El concierto de Son Palenque y Systema Solar fue una lección contagiosa y festiva de región y país, en la Plaza de la Aduana.
Luego de tres días de reflexiones sobre arte en Cartagena, dentro del 42 Salón Nacional de Artistas, quedan ecos trascendentes.
El salón sigue abierto y hay actividades de interés programas los días 18, 22, 25 y 29 de febrero. El cierre de la agenda académica fue con música en la Plaza de la Aduana, con dos grupos excelentes: Systema Solar que lanzó la música del salón artístico, con la resonancia festiva, ingeniosa e irreverente de lo afrocolombiano, y la música de Son Palenque que se nutre de la lengua ancestral de origen bantú.
Systema Solar es un grupo que acoge las vibraciones afrocolombianas: la cumbia, el bullerengue, la champeta.
A Son Palenque, dirigido por Justo Valdés (es un caso admirable, aprendió a leer el año pasado, más allá de su medio siglo, y ahora es intructor de música en la escuela donde se alfabetizó), le debemos el Himno de Palenque que está consagrado a Benkos Biohó.
¿Cómo es posible que en Palenque y en Cartagena, nadie se llame Benkos con un nombre de tanta resonancia mítica y poética?
Bien: Tanto Son Palenque y Systema Solar atrajeron multitudes en la Plaza de la Aduana, con su música contagiosa, orgullosa de la herencia sonora del país.
El salón artístico en Cartagena ha logrado demostrar de muchas maneras que las fronteras se las inventa el ser humano para fragmentarse, dividirse y mirarse a medias. El arte se retroalimenta de todas las manifestaciones creativas: el arte y la música, la fotografía, el video y el cine. Las tejedoras de hamacas y mochilas y las hacedoras de trencitas. ¿Qué separa el arte de la artesanía?- se preguntaba el curador argentino Esteban Álvarez, e hizo una formidable imagen de la artesanía tradicional de Mompox: las mecedoras mompoxinas que pendulan en el tiempo y en las terrazas, y las canoas que flotan sobre las aguas: dos maderas y dos usos en el espacio y el tiempo.