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Cultural

El nuevo libro de Gustavo Tatis sobre el pintor Alejandro Obregón

“Escribí este libro con un ritmo demencial, como si escribirlo me ayudara a vivir”, relata el periodista sobre la nueva biografía del gran artista.

El nuevo libro de Gustavo Tatis sobre el pintor Alejandro Obregón

El periodista Gustavo Tatis en un encuentro con Alejandro Obregón en su casa. //Foto: Maruja Parra.

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Diciembre comienza con una sorpresa literaria que se cocinó con los tizones de una cuarentena de inspiraciones encendidas para el periodista, poeta y escritor Gustavo Tatis Guerra. Después de varias madrugadas en su biblioteca personal, en su casa, le dio vida a ‘Alejandro Obregón, delirio de luz y sombra’ (Editorial Planeta - Colección Crítica), una biografía del gran artista colombiano. Un libro que llega a nuestras manos precisamente en 2020, en la conmemoración del centenario del precursor del arte moderno en Colombia.

Gustavo, autor de varios libros y cronista de El Universal, nos cuenta detalles de las situaciones adversas que lo llevaron a escribir sobre uno de los personajes más relevantes de la cultura en Colombia, en una publicación que esta primera semana de diciembre llega a las librerías del país. (Cartagena bajo el signo de Alejandro Obregón)

¿Cuándo comenzó a concebir el libro?

- Tuve conciencia de que debía escribirlo en junio de 2019, cuando conversé con Rodrigo Obregón y le pedí que me permitiera recorrer el estudio de su padre, en la calle de la Factoría. Al entrar, hice una reverencia y me detuve en la puerta. Y fui mirando todo en absoluto y perplejo silencio, viendo las señales del maestro aún vivas en la ruina del taller, 27 años después de su muerte, en abril de 1992. Los pinceles y brochas detenidas, los marcos arrumados, versos inspiradores de poetas escritos en los muros, trazos en azul y naranja, negro y blanco, las direcciones de teléfonos o agendas que dejó escritas a mano, mientras el comején amenaza con devorar listones, recuerdos y memorias. Al final descubrí que Rodrigo estaba filmándolo todo, incluso mi silencio. Al salir le dije: En 2020, para los cien años del natalicio de tu padre, espero darte una sorpresa. Era la semilla de este libro.

Recorriendo la casa de Obregón, ¿qué le sorprendió de todas esas señales del maestro aún vivas?

- No tanto los despojos de cosas aún presentes en la casa, sino que al entrar allí se me agolparon todos los recuerdos de cuando fui a entrevistarlo y tuve el privilegio de ser invitado a almorzar, una vez, y, en otra ocasión, de pasar toda una noche hasta la madrugada compartiendo con él, acompañado del poeta Juan Manuel Roca, la noche exacta en que Obregón vino de Bogotá con un diagnóstico adverso de uno de sus ojos, y tuve el atrevimiento de tocar a su puerta porque el poeta que estaba de paso deseaba conocerlo. Y tocar sin avisar se convirtió no en una imprudencia, sino en una oportunidad de compañía en un momento crucial de su vida. Y él nos acogió con la ansiosa euforia de su desconsuelo.

¿Cómo fue plasmando el fantasma de ese recuerdo vivo en su libro y qué ingredientes le añadió?

- Empecé a estructurar una idea de libro sin presunciones biográficas, pero, cuando hice la línea de tiempo entre 1920 a 1992, intuí que ya no podría escapar a la tentación de averiguar qué pasó antes de su nacimiento y después de su muerte, desde 1992 hasta su centenario. Sin haberlo controlado racionalmente, en mi propia dispersión de coleccionista de periódicos viejos, había guardado durante muchos años todo lo que aludía a Obregón. Descubrí que tenía demasiado material sobre él, viejos cuadernos de conversaciones y apuntes de encuentros y le di forma a un posible libro con veinte capítulos que no excediera más de 200 páginas. Envié la propuesta a Editorial Planeta. Mi sorpresa fue que la sustentación de la propuesta fue acogida y empecé a desarrollarla.

