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La Garita: ¿Qué hay detrás del libro de Martha Amor sobre Cartagena?

Martha Amor, periodista y escritora, presentó su segundo libro este año, que selecciona columnas de opinión sobre Cartagena. Hablamos con ella.

La Garita: ¿Qué hay detrás del libro de Martha Amor sobre Cartagena?

Martha Amor, periodista cartagenera. //Foto: Cortesía.

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Martha Amor abrió el sendero para construir sus propias historias de ficción. Lo inició con su primer libro de cuentos Todos tienen el mismo nombre, y lo reafirma en su segundo libro La Garita, que reúne columnas de opinión sobre Cartagena de Indias. Lea: Nuevas obras literarias del Caribe: ‘Todos tienen el mismo nombre’ y ‘La Garita’

El título bien podría ser el de una novela: La Garita es un refugio de vigilancia sobre las murallas de la ciudad, en el pasado fue celda y depósito de pólvora. Sobre sus piedras se moldeó un sueño de independencia.

Desde sus agujeros de piedra puede verse el mar. Martha ha escrito para radio, prensa y televisión, el periodismo ha sido su vocación, pero sabe que lo suyo es esencialmente escribir. La ficción está esperándola desde el comienzo, con la misma pasión con que interpreta las más crudas realidades como periodista.

¿Cómo fue el impulso de escribir un libro de cuentos y luego publicar un libro de periodismo?

La inquietud por leer se dio desde muy niña. Tenía en casa a dos grandes lectores que fueron ejemplo para tomar esa ruta, crecí con lecturas de cuentos cada noche. Recuerdo leer enciclopedias infantiles enteras, no sé cuánto por interés genuino o para recibir el reconocimiento de mis padres, pero lo cierto es que las leía y les daba cuenta de mis lecturas. Sí había algo de gusto por descubrir el mundo a partir de la lectura. En esos tiempos en los que yo era niña, los ochentas, había algunas limitaciones para acceder al conocimiento fácilmente, no era como ahora, que se consigue información a solo un clic. Entonces los libros siempre fueron una buena ruta para llegar al conocimiento o al descubrimiento de nuevos mundos, de nuevos universos de otros pensadores. Los cuentos infantiles, fábulas y poemas estuvieron en mi vida desde muy pequeña. Me interesé por la poesía, me gustaba declamar, he tenido una vena histriónica, la poesía es una forma de pensamiento abstracta y concreta a la vez, es una combinación de razón y pasión, y además es breve. Quien lee poesía desarrolla capacidades de comprensión, empatía, creatividad, abstracción de la realidad y de las emociones, es un ejercicio valioso si se quiere luego escribir. Se puede decir que desde muy temprana edad se inició la inquietud. Luego vino el plan lector del colegio que nos acercó a las grandes obras de la literatura universal que te marcan de manera más profunda. Lea: La denuncia de abuso que llevó a Gina Parody a escribir su nuevo libro

Quiroga, un cuentista embrujador

“Un primer escritor de cuentos que no olvido jamás y del que además, más adelante hice una producción audiovisual con uno de sus cuentos, fue el uruguayo Horacio Quiroga. En aquel libro, El hombre muerto, en el que estaba un cuento con el mismo nombre y otros que tenían en la muerte un tema recurrente, que para entonces, también era una de mis obsesiones, encontré una cantidad de elementos que me marcaron, el primero es que se podía escribir corto, muy corto, y es algo que creo es una característica muy particular de mis escritos, lo otro, la crudeza, la tragedia.

Mis primeros cuentos, no publicados aún, giraban en torno a estos elementos. En ese libro de Quiroga había cuentos cortísimos, después del cuento homónimo de esa antología, el siguiente título era “El hijo” y cada uno que seguía tenía su componente siniestro, recuerdo uno más largo, “El almohadón de plumas”, que fue el que hice referencia de haber producido un dramatizado en la universidad con varios compañeros de curso, Mariam Hadra, Alejandro Buchheim, Ana Lucía Mercado, Vanessa Ghisays, Milena Roa, y unos seis compañeros más, fueron cómplices y productores de este cortometraje de 15 minutos, que fue merecedor de una nominación a los premios César a la producción audiovisual universitaria, en el año 2001”.

