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Cultural

‘El Mago’ Guillermo Dávila fue a encontrarse con Gabo

Ha muerto el último de los linotipistas de El Universal, Guillermo ‘El Mago’ Dávila. Él conservaba la capacidad de asombrarse ante las maravillas del mundo que lo ve partir a sus 90 años.

‘El Mago’ Guillermo Dávila fue a encontrarse con Gabo

Guillermo ‘El Mago’ Dávila, el último linotipista que pasó por El Universal. //Cortesía: Sandro Da Silva.

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Por: Édgar Tatis Guerra - Especial para El Universal

En la madrugada de este 22 de abril se apagó la vida de don Guillermo ‘El Mago’ Dávila y hay que decir que hasta sus 90 años mantuvo intacta la capacidad de asombro propia de los niños que siempre buscan respuestas a las incógnitas de la vida cotidiana.

Don Guillermo falleció en la Clínica Reina Sofía, de Bogotá, después de padecer una fuerte infección renal.

Tuvo una juventud intrépida, cuya afición por los caballos le animó a redactar sobre hípica y todo el fascinante mundo de los deportes ecuestres. Reconocía que su pasión por escribir le exigía leer mucho para ser cuidadoso de la buena ortografía con redacción amena.

Tuvo el privilegio de conocer el encanto mágico que posee Cartagena de Indias: ‘El Corralito de Piedras’ o ‘La Heroica’, y fue en esta ciudad caribe donde incursionó como linotipista en el diario El Universal, un oficio nada fácil porque debía reunir las letras del abecedario para ir armando frases u oraciones al revés, que luego se fundían en lingotes con una aleación de plomo caliente y de ahí a la imprenta tipográfica.

Nacido en Bucaramanga, Guillermo Dávila trabajó desde muy joven en el periódico El Universal como linotipista en los años 50, luego se retiró para estar vinculado a su otra pasión: la magia.

“Fue el último de los linotipistas que tuvo El Universal, muy activo, hasta este martes estuvo en pie, incluso, hace poco le envió un mensaje de condolencias al periódico por el fallecimiento de Germán Mendoza”, añade el periodista Gustavo Tatis Guerra.

‘EL MAGO’

Con brillo en sus ojos azules, don Guillermo rememoraba emocionado cuando conoció a Gabriel García Márquez, con quien selló una linda y genuina amistad. Fue en 1951 cuando ambos decidieron emprender el reto de fundar un periódico pequeño tamaño media carta, al que bautizaron ‘Comprimido’.

‘‘Fue una aventura literaria que se inició con 120 pesos y donde publicábamos notas condensadas sobre el acontecer de la ciudad, sus necesidades más apremiantes y se exaltaban los valores humanos. Circulamos entre el 18 y el 23 de septiembre de 1951’’, relató Dávila.

Recordó que todos los ejemplares de Comprimido se agotaban muy rápido gracias a la distribución que él mismo hacía en sitios emblemáticos de Cartagena como la Plaza de Los Mártires, la Plaza de Bolívar, entre otros.

En las seis páginas de Comprimido se podían leer mensajes cívicos: ‘Cartagena, emporio turístico del Caribe’, también el horóscopo, recomendaciones saludables en la sección ‘Consultorio sentimental’ que redactaba Gabriel García Márquez, y otros temas.

Y precisamente fue su capacidad de asombro al conocer al mago Richardine, el mismo que encantó al niño García Márquez en Aracataca (Magdalena), lo que animó a don Guillermo Dávila a constituir la Asociación Colombiana de Magos, que acogió a destacados artistas como Lorgia.

Tuvo el honor de ser secretario de dicha asociación sin saber de magia, aunque la ocasión de estar rodeado por ellos le permitió aprender muchos trucos y shows. ‘‘Aprendí a manejar muy bien las cartas e inclusive a hipnotizar. Ser mago me facilitó tener muchos amigos, conocer varias ciudades de Colombia y del mundo’’, relató Dávila.

Con Cartagena tuvo una conexión especial y memorable por ser una ciudad fascinante tanto para los visitantes nacionales como extranjeros. No ocultó sentirse orgulloso de haber conocido al Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez, al que admiró por su carisma humano, su clarividencia y porque también era un mago de la palabra escrita.

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