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Cultural

Falleció el columnista y escritor Rodolfo de la Vega

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Falleció en esta ciudad, a los 88 años, Rodolfo de la Vega Vélez, el columnista de este medio que defendió el buen castellano y la buena forma de hablar.
También le era fácil escribir sobre temas de mar y afines, por el gran amor que sentía por la actividad marítima.
En una entrevista que El Universal le hizo en noviembre de 2003, Rodolfo de la Vega contó muchas anécdotas de su vida, en ese tono que hacía reír, aunque al principio no fuera fácil convencerlo de dejarse entrevistas.
Como homenaje a su memoria, reproducimos ese artículo, publicado el domingo 2 de noviembre del año citado, en el entonces cuadernillo de Sexto Sentido y que se tituló “Los puertos, su vida”.
La velación de sus restos se lleva a cabo en el salón parroquial de Manga.

***
RODOLFO DE LA VEGA – 1925 - 2013
No es de esas personas que accedan tan fácil a dejarse entrevistar. Sin embargo, una vez convencido, resulta un conversador excelente.
Rodolfo De la Vega Vélez no es marino pero su vida siempre ha estado ligada a los puertos, casi desde que terminó su bachillerato, fortuna que lo ha acompañado prácticamente desde que vino al  mundo, por cosas de la vida, cerca al Canal de Panamá.
Nació un 3 de enero de 1925. Eran los tiempos en que las mujeres parían en las casas con comadronas, o médicos, si acaso la situación se complicaba a última hora.
Su mamá, Francia Vélez, había tenido problemas con un parto anterior que la mantenía con ciertos traumatismos de salud, y como en Cartagena ni en la Costa Caribe había hospitales con alta tecnología, don Henrique De la Vega decidió llevarse a su esposa para Panamá, a esperar allá la hora del parto del que sería el último de sus 10 hijos.
Por eso “Don Rodo”, como hoy le dicen en la Sociedad Portuaria a este trabajador incansable, nació en el hospital Gorgas, en el sector de Balboa, cerca al Canal de Panamá.
De ahí que tenga registro civil expedido en Panamá, pero partida de bautismo de la parroquia Santa Cruz de Manga.
Pero como su destino es estar cerca a los puertos, regresó al vecino país porque su papá fue nombrado diplomático en la Legación de Panamá, que es lo que hoy se conoce como embajada.
De allá se vino a la edad de tres años, cuando a don Henrique lo nombraron Gobernador de Bolívar. Transcurría el año 1928.
Desde esa época, dice, ha vivido en Cartagena.
Hoy, a sus 78 años, recuerda con precisión los hechos que han rodeado su vida y que han hecho que a su edad todavía se siga manteniendo activo y sirviéndole a la sociedad, en medio de ese emporio que hoy se llama Sociedad Portuaria de Cartagena, donde se desempeña como asesor.
“Soy bachiller del colegio La Esperanza, donde me gradué en 1944. Recién egresado comencé lo que sería mi primer empleo en un puerto, al trabajar como chequeador de agencia marítima”.
“Más tarde —sigue contando— entré a trabajar en el Terminal Marítimo que en ese tiempo estaba bajo la batuta del Ministerio de Obras Públicas. En 1951, comencé a trabajar en la Aduana, pero dentro del mismo terminal, como aforador, una de las actividades que más recuerdo y la que más extraño hoy”.
Una vez pasó el terminal de manos del Ministerio de Obras al de Hacienda, a De la Vega lo trasladaron a Barranquilla, ya ascendido, como jefe de la sección de aforo, cargo que ocupó desde 1956 a 1959.
Como para no desentonar con el oficio que había aprendido empíricamente, a partir de 1960 entró a trabajar en una empresa privada de aduana, —la Sociedad de Intermediación Aduanera, SIA—. Seis años más tarde fue nombrado gerente seccional de Remar, otra agencia aduanera.
Con un cúmulo de experiencia en manejo de los puertos, después de ir y venir de varios de éstos en misiones de trabajo, volvió, en 1980, al Terminal Marítimo, administrado ya por la empresa Puertos de Colombia.
Regresó como jefe de muelle, pero al poco tiempo lo promovieron a ingeniero de producción, cargo que estuvo a punto de rechazar porque no tenía ningún título universitario, a pesar de su amplia experiencia en los temas relacionados con la materia.
Como mandado por la Divina Providencia se encontró un día con una institución que ofrecía estudios a distancia. Así logró sus títulos de administrador de empresas  e ingeniero de producción. Hoy, las copias de los diplomas las muestra orgulloso en su oficina de la Sociedad Portuaria.
Se retiró como jefe del Departamento de Servicios Marítimos en 1988, año en que se pensionó.
Pero como nunca ha sabido estar sin hacer nada, y menos alejado del puerto, se dedicó a asesorar a la Compañía de Pilotos Empíricos de Bocachica, un grupo de personas que había crecido en el mar y cuya experiencia era transmitida de generación en generación. En esa asociación lo nombraron gerente.
Sobre su vida familiar dice que estuvo 39 años felizmente casado con Manuelita del Risco, quien falleció hace 10 años. Con ella tuvo cinco hijos: Miguel, Rodolfo, Antonio, Fernando y Daniel, quienes le han dado 10 nietos, sin mencionar al que viene en camino.
Otra característica que se le reconoce a Rodolfo De la Vega es su apasionamiento por la escritura y el buen lenguaje. En esto es meticuloso.
Dice que le gusta escribir en un lenguaje claro y preciso para que lo entienda desde el señor de Bocagrande hasta el joven de El Pozón.
Actualmente es columnista de diarios como El Universal, El Meridiano, El Liberal, entre otros.
Además, contribuyó con el libro que publicó el Club Cartagena con motivo de sus 100 años. También es el autor de todos los textos del libro “Cartagena de Indias y su puerto”, que lanzó la Sociedad Portuaria en 1995.
Igualmente lo llena de orgullo su libro “20 Cuentos de Cartagena y el Caribe”, un libro que editó con sus propios recursos y de los cuales ha regalado más de los que ha vendido.
Por eso hoy, con la tranquilidad que dan los años y la satisfacción del deber cumplido, dice que hay dos cosas que lo enamoraron durante su trayectoria en la vida de los puertos: su corta incursión en la vida sindical y el contacto directo con el líder José Raquel Mercado, a quien consideró como un gran amigo, y la labor desarrollada cuando era aforador de la Aduana.
“Ese era un trabajo tan meticuloso, pero tan agradable para mí, que todavía sueño que estoy desempeñando ese cargo”.
También lo llena de orgullo ser testigo de la transformación de un puerto antiguo en uno moderno, bajo la que considera una acertada dirección, pero sobre todo por el elemento humano de esa empresa.
“No es por alabar a nadie, porque esa no es mi costumbre, pero yo nunca había presenciado tanto desvelo y tanto  compromiso de unos trabajadores con su empresa. Y esto es lo que hoy pasa en la Sociedad Portuaria”, dice con mucha satisfacción.

Rodolfo de la Vega durante el lanzamiento de su último libro "Crónicas Portuarias". ARCHIVO
Rodolfo de la Vega durante el lanzamiento de su último libro "Crónicas Portuarias". ARCHIVO
Rodolfo de la Vega, con el director de El Universal, Pedro Luis Mogollón. ARCHIVO
Rodolfo de la Vega, con el director de El Universal, Pedro Luis Mogollón. ARCHIVO
Rodolfo de la Vega con Juan Gossaín, durante el lanzamiento del libro Crónicas portuarias".
Rodolfo de la Vega con Juan Gossaín, durante el lanzamiento del libro Crónicas portuarias".
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