En San Pelayo están doblemente de celebración cultural porque tanto el ritmo ancestral del porro, que tiene más de cien años de historia musical en el Caribe, como el Festival Nacional del Porro, creado en 1977, han sido declarados Patrimonio Oral e Inmaterial de Colombia. Esta declaratoria se esperaba desde hacía años, porque el porro ha forjado una bella y sostenida heredad sonora en la región sinuana que ha puesto a bailar a toda la Nación. Lea aquí: El porro y Festival de San Pelayo son patrimonio Cultural e inmaterial
Como sinuano de origen, celebro esta declaratoria porque el porro es la música que me ha hecho feliz a lo largo de mi vida, y es la música que me arrulló en la infancia. Es, además, la música que ha aportado a la rica diversidad del patrimonio cultural colombiano. Para el gran músico sincelejano, el saxofonista, clarinetista y flautista Justo Almario, alumno aventajado de Pello Torres, Antonio María Peñaloza y de la estirpe genial de Lucho Bermúdez, “el porro es el jazz del Caribe colombiano”. Cuando el músico de jazz norteamericano Charles Mingus conoció el porro y la cumbia colombiana, gracias a Justo Almario, emprendió la hazaña de crear su álbum “Cumbia & Jazz Fusion”. Es un álbum grabado para el sello Atlantic, en 1977. Ese álbum es la metáfora encarnada de que los ríos de la música del mundo se encuentran y confabulan. Esta vez, el Mississippi bebiendo de las aguas musicales del río Magdalena.
La experiencia que tuvo el músico Miguel Emiro Naranjo, fundador de la extraordinaria banda 19 de Marzo de Laguneta, enseñando porros en París, probó una vez la pasión que ha generado el porro en músicos de Estados Unidos, Europa, Asia y África. Muchos libros y manifiestos se han escrito en procura de esta declaratoria nacional al porro desde San Pelayo para el resto de Colombia. Y allí ha sido clave en esta gestión la apasionante, obstinada y decidida misión del investigador William Fortich Díaz, autor de “Con bombos y platillos. Origen del porro, aproximación al fandango y las bandas pelayeras” (Domus Libri, 1994); los libros de Antolín Díaz “Sinú, pasión y vida del trópico” (1935), Guillermo Valencia Salgado sobre la monografía de Córdoba (1981), y los estudios sobre el porro. Y los ensayos del escritor José Luis Garcés González; las investigaciones sobre el origen de María Barilla, realizadas por Orlando Fals Borda y Albio Martínez, entre otros.
Cuenta William Fortich que el músico loriquero José Dolores Zarante dirigió su propia banda en Cartagena en 1883. En 1884 fundó la banda Armonías de Lorica. En 1912 fue profesor de música en la Universidad de Cartagena, compuso valses, polkas, pasillos, mazurcas, danzas y marchas fúnebres. William privilegia los nombres de los músicos Alejandro Ramírez Ayazo y Pablo Garcés Pérez, quienes organizaron la primera banda en San Pelayo, en el amanecer del siglo XX. Entre 1990 a 1930 aparecen los porros clásicos: “María Barilla”, “Soy pelayero”, “Sábado de Gloria”, “El pájaro”, “La seca”, “El pilón”, “ El gavilán garrapatero”, “El Binde”, entre otros. El porro ha sido la música emblemática de San Pelayo a lo largo de más de un siglo. Y en cada casa, quien no sabe tocar una trompeta o un bombardino, sabe tocar porros con hojitas de laurel entre los labios.