Juan Carlos Rueda deja al partir, a sus 62 años, un hermoso e inolvidable libro de crónicas: ‘El cazador de historias’, publicado en 2017, y más de trescientas canciones, algunas de ellas grabadas por orquestas de América Latina.
Era un hombre múltiple. Periodista, animador de conciertos y espectáculos, músico, comentarista musical y un extraordinario cronista de las singulares realidades humanas, sociales y culturales del Caribe. Le gustaba llamarse ‘El dibujante de sonrisas’.
Juan Carlos era hijo adoptivo de Barranquilla. Nació en 1957, en La Fuente, corregimiento de Zapatoca (Santander), y desde los nueve años se fue con la familia a Barranquilla, huyendo de la violencia.
Murió a las 4:30 de la madrugada del sábado, en una clínica de Barranquilla, donde era tratado de un cáncer desde el 20 de marzo.
Era un salsero consagrado. Compuso cerca de trescientas canciones en ritmo de salsa. Autor de ‘Vida vencida’, grabada por El Gran Combo de Puerto Rico, al igual que ‘Con eso’, y ‘Date prisa’, ‘No me muero todavía’, y ‘Celebración 40’, con La Sonora Ponceña. Compuso ‘La negra sabrosa’, grabada por Los Ocho de Colombia, entre otras.
Compuso además ‘Soraya’, ‘No me digas’, ‘Se va tu vida’, ‘Distintos caminos’, ‘Eres mi razón de ser’, entre otras.
Las canciones de Juan Carlos fueron grabadas además por Bananas, Raíces, Latin Brothers, los Titanes, los Vecinos de Nueva York, entre algunos otros. Heredó de sus amigos David Sánchez Juliao y Ernesto McCausland la pasión por contar historias del Caribe, desde el corazón de sus patios, sus seres humanos con sus dramas e ilusiones. Escribió crónicas destacadas a músicos como Diomedes Díaz y Leandro Díaz.
“Leer ‘Cazador de historias’ es recordar que el periodismo de verdad –ese que se ejerce ‹patoneando› infatigablemente los lugares más insospechados, escuchando a la gente, preguntándolo todo con curiosidad infantil y contando después las cosas con una prosa limpia y poderosa– sigue rebosante de buena salud”, escribió Marco Schwartz, en el prólogo de su libro, integrado por 25 excelentes crónicas.
“Cada una de las crónicas que componen el libro da fe del buen hacer profesional de Juan Carlos Rueda Gómez, de su compromiso por preservar la memoria de nuestra Región Caribe, de su empatía sin límites con los personajes que se cruzan en su camino, de la laboriosidad artesanal con que teje sus narraciones”.