriente.

Así, algunos estatuistas se despidieron del arte callejero para adentrarse en oficios varios, mientras que otros ahora se dedican a la producción y montaje de eventos como quinceañeros y matrimonios, a negocios de comidas rápidas en sus casas, a vender sombreros o accesorios de alambre de bronce o a hacer body paint (pintura corporal) en fiestas privadas.

“No es que se estén acabando las estatuas humanas, están buscando cómo avanzar, han descubierto que sí se puede lograr más”, destacó el artista bogotano, quien hace más de 24 años llegó a Cartagena en medio de una gira nacional en la que exhibía el mencionado arte y fue tal la impresión que causó que los contratos no pararon y decidió quedarse.

Las seis estatuas vivientes que hoy se observan con intermitencia en el Corralito de Piedra son: Charles, quien suele personificar a Robocop, a un pirata, a un soldado africano o a un colonizador; un estatuista que personifica al líder de la lucha antiesclavista, Benkos Biohó; y cuatro negritos que se pintan con carbón.

Como un hobby

Para Charles, ser estatua viviente en el Centro Histórico ahora es un hobby. Él estudia para titularse en diciembre como profesional de artes escénicas de la Institución Universitaria Bellas Artes y Ciencias de Bolívar (Unibac); además, labora en campañas de educación vial con el Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte (DATT), en las que realiza maquillaje y montaje de escenografías de accidentes y siniestros viales.

“Voy al Centro a hacer arte callejero un rato, pero no constantemente porque llega un momento en que no entrega ganancias. Hace como un mes fui por última vez, porque me pagaron para hacer un show en la plaza San Pedro Claver, y desde las 7 hasta las 10 de la noche conté más de 80 artistas diferentes. Michael Jackson uno, Michael Jackson dos, grupos folclóricos, gaita, guitarra, bailarina árabe, violín, acordeonero, superhéroes, manilleros... Todos están en movimiento, distraen y las estatuas vivientes perdemos público. No hay control ni formalización para los artistas callejeros y eso ha hecho que decaiga un poco el arte de las estatuas vivientes”.

El artista de 49 años agregó: “En dos años me veo en un colegio dando clases de artes escénica. El arte callejero lo tengo como un hobby, aunque gracias a él, siendo estatua humana, aprendí a ser mimo, lanzador de fuego y zanquero, incluso tengo una comparsa de zanqueros y mi meta ahora es tratar de crear montajes de zancos, vender una danza de teatro o danza musical, crear espectáculos”.

Charles Beltrán, quien suele personificar a un pirata, contó qué pasó con este arte callejero.
Charles Beltrán, quien suele personificar a un pirata, contó qué pasó con este arte callejero.
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