Me interesé por la poesía, me gustaba declamar, he tenido una vena histriónica, la poesía es una forma de pensamiento abstracta y concreta a la vez”.

Martha Amor.

Gabo, un descubrimiento

“Un escritor que me despertó una fascinación inusual, lo tengo que decir, fue nuestro querido y adorado Gabo y no quiero que esto suene a lugar común. Pero es muy difícil, además siendo costeña, no hacer referencia a nuestro Nobel, los otros grandes escritores de la literatura universal, bien son los otros, excelentes, pero la conexión especial que hay con un personaje como Gabo es alucinante. Una prosa exquisita, fantástica, que te lleva a unos lugares muy especiales, yo creo que el lugar que él tiene ganado en la historia está muy bien ganado, su sello particular es arrollador, y que a nosotros como hombres y mujeres del Caribe nos conecta de forma especial y asombrosa, es una conexión con parte de nuestra alma, con nuestra identidad fantástica. Siendo adolescente, se publicó Del amor y otros demonios, yo tenía 14 años y recuerdo no haber dormido por terminarme la lectura de un solo impulso. Su temática conectaba plenamente con mi universo, religioso, represivo, pero también lleno de la curiosidad y el asombro por las pasiones secretas”. Lea: ‘Ente Caribe’: el festival que reunirá lo mejor del teatro en Cartagena

¿Qué unifica, cuál es el común denominador, cuáles son las otras historias que gravitan sobre el libro?

“La Garita, habiéndose escrito primero, sale después de “Todos tienen el mismo nombre” por dos razones fundamentales. La primera es porque el libro de cuentos, no se planeó publicarse, fue un hermoso accidente que hoy celebro, porque si su publicación no hubiera sido sorpresiva, creo que ninguno de estos dos libros estuviese publicado. Y la segunda, es porque, este libro que había sido solicitado por algunas personas durante algún tiempo, requirió enfriarse, con esa temperatura que le regalaron todos estos años, desde 2014 hasta la fecha, para comprender el valor histórico y social que estos trabajos, que estas columnas de opinión, tienen sobre la ciudad y sobre mí como individuo social.

El amor, así como la muerte, la existencia como tal, son y serán temas que graviten en mis obras. Sin duda, el amor por Cartagena en este segundo libro, y el amor de las relaciones de pareja, del primero, son parte del común denominador, es ese amor que duele profundamente, pero que también nos salva de todo.

Otro aspecto importante, y que fue posible al analizar La Garita hoy en su conjunto y luego de un libro de literatura, es que desde las columnas de opinión, como género periodístico ya había una clara inclinación literaria. Hay columnas, como la dedicada a Óscar Collazos, titulada ‘Los maestros de periodismo y literatura’”.

Dice que el primer columnista que leyó y le fascinó, cuando estudiaba noveno grado en el colegio, fue Antonio Caballero. “Nunca me decepcionó, siempre era un gusto leerlo, su escritura, su mente, conocedor, hábil con la pluma, sus entregas dejaban siempre la sensación que habías aprendido algo nuevo. Aunque no estuviera de acuerdo ciento por ciento con sus posturas, especialmente en algunos temas espinosos, como los toros, por ejemplo, era una delicia leerlo.

Sus columnas inmortales me señalaron un camino. Mis siguientes referentes e inspiradores fueron locales. En aquellos años difícilmente podría leer a un columnista de un periódico o revista internacional, además he estado obsesionada con esta ciudad desde pequeña, y me inquietaba que los columnistas del periódico local hablaban de tantos temas distintos a la ciudad, que de hecho, cuando se me dio la oportunidad, me prometí que escribiría solo de Cartagena”.

Fue Pedro Luis Mogollón quien la invitó a escribir una columna. Evoca y resalta a columnistas como Óscar Collazos, Carlos Villalba Bustillo, Héctor Hernández Ayazo. Luego, a Daniel Samper Pizano, Daniel Coronell, William Ospina, “quienes ejercen otro tipo de influencia, y de los locales a Orlando Oliveros, sus publicaciones dan cuenta de su pluma excelsa, y a Carmelo Dueñas quien es todo un goce leer”.

Como centinela de los días, Martha escudriña lo que pasa dentro y fuera de su entorno, como el centinela de la garita, ve los dramas de la vida cotidiana, la sigilosa y palpitante realidad que ocurre frente al mar de sus historias.

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