Martha Amor ha ganado varios premios de periodismo con el proyecto de la emisora de la U de C. Hoy muestra su faceta de escritora donde invita a la deconstrucción del amor romántico.
‘Todos tienen el mismo nombre’ es el reciente libro de la cartagenera Martha Amor Olaya. Ella es comunicadora social y periodista, máster en Cultura y Desarrollo, y especialista en Gestión Pública. A lo largo de su vida se ha dedicado a comunicar en los medios y en el entorno organizacional. Sin embargo, en las últimas semanas dio a conocer su nueva faceta de escritora.
Esta reciente obra será lanzada oficialmente el viernes, 28 de octubre, a las 5:30 p.m. en el Palacio de la Proclamación. Habrá un conversatorio con el escritor y periodista cultural Orlando Oliveros Acosta.. Lea aquí: Gustavo Álvarez Gardeazábal: presentan su nuevo libro de crónicas
Se trata de su primer libro compuesto de 12 cuentos con historias de desamor. Aborda la universalidad de las emociones, las situaciones que pueden pasar en una relación de pareja y la forma en cómo procesar el duelo, lo que popularmente se denomina tusa, así que para la autora estos cuentos llevan al lector a tener reflexiones íntimas sobre situaciones que pasan y, de alguna u otra forma, sacar lo bueno de experiencias no tan buenas.
A Martha le gusta escribir desde que era niña. En repetidas ocasiones intentó hacer cuentos, poesía y en el periodismo tuvo la posibilidad de generar grandes reportajes y crónicas, que también permite cierta versatilidad frente a la narrativa.
Cabe anotar que Amor Olaya fue la directora y fundadora de la emisora de la Universidad de Cartagena por cerca de ocho años. Ahí tuvo la posibilidad de ganar varios premios de periodismo a nivel nacional e internacional. En ese tiempo fue columnista de El Universal, siendo reconocida por la encuesta de Cifras y Conceptos como una de las columnistas más leídas en el Caribe colombiano.

Portada del libro ‘Todos tienen el mismo nombre’
El título ha sido muy curioso para muchos. La autora explica que es una reflexión en cada cuento. “El lector juicioso se da cuenta qué pasa cuando Saud -nombre que se repite en casi todos los cuentos- es el mismo, y cuando es otro personaje”, y agregó que hay que ser un lector muy detallado, muy concentrado y antojado de descubrir e interpretar las intenciones del escritor para darse cuenta la diferencia entre un Saud y otro.
“Eso es como una trampa, una complicidad con esos lectores que quieren ir más allá. Una de las razones del título, es que en todos los cuentos hay un Saud. Otra, es una curiosa alusión a la manida, generalizada y por tanto, falsa afirmación ‘todos los hombres son iguales’- sin duda, interpelando al machismo y haciendo una crítica a él.
Su inspiración
A lo largo del tiempo, la autora ha tenido una conexión con esa ilusión de escribir más allá de textos periodísticos y producir desde la literatura. “Quiero que las nuevas generaciones se animen a leer y por eso me atrevo a proponer una escritura directa, buscando quizá atrapar a aquellos a quienes habituados a un consumo de contenido veloz, como el que ha acostumbrado las redes sociales, enganchen con las historias y deseen leer más”.
‘Todos tienen el mismo nombre’ nació en pandemia, justo cuando la humanidad se vio obligada a vivir el encierro y cortar actividades cotidianas, fue allí donde Martha encontró el tiempo que le faltaba para escribir estos 12 cuentos, en medio de todas esas emociones que afloraron en esas circunstancias especiales llenas de tanta incertidumbres, miedos, interrogantes e incomodidades. Lea también: Infidelidad y coronavirus: una relación peligrosa
“No había pensado en publicarlos - no fue un hecho tan consciente- se dio en medio de la oportunidad de participar en un concurso literario y en el proceso de inscripción caigo en cuenta que eso traía inherente a la publicación, entonces es cuando veo mis 12 cuentos publicados en este libro, toda una sorpresa para mí, pero también la oportunidad de dar un paso adelante en el sentido de superar la timidez y atreverse.”, dijo Martha Amor.
¿Realidad o ficción?
En cuanto a las vivencias de los personajes, su autora recalcó que son cuentos de ficción, pero que se nutren con historias reales.
“Creo que hay algo de periodismo, pues las historias de ficción se nutren de múltiples charlas, de muchos encuentros. Es un libro con una mirada y tono femenino que no escapan a situaciones que han podido vivir muchas mujeres y hombres en su cotidianidad, ese es el gancho, que las personas se vean reflejadas en situaciones que no le son ajenas, a partir de allí, viene lo más importante, qué se hace y qué se piensa con eso que pasa, y aparece esa voz, que es como una consciencia que no sabe nada, que no es moralista, ni superior, que es tan humana como los personajes y que puede confundirse y fallar otra vez, en su única función clara en el camino, entender o aprender algo que puede volver a ajustarse, es decir, no será nada definitivo”, dijo.
Añadió que, la literatura exige recursos literarios, exige creatividad e inventiva para transformar algo cotidiano en interesante, aunque también señala que es un reto enorme entender las complejidades de la existencia humana desde donde se expresa la vida, y llevar al lector a ese universo complejo, de manera sencilla y diáfana, pero con esa extraña sensación de que está descubriendo algo nuevo, aunque realmente no sea así.
Martha coincide con muchos escritores que aseguran que la realidad supera la ficción y que la labor del escritor a veces se reduce a transcribir lo inverosímil, “ es un reduccionismo lleno de modestia, pero tiene algo de razón”, al final los personajes terminan siendo muy de carne y hueso con sus dolores y emociones al desnudo. Las historias ahí narradas pueden no ser ajenas para los lectores, y eso es lo cautivador, porque conecta de manera directa con sus emociones, genera un poco de curiosidad y también pueden descubrir los matices y alejarse de las generalizaciones, al percatarse de los giros que puede tener cada una.
“Ha sido duro intentar interpretar los códigos del lenguaje contemporáneo y tratar de reproducirlos, no estoy segura de que lo haya logrado, pero parte del ejercicio ha sido encontrar un tono que conecte con nuevas audiencias”, contó.
¿A quién va dirigido?
Estos 12 cuentos fueron pensados para un público joven, aunque tiene contenido sexual, considera que ya eso no debería ser un tabú para nadie. “Desde muy jóvenes se experimenta la sexualidad y eso debería estar un poco más normalizado precisamente para ejercerla con mayor responsabilidad”.
El lenguaje es bastante vertiginoso, la trama se desenvuelve de forma muy rápida, la autora siente que la forma en cómo se desenvuelve el mundo de hoy invita cada vez menos a una lectura sosegada como se hacía antes, y que los jóvenes cada vez se alejan más de esas narrativas rimbombantes, cargadas de léxico en desuso y descripciones extenuantes. “Hay literatura para todos los gustos, hay quienes quieren explorar un lenguaje profuso y otros sedientos de uno sencillo y directo.”
“Pienso que el tiempo que gastan los jóvenes en redes sociales indica un poco el tipo de contenidos con el que podrían conectarse, nunca he creído en la “dictadura” de las audiencias, no lo hice en UdeC radio, no lo hago ahora, pero sí creo que analizar tendencias nos da pistas de cómo conquistar públicos y cómo invitarlos a un mundo que nos permite resignificar el universo, ser reflexivos y nutrir nuestro pensamiento, hay que crear estrategias para que la gente lea más” puntualizó la escritora, Martha Amor.