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Colombia ante la amenaza de un apagón: por qué podría ocurrir y qué pasaría

Estamos hablando no sólo de cuánto le costaría un racionamiento a Colombia, sino de cómo se afectarían los ciudadanos ante un evento que es extraño para el país desde 1993.

Colombia ante la amenaza de un apagón: por qué podría ocurrir y qué pasaría

Fotos 123rf.

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Mientras el Gobierno Nacional se enfoca en posicionarse en el escenario internacional como líder de la transición energética, a partir de medidas que son un salto al vacío que pretende marginar de tajo las fuentes tradicionales firmes (energías térmica e hidráulica), la realidad en Colombia, en materia de cantidad de energía disponible en el sistema para atender la progresiva demanda de los usuarios, es cada vez más incierta frente a la amenaza latente de un apagón los próximos años.

Expertos insisten en que se debe garantizar que el país cuente con todas las tecnologías de generación.

“No debemos escoger sino sumar energías”, enfatiza la presidente de Acolgen, Natalia Gutiérrez Jaramillo. Así como se debe continuar el camino de incorporar energía solar y eólica, no se deben descuidar la energía térmica y la energía hidráulica, las cuales han garantizado que en el país no haya apagones por falta de energía durante más de tres décadas. Más que transicionar en un sistema que, por esencia es renovable, lo que debemos hacer es hablar de adición por la resiliencia, diversificación y seguridad energética.

“En el mundo ya no se habla tanto de transición energética, entendida como sustitución, reemplazo o desplazamiento de las fuentes convencionales, sino de agregación energética”, señala Amylkar Acosta Medina, exministro de Minas y Energía, subrayando la necesidad de emplear todas las tecnologías en el proceso, y haciendo referencia a cómo las energías renovables están llamadas a servir de respaldo a las no renovables, y viceversa, especialmente la eólica y la solar, que son fuentes intermitentes y contracíclicas.

Costo de una hora de racionamiento eléctrico

Conforme a estudios recientes, el impacto económico de un posible apagón en el sector industrial sería multimillonario. Desde el Banco de Bogotá, por ejemplo, señalaron en 2024 que el costo de una hora de racionamiento eléctrico podría oscilar entre los $175.000 y $204.000 millones en pérdidas, dependiendo del alcance y sector afectado, donde los más perjudicados serían los de manufactura, minería y comercio, y en consecuencia el empleo en general.

El mismo estudio señala que el costo de estas horas impactaría directamente al Producto Interno Bruto (PIB) del país, donde los sectores mencionados anteriormente representan el 24% del total, así como el 30% de las personas empleadas formalmente.

Fedesarrollo también señaló recientemente que un racionamiento, similar al de los años 90, implicaría una contracción de la economía en 1,5 puntos porcentuales del PIB, así como la pérdida de 230.000 empleos. Una coyuntura de esta magnitud podría además causar un impacto aún más severo, en el que 203.000 colombianos llegarían al umbral de pobreza, mientras que 102.000 se ubicarían en la línea de pobreza extrema.

¿Y las tarifas?

El exministro Acosta Medina también alerta sobre lo que para él es el origen de un “apagón financiero”, destacando cómo el Gobierno Nacional y otras entidades oficiales están en mora del pago de la factura, tanto por la prestación del servicio ($1,2 billones), como por la no destinación de los recursos que se le deben a las empresas prestadoras por cuenta del subsidio al consumo ($2,4 billones en energía y $628 mil millones en gas natural), que se aplica a usuarios de estratos 1, 2 y 3.

A esta abultada deuda se suma una importante cifra por concepto de la opción tarifaria aprobada en el marco de la pandemia, cuyo saldo, hasta el momento, es de $2,7 billones, la cual el Presidente Gustavo Petro asumió en mayo de 2024, pero sin que hasta el momento haya sido cubierta.

“Ese retraso en el pago de subsidios a las empresas prestadoras del servicio público de energía por parte del Ministerio de Minas y Energía, previa asignación presupuestal del Ministerio de Hacienda, puede derivar en el inminente riesgo de racionamiento y hasta la cesación en la prestación del servicio de energía a más de 10 millones de personas en la Costa Caribe, en Nariño, Chocó y Puerto Carreño (Vichada)”, indicó por su parte el contralor general Carlos Hernán Rodríguez.

En procura de evitar que los usuarios paguen tarifas cada vez más costosas por cuenta de la escasez de energía y de gas, Amylkar Acosta enfatiza en la urgencia flotante de destrabar la ejecución de proyectos de infraestructura energética en curso, específicamente los 16 parques eólicos de La Guajira, algunos de los cuales tenían que iniciar operaciones en 2022, cosa que no ha pasado.

“No hay fórmulas mágicas para reducir las tarifas: a más demanda que oferta, la tendencia es que suban; así que cuan do tengamos lo contrario, más oferta de energía que demanda, forzosamente los precios y las tarifas bajarán”, apunta el exministro.