¿Fue un reto tener lista esa biografía para el aniversario del centenario de Obregón? ¿Se escribió en cuarentena?

- En diciembre de 2019 yo estaba poseído en la escritura del libro, entrevistando familiares, amigos y estudiosos de su obra y mujeres cercanas a su corazón. Cuando empezó 2020 tuve el pálpito terrible de que no alcanzaría a culminar el libro para junio. En enero y febrero el libro avanzó poco y, cuando llegó la pandemia, sentí que debía transformar el tiempo del confinamiento en un raro y vertiginoso año sabático para poder culminarlo, con la diferencia de que nunca en mi vida he tenido un año sabático para escribir libros y menos financiamiento para encerrarme a hacerlo. La pandemia fue como ese año sabático singular y dramático en que no dejé de trabajar como periodista y no renuncié al cotidiano desafío de vivir y sobrevivir, resolviendo el día a día. Para culminar el libro trabajé hasta diez y doce horas diarias, día y noche y madrugadas, viví al lado del computador, sin detenerme por más de cien días que fueron como dos años, casi con el mismo vértigo del ser que estaba describiendo. Los veinte capítulos se convirtieron en cincuenta y las doscientas páginas casi se triplicaron. Tuve la sabia sugerencia de Andrés Grillo, mi editor de no ficción, de podar más de cien páginas que eran contextos históricos, que no tenían que ver mucho con mi biografiado.

¿Qué puede encontrar el lector en la biografía?

-No solo la maravillosa y apasionante aventura de su vida, la inspiradora ficción encarnada de uno de los grandes impulsadores del arte moderno en Colombia y América Latina. Viajarán a los orígenes de Obregón, a la génesis de algunas de sus pinturas icónicas como Violencia (1962), al nacimiento de una nueva manera de narrar y sentir el paisaje de Colombia. Conocerán secretos de su manera particular de retratar su propia vida y convertir en arte la historia del Caribe y el país. Este libro nos lleva al surgimiento de sus cóndores emblemáticos, barracudas, toros, caimanes, iguanas, flores carnívoras, su perenne tributo a la leyenda del Hombre Caimán, a Blas de Lezo, Bolívar, la India Catalina, etc.

También nos lleva a su relación con Cartagena...

-Sí. También contamos facetas desconocidas de Obregón y su relación con sus amigos de Barranquilla, Cartagena, Bogotá, París, etc. El papel significativo de las mujeres en la vida del artista, su encuentro con Picasso. Este libro abarca también a sus cuatro hijos: Diego, Rodrigo, Silvana y Mateo. Son amplios los capítulos sobre Cartagena, desde su llegada a la ciudad hasta su muerte.

¿Cómo ha cambiado en usted la percepción del artista, antes y después del libro?

- Escribir el libro me permitió reafirmar una impresión y una convicción: no se puede hablar del arte en Colombia sin pasar por el pulso vital y creativo de Alejandro Obregón. En agosto de 1984 alquilé un apartamento a pocas casas de la casa de Obregón, para prepararme en mi destino de padre, y el certero azar me llegó a desandar los pasos de un vecino que era ya un mito viviente y al que empecé a investigar con una curiosidad insaciable. Mary Serrano, mi esposa, fue cómplice en el logro de esta aventura. Ella fue la primera en leer (el libro) y en sorprenderse de haber cumplido la promesa a Rodrigo Obregón, quien nos llamó dos días antes de morir, para hablar del centenario de su padre.

Escribí este libro con un ritmo demencial, animal, como si escribirlo me ayudara a vivir, a sobrellevar la amenaza de la peste y a escapar embrujado a los designios adversos de nuestro tiempo.

El pintor captado por Olga Lucía Jordán.
El pintor captado por Olga Lucía Jordán.

Tuve conciencia de que debía escribirlo en junio de 2019, cuando conversé con Rodrigo Obregón y le pedí que me permitiera recorrer el estudio de su padre”.

Y tocar sin avisar se convirtió (...) en una oportunidad de compañía en un momento crucial de su vida. Nos acogió con la ansiosa euforia de su desconsuelo”.

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