Las flores tienen magia, atrapan con su belleza y las mil posibilidades que ofrecen para despertar sentimientos, desarrollar destrezas artísticas y hacer parte de la decoración, entre otras disposiciones, atraen a quien por naturaleza ha estado cerca de ellas.
Sally Hambleton es la florista de Madrid, también una marca de amplio reconocimiento en España, donde representa un oficio que requiere de mucha delicadeza, buen gusto, pero ante todo, olfato. Con su nombre está inscrito el negocio, ese que con su prestigio la ha llevado por un universo de color y que siempre está dispuesto a cambiar cualquier entorno.
Con una madre inglesa fiel a sus tradiciones y que no concibe una mesa sin flores, Sally ha estado en contacto con ellas desde siempre, al punto que desarrolló la habilidad para manejarlas y sin proponérselo, se convirtieron en su proyecto de vida.
La florista española ha regresado a Colombia con su propuesta innovadora, ya antes estuvo compartiendo su conocimiento en muchos frentes, donde se incluye una floristería de renombre en Bogotá, hasta las capacitación a jóvenes ávidas de nuevas posibilidades en la Fundación Juanfe, sin embargo, su atención ahora se concentró en la invitación al Wedding Forum 2022 organizado por Sofitel Legend Santa Clara.
Su historia es particular, si bien estudió interiorismo, por casualidades de la vida hizo un master en la Bolsa de Madrid como gestora de fondos de inversión, de donde fue despedida después de diez años de trabajo. Para entonces contaba con 30 años, estaba recién casada y con la indemnización, por lo que la decisión de viajar a Londres y cursar unos talleres de diseño floral con Kenneth Turner, fueron su objetivo más próximo.
Movida por el deseo de aprender y sin pensar que podía hacer de aquella experiencia un modelo de negocio, regresó a casa y con entusiasmo le comunicó a su marido que había descubierto lo que quería hacer el resto de su vida, contando con su apoyo irrestricto.
La búsqueda de insumos la llevó a Holanda, el país por excelencia en lo que a flores se refiere y con más cursos en Londres, el paso siguiente fue acondicionar un local cercano, toda vez que la casa se hizo pequeña para cohabitar con el negocio.
De esto han pasado 20 años cuando sin estudio de mercado, pero con mucho optimismo dio continuidad. El local sigue siendo el mismo, solo que ahora cuenta con otros adyacentes y el equipo de colaboradores aumentó.
Bodas, grandes eventos, incluso de la realeza, han contado con la florista de la calle Gabriel Lobo de Madrid, un espacio que se ha convertido en pionero de este negocio, toda vez que España no se distingue precisamente por este arte.
Más allá de manipular la flor, Sally aplica el concepto de sostenibilidad y es por esto que permanece atenta a todo el proceso que la envuelve hasta su llegada a España. Las flores lo que necesitan es frío y agua, dos elementos que le van a mantener por más tiempo.

Marcando la diferencia
Y como buena artista y excelente interlocutora, tiene muchos detalles para contar de su trayectoria, también pautas que sigue y recomienda, porque no concibe el mundo sin flores y plantas, como tampoco el descuido de las mismas.
Se te conoce como la florista de la Jet Set, ¿Qué ofreces para cumplir las expectativas?
Llegue a este sector en un momento en que hacía falta una renovación. Nunca entendí por qué en Madrid las floristerías no eran como en Londres, esto empezó a cambiar un poco antes de mi incursión, había un par de sitios donde mi marido me compraba flores y de hecho sigue siendo cliente. Entré a revolucionar en cuanto al estilo y el tipo de flores a utilizar, y siempre quise ofrecer ramos como los que a mí me gustan.
Has estado en eventos importantes, como la pedida de mano de la reina Letizia, ¿Cuál otro?
Tuve la suerte de participar en la organización de la ampliación del Museo del Prado. Fue una cena de gala, para la cual debí subir a una mesa oval con escarpines y llenar de flores recipientes que son patrimonio nacional del Palacio Real, piezas que no salen de los museos. También puedo decir que he estado en la casa de los Beckham, durante su estancia en Madrid, cuando hacían atenciones a sus amigos. Son gente sencilla y amable.
¿De dónde viene la inspiración?
De la naturaleza y de los jardines ingleses que son mi afición. Realmente tengo una tienda de flores y soy diseñadora floral, porque no puedo tener un jardín en el centro de la ciudad.
¿Sigues tendencias?
La moda como fenómeno cultural me interesa, un desfile y una puesta en escena, pero no aplico eso a las flores. La suerte de Europa es tener cuatro estaciones y éstas se encargan de marcar la tendencia con flores de temporada, por tanto nunca uso fuera de las mismas.
Teniendo en cuenta el tema de sostenibilidad, ¿Cómo es tu relación con los cultivos?
En España tenemos muy pocos proveedores de flores comparado con Colombia, el gran centro es en Holanda y durante la pandemia vimos muchos dramas, como el de contenedores enteros que iban para la basura.
A partir de eso entré en contacto con productores y pedí donaciones para hacer arreglos y llevarlos a residencias de ancianos que estaban desatendidos, mi filosofía era que sintieran que alguien se ocupó de ellos. Ahora seguí hablando con la gente del sur y me comprometí a que el 50% del producto de la tienda, sea nacional.
¿Cuál es la flor que mejor trabajas?
Cada época tiene lo suyo. Me gustan muchísimo las flores que son prácticamente invisibles, como los clematis, que son una enredadera muy fina, dan el movimiento que busco y hacen mi trabajo diferente al resto. Las hortensias y la rosa de jardín colombianas me encantan, pero con esta cruzada personal que tengo con la sostenibilidad no compro fuera de Europa.
¿Qué debe tener un centro de mesa?
Debe complementar y no molestar. Lo más importante de una comida es la compañía y no debe ser obstaculizada por ningún elemento.
¿La flor adecuada para el clima de Cartagena?
Aquella que le gusta este calor, las calles están llenas de bugambilias, que están muy felices aquí.
¿La flor para una boda?
Por versatilidad, largos de tallos y suntuosidad, tendría que decir la rosa, es la más romántica.