Lea también: Retrasos en energías renovables disparan alertas en la expansión eléctrica de Colombia.

¿Inseguridad energética? Los datos hablan

Desde XM se sostiene que el sistema está actualmente expuesto a condiciones deficitarias de energía en firme, similares a las que históricamente nos llevó a un apagón a inicios de los noventa, y ponen la lupa sobre el parque de generación existente en Colombia (21 GW, aproximadamente), señalando como este escenario “tiene cada vez menor capacidad de atención de la demanda ante el atraso en la expansión de generación, lo cual deja al país con un mayor riesgo de insuficiencia y ante la amenaza de apagones”.

Por su parte, la presidente de Acolgen insiste en que “debe haber un equilibrio entre ambición climática, solvencia fiscal para financiar la transición y seguridad en el abastecimiento, porque sin seguridad energética, no hay transición energética”.

Fotos 123rf.
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¿Es inminente un apagón en Colombia?

“Ante el alta progresión esperada de la demanda de energía, impulsada por la electrificación y el crecimiento de la economía, es fundamental implementar de manera oportuna los proyectos de generación energética, en particular aquellos convocados para eliminar restricciones de la red que puedan causar riesgo de desatención de demanda”, dice Nohemí Arboleda.

La ejecutiva advierte que la no entrada en operación de los proyectos de transmisión nacional y regional que están en construcción, junto a los retrasos en la definición y ejecución de nueva infraestructura, eventualmente generarían condiciones, aún mayores, de agotamiento de la red.

En esa misma línea, el exministro de Minas y Energía considera que a futuro es absolutamente indispensable que se hagan subastas dirigidas a ampliar la capacidad de generación, especialmente previendo que la demanda crecerá exponencialmente los próximos años.

“La crisis energética de la Unión Europea (UE), de la cual aún no se acaba de reponer, nos dejó esa gran lección: se requieren todas las fuentes de energía”, sostiene Acosta Medina, y añade que para cubrir la creciente demanda no basta con la electricidad que se genere a partir de las fuentes solar y eólica.

“Está cantado que, pase lo que pase, para el año 2027 el país se va a apagar”, presagia el exministro Amylkar Acosta, previendo cómo la falta de certeza sobre cuáles serán las normas alrededor de estas subastas, y si además estas se respetarán, seguramente generará un escenario nebuloso en el que nadie arriesgará su capital para invertir en proyectos que se subastarán bajo una coyuntura de incertidumbre.

Natalia Gutiérrez Jaramillo, presidente de Acolgen.
Natalia Gutiérrez Jaramillo, presidente de Acolgen.

Es urgente que se den señales regulatorias adecuadas: Acolgen

Hoy el sistema eléctrico de Colombia está bajo presión”. Esa frase puntual de la presidente de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), Natalia Gutiérrez Jaramillo, abrevia la situación actual y el eventual futuro del panorama energético colombiano.

Consultada sobre las perspectivas de autosuficiencia del país para eludir los racionamientos frente al aumento de la demanda de electricidad, la dirigente explica que la oferta de energía firme disponible en el mercado no está creciendo al mismo ritmo acelerado de la demanda.

Natalia Gutiérrez sustenta su afirmación indicando que:

“Los graves retrasos de los últimos años en la entrada en operación de los proyectos de generación de energía eléctrica, ha conducido a un déficit en los balances de energía firme”.

Con datos de XM, la dirigente gremial explica ese frágil contexto nacional:

El déficit es de -1,6% este año y podría llegar hasta -3,5% en 2027.

En cuanto a los proyectos, el panorama es el siguiente:

En 2021 solo ingresó el 7% de la energía esperada.

En 2022, el 28%.

En 2023, el 17%.

En 2024, el 25%.

En lo que va del 2025 solo ha ingresado 8,5%.

Por esta densa atmósfera es que la Presidente de Acolgen viene insistiendo en todas las discusiones, que “es clave y urgente que se den señales regulatorias adecuadas para garantizar que pueden empezar a operar los proyectos que se encuentran en construcción y aparezcan nuevas inversiones en el sector, para que haya mayor cantidad de energía disponible en el sistema”.

Lee además: Colombia podría quedarse sin energía desde 2026: esta es la advertencia de los gremios

Impacto de un apagón en Colombia

Análisis del Banco de Bogotá

-Costo económico

Una hora diaria de racionamiento costaría entre:

$175.000 millones y $204.000 millones.

-Sectores más afectados

Los mayores impactos recaerían sobre:

Manufactura

Minería

Comercio

Estos sectores representan:

24% del PIB nacional

30% del empleo en Colombia

-Análisis de Fedesarrollo

Impacto macroeconómico

Un racionamiento similar al de los años 90 provocaría una contracción de la economía de 1,5 puntos porcentuales.

Impacto social

230.000 empleos perdidos

203.000 personas caerían en pobