Aura* vivió 15 años sin reírse. Nada. Ni una mueca. Los chistes que antes la hacían estallar en carcajadas hasta que le dolieran los músculos de las mejillas ahora apenas le recordaban que algo terrible le tenía que estar pasando adentro para que la risa le siguiera siendo esquiva”. Así inicia el relato que fue galardonado en la categoría texto del Premio Gabo 2023 otorgado por la Fundación Gabriel García Márquez.
El reportaje, escrito por la joven cordobesa Beatriz Valdés, aborda las consecuencias de la violencia sexual en los cuerpos de las mujeres afro y sus propuestas de reparación.
En entrevista con El Universal, Valdés nos entrega detalles del proceso investigativo de este reportaje que hizo que el Premio Gabo se quedara en la categoría texto, por primera vez, en el país.
¿Quién es Beatriz Valdés?
Me defino como una mujer afrodescendiente, feminista y periodista. Me he dedicado a hacer periodismo con enfoque de género, pensando en las mujeres. De hecho, antes de iniciar la carrera, me di cuenta que durante mi vida había leído mucho periodismo escrito sobre todo por mi abuelo, Miguel Valdés, quien era un lector tremendo y básicamente ya en los últimos años de su vida se dedicó exclusivamente a leer. Entré a la Universidad de Antioquia en el 2013, hice las prácticas en El Espectador y ahí trabajé durante cuatro años. Cuando llegué a Colombia+20, la sección del medio en la que trabajé, ya era feminista, pero en el enfoque del proyecto que se basaba en la implementación del Acuerdo y Justicia Transicional, donde descubrí claramente cómo a las mujeres las había atravesado el conflicto armado. Conocí a muchas de ellas, hice relaciones y entendí cómo por el machismo y el patriarcado, estas historias no se conocen. Lea aquí: La pelea entre Gabriel García Márquez y Vargas Llosa que se convertirá en serie
¿Cómo abordas estas historias sin caer en la revictimización?
Ha sido un proceso de aprendizaje, de cómo aprender a contar las historias sin revictimizar. Yo creo que las periodistas tenemos un camino andado ya en este punto, hay manuales sobre el cubrimiento de la violencia basada en género, por ejemplo, en temas como feminicidios o violencia sexual. Yo aprendí y me instruí para no hacer preguntas que generen dolor, para no caer en el morbo y pues mi máxima es tener empatía, preguntarse siempre si eso que se está escribiendo, una quisiera leerlo si la víctima fuese nuestra mamá o hermana. No hay necesidad de hacer narraciones con demasiados detalles, a menos que la víctima lo pida, es clave entender cuál es el abordaje que esa persona siente que no le haría daño.
¿Cuánto tiempo te llevó hacer el reportaje y en qué momento decidiste el enfoque?
Bueno, este trabajo yo digo que lo empecé a hacer hace muchos años porque varias de estas mujeres a las que consulté, las conozco hace tiempo y sus historias las habíamos conversado en varias ocasiones, además el tema de la violencia sexual lo trabajo desde casi seis años, entonces es un texto que es el resultado de varios años de trabajo, pero como tal con este enfoque, lo empecé a hacer el año pasado y creo que me tomó alrededor de unos cuatro o cinco meses materializarlo. Se trató de una invitación de ILEX -Acción Jurídica, una organización de abogados que apoyó esta idea de mirar las consecuencias de la violencia sexual y profundizar en la responsabilidad fiscal y económica del Estado en estas violaciones de derechos humanos. Además, quería adentrarme en las propuestas de reparación a las mujeres que fueron víctimas de estos delitos.
¿Qué acciones son necesarias para dar pasos hacia la reparación de las mujeres afro que vivieron la violencia sexual en Colombia?
Se tiene que escuchar a las mujeres, ese es el paso número uno. No sólo para escuchar qué es lo que ellas sienten, sino para levantar información sobre quiénes son, dónde están, cuáles son sus condiciones, si estudiaron o no, si tienen hijos, si ellos son el resultado de la violencia sexual. Es importante saber quiénes son las víctimas y dónde están para que, de común acuerdo con ellas, se pueda avanzar en la reparación. Hay que dejar claro que dicha reparación no es darles plata, porque cuando una está en un momento vulnerable, que le den dinero no hace que mejore la calidad de vida. Entonces es importante que se pueda pensar de forma colectiva, en las formas en las que los proyectos de vida de las mujeres se pueden organizar y el Estado los pueda apoyar.
¿Cómo aportamos desde el periodismo para que eso suceda?
El periodismo tiene todo por hacer y todo por aportar. En primer lugar, las violencias sexuales en el conflicto siguen pasando todos los días en muchas regiones y hay todavía muchísimo silencio alrededor de eso. Creo que los periodistas debemos tener este tema en la agenda porque mientras no se trate, va a continuar en silencio y no habrá acciones para hacer justicia por estas mujeres. Lea aquí: Las conversaciones de protagonistas del Boom latinoamericano serán publicadas

¿Cuál es la importancia de la mirada femenina de la guerra?
Yo creo que es importante la mirada femenina por supuesto, pero específicamente sobre la guerra es importante porque nos va a permitir mirar dónde están las particularidades, cuáles son las motivaciones de algunos hechos que sucedieron. Pero no sólo eso, es importante también reconocer los papeles que las mujeres han desempeñado en el conflicto en roles de construcción de paz y resistencia. Creo que la clave de la mirada femenina es poder llegar al fondo, conocer de dónde vienen estos comportamientos y estas violencias que sufren específicamente las mujeres. Además, de dónde viene la fuerza que ha llevado a las mujeres a detener guerras.
Hablemos del reconocimiento a este reportaje, ¿qué significa para ti?
Este premio es muy importante para mí. Fue un trabajo que requirió mucho esfuerzo y me alegra que el resultado haya sido bueno como para que lo reconociera el Premio Gabo. Por supuesto me parece muy hermoso que por primera vez en esta categoría se haya quedado en Colombia y se me haya entregado a mí, una mujer negra y feminista que está hablando de mujeres negras y de violencia sexual. Creo que es también un estímulo a que sigamos tocando estos temas y a que se amplifique el mensaje que este reportaje lleva consigo, esa necesidad de poner en la agenda la violencia sexual y de dimensionar los daños que tuvo en las vidas de las mujeres el conflicto armado. Lea aquí: La denuncia de abuso que llevó a Gina Parody a escribir su nuevo libro
Algunas de las mujeres cuya historia aparece en el relato, ¿ya lo leyeron?, ¿qué piensan?
Sí, efectivamente yo les envié el relato apenas estuvo publicado, a principios de año, y ellas lo recibieron con mucho agrado, con la esperanza que tenemos todas de que estos relatos sirvan. Luego, cuando llegó la nominación al premio, estaban muy felices, de hecho comentaron en las redes sociales del premio que deseaban que este trabajo se lo ganara y cuando así fue, hubo mucha felicidad. Aura, la protagonista del relato, me dejó un mensaje diciéndome que gracias a Dios el reportaje había sido reconocido, entonces con ellas continuamos en la lucha, por supuesto.
Actualmente, Beatriz Valdés es periodista en Consonante, un medio de comunicación que produce noticias de las regiones. El proyecto nació como una apuesta de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) para combatir el silencio informativo en distintos municipios de Colombia.