Paul Krugman es un economista estadounidense galardonado con el premio Nobel de Economía 2008. Es docente de la Universidad de Nueva York y comentarista de prensa. En ‘Imagina el Mundo’, de Hay Festival, analizó la situación financiera global en el contexto de la pandemia del COVID-19, un apunte necesario para entender lo que viene como consecuencia del nuevo virus.
“Creo que hablar de esto es útil para comparar y contrastar la pandemia con la última crisis; tuvimos varias crisis financieras en 2008 seguidas de varias réplicas, incluida la crisis de Europa 2010 - 2013, que podría haberse esperado que condujeran a grandes cambios en el orden mundial, grandes cambios entre las instituciones y en las relaciones entre países”, señala. Sin embargo, contrario a ello, “las crisis anteriores no condujeron a grandes cambios (...) El sistema global permaneció sorprendentemente sin cambios, el sistema mundial de comercio no se rompió, no cambió. Los Estados Unidos mantuvieron su influencia a nivel global, incluso la aumentaron”.
Krugman asegura que la crisis del COVID-19 sí tendrá consecuencias distintas, pues esta conlleva a algunos cambios psicológicos y perceptivos muy diferentes del mundo. “Va a ser un shock económico muy fuerte, cuya duración desconocemos, dependerá mucho de cómo se desarrolla la epideomología. Tal vez la crisis se adelantó a algunas cosas que ya estaban sucediendo, y realmente aumentó algunos de los puntos de fractura cruciales. Es probable que el mundo esté mucho menos integrado en al menos un sentido político y financieramente”, añadió. Según el economista, la confrontación entre Estados Unidos y China, “que ya parecía bastante grave, y lo era”, a “principios de año parecía posible que encontráramos una manera para que ambas partes declarasen la victoria e hicieran las pases”, algo que difícilmente va a suceder ahora, con los dos países culpándose mutuamente por la pandemia.
Para el economista, la OMS está bajo un desafío severo, pues ante la crisis las instituciones internacionales están siendo cuestionadas. “Será muy difícil, incluso una vez que la pandemia pase, para los países volver al tipo de negociación de buena fe (...) Entonces hay también un efecto de la pandemia sobre la credibilidad de los diferentes sistemas vigentes”.
“Hemos vivido desde la Segunda Guerra Mundial en un mundo en el que Estados Unidos desempeña el papel de un muro estabilizador, Estados Unidos no es perfecto y su importancia disminuye gradualmente en el mundo (...) Estados Unidos ha perdido credibilidad por su mala gestión de la pandemia y el hecho del mal manejo de la crisis del COVID ha hecho un daño enorme en el prestigio estadounidense, en estos días no parece un lugar al que quieras emular, admirar”, afirma Krugman.
Contrario a esto, añade, “China ha gestionado la pandemia de manera más eficaz, en el momento en que EE. UU. podía en efecto atraer al mundo. Este es un cambio importante, China ha surgido con un poder enormemente mejorado, pero con un sentido real de prestigio y credibilidad en relación con los Estados Unidos, pero China inherentemente no es capaz bajo el régimen actual de cumplir el papel de ser la fuerza global estabilizadora, Estados Unidos tenía esas cosas pero las ha tirado”.
Según Krugman, nos dirigimos hacia un “orden mundial mucho más débil y caótico, como resultado del COVID-19 que nos perseguirá por mucho, mucho tiempo después de que el virus se haya ido”.