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Cultural

Manuel Jaimes, detrás de una película

Es el guionista del filme “La Suprema” de Felipe Holguín, ganador del Premio Coral en el Festival de Cine de La Habana, y presentado en sesión especial en FICCI.

Manuel Jaimes, detrás de una película

Manuel Jaimes Triviño, melómano, investigador y guionista de cine, junto al afiche original de Quemada. //GUSTAVO tatis-EU.

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Encontrarse con Manuel Jaimes Triviño es vivir a plenitud la pasión por la música, el cine y la investigación de la cultura afrocaribe. Además de melómano de la música ancestral de Cartagena, su ciudad natal, estudioso de la salsa, el jazz y las músicas urbanas, Manuel Jaimes Triviño es coleccionista de música. Posee una inmensa colección de acetatos, discos compactos y casetes que revierte en su computadora personal, y disfruta la música en todos los formatos y plataformas contemporáneas.

En su apartamento de Cartagena tiene un afiche de los primeros Festivales de Música del Caribe firmados por las estrellas que pasaron por Cartagena, entre ellas, las bandas del Caribe continental, y las figuras estelares de Celia Cruz y Jhonny Pacheco, para citar dos de ellas.

Entre los tesoros que conserva está el afiche original de la película Quemada (1969) de casi dos metros de alto, filme de Gillo Pontecorvo, en el que aparece Marlon Brando y Evaristo Márquez.

Y conserva además una foto de Nereo López firmada por el artista en la que aparecen varios pescadores arrastrando con cáñamos una enorme canoa varada en la arena. Junto a estos tesoros del cine, el arte y la música, posee una biblioteca sobre orígenes y estudios de la historia y la cultura del Caribe. Le puede interesar: Dos secretos históricos de Cartagena. ¡Conócelos!

Manuel tiene un grado de la Universidad de Nueva York en Estudios Urbanísticos en City University of New York, ha sido docente en universidades de California, consejero cultural vinculado desde 1987, al Caribbean Cultura Centers African Dispora Institut, en Nueva York, como director de Proyectos Especiales.

En ese centro trabajó a lo largo de quince años y escribió artículos sobre Cartagena, contó de dónde llegaron los africanos que fueron esclavizados en la ciudad, y documentó con argumentos verificables por qué Colombia es, después de Brasil, el país que tiene el mayor número de afrodescendientes. También se ocupó en reflexionar sobre los derechos civiles de la diáspora africana en los Estados Unidos y en el mundo. Le puede interesar: Hay 54 nuevos bienes de interés cultural en Cartagena

En aquellos años de los ochentas se sabía muy poco de la música de Colombia, en los Estados Unidos. Todo gravitaba sobre Brasil, Cuba y Puerto Rico. El centro cultural invitó a la coreógrafa Delia Zapata Olivella, el sonero cartagenero Joe Arroyo y la cantadora Totó la Momposina. Le puede interesar: La razón por la que Totó la Momposina se retira de los escenarios

Los conciertos de Joe se hicieron en el Town Hall. Se invitó al creador del Festival Internacional de Coleccionistas de Música Tropical en Nueva York, donde figuras de la música fomaron parte: Graciela, la cantante de Machito, Chocolate Armenteros, Ralf Mercado, Izzy Sanabria, el presentador de La Fania, Larry Harlow, Joe Battan, Jimmy Savater, Joe Cuba, Joe Quijano, Manni Oquendo, Orquesta Broadway, Hispanic Harlem, Sunny Bravo, Jhonny Colón, entre otros.

En 2008 se le rindió un tributo al músico cubano Chocolate Armenteros. Una de las tareas de Manuel fue digitalizar todos los conciertos y conferencias que estaban grabados en formatos anteriores al disco compacto, y fortalecer el inventario del archivo del centro cultural cuyo énfasis además de estudiar las músicas, religiones y manifestaciones culturales de origen africano, ha sido la interacción con creadores y gestores y la sensibilización de las ciudadanías hacia lo afro no solo en su arte, música, sino también en su pensamiento y en su filosofía de vida. Le puede interesar: El cartagenero que planea recorrer Colombia junto a su perro ‘Pello’

En ese centro él se convirtió en director de Archivos y Medios Audiovisuales, y su amplio recorrido como investigador de la herencia africana lo erigieron como una autoridad internacional. Lo que hizo durante ese tiempo en Nueva York fue. en esencia, un Doctorado en Estudios Africanos.

Tal vez la faceta menos conocida de Manuel Jaimes en Cartagena sea la de su vocación cinematográfica y la del guionista de cine. En Nueva York colaboró en el documental “Cuando los espíritus bailan mambo”. Fue director de multimedia, consultor y escritor para Putumayo Récord, columnista para el periódico Hoy, y consultor para World Music Institute. Le puede interesar: Arrancó el Festival Internacional de Música

En el especial que Putumayo hizo sobre Colombia, Manuel se refirió a los diversos ritmos musicales que enriquecen el mapa sonoro de Colombia. Con su proyecto “En directo vía satélite” (2010) ganó una convocatoria de guiones del Ministerio de Cultura de Colombia, lo que le permitió participar en diversos talleres para la culminación de la obra en construcción.

A lo largo de estos años ajustó ese guión durante veinte años, escribiendo 101 páginas. El resultado es este guión del filme “La suprema” de Felipe Holguín, que acaba de ser galardonada en el Festival de Cine de La Habana.

“La historia surgió en 1990 caminando por Tompkins Square Park en Nueva York, al ver que entre los vagabundos que dormían en ese parque en Nueva York, había uno que estaba sentado en un sofá rescatado de la basura viendo televisión en una pantalla, también encontrada en la basura, y el vagabundo se había ingeniado para conectar el televisor a la electricidad robando la energía de uno de los cables del parque, para poder ver un programa deportivo. Le puede interesar: Milagros en isla pirata

La escena me impactó. Y esa escena me conectó a otro episodio en Cartagena, cuando era un niño en 1972, y Antonio Cervantes ‘Kid Pambelé’ se convirtió en nuestro primer campeón mundial de boxeo. Recuerdo que la primera entrevista que concedió Pambelé después de su triunfo fue en el Hotel San Felipe. Yo vivía en la Calle de la Magdalena, en Getsemaní, y salí a ver y a escuchar a Pambelé en el hotel.

“Al saber que Palenque no tenía luz cuando Pambelé ganó y él prometió que su pueblo tuviera luz, y logró que instalaran las redes eléctricas en su pueblo, pensé en el tipo del parque en Nueva York, y las dos escenas fueron el germen de este guión, en el que un pueblo que no tiene luz eléctrica se ingenia para conseguir un televisor y luego conectarlo para poder ver el combate de una boxeadora”, me cuenta Manuel Jaimes en una intensa y bella conversación de varias horas entre Getsemaní y su apartamento. Le puede interesar: Video: Así celebró Pambelé sus 77 años de vida

Manuel estaba ansioso de ver cómo su guión pudo ser adaptado o interpretado en un filme premiado. Tiene la convicción de que un guión tiene tantas posibilidades creativas. Y es siempre un reto para un director.

En su apartamento descubro que tiene una colección de afiches originales de películas sobre piratas y de cine mudo. El cine lo persigue desde que era un niño que asistía a los viejos teatros al Festival de Cine de Cartagena.

En Nueva York, sus hijos que fueron becados y estudiaron en escuelas privadas, tuvieron el privilegio de tener como compañeros de aulas a los hijos de celebridades del cine mundial como Al Pacino, Richard Gere, entre otros. El cine, como la música, es una conversación cotidiana en el ámbito familiar de Manuel Jaimes. Le puede interesar: ¿Es importante el cine en Cartagena?, esto nos dice Felipe Aljure

Además de su inmensa formación cultural y su experiencia como investigador, su sentido crítico frente a la vida y el arte, su gran sensibilidad social y su apuesta por la valoración de la herencia filosófica y cultural de África, entre nosotros.

Al hablar, Manuel convierte sus dedos en tambores invisibles que percuten en el aire y tocan los brazos de su sofá para seguir el ritmo de alguna canción en la que palpita un bongó convocando la fiesta. Sus ojos achinados y sus manos abrazan la luz penumbrosa de Evaristo Márquez en el afiche.

Es exigente y perfeccionista. Hago más de veinte fotos de su rostro saliendo del enorme afiche de Quemada. Se detiene a mirarlas y solo salva una sola imagen de todas las que he captado. Y es ésta en la que entra y sale de su propio afiche como si entrara y saliera por el túnel del tiempo.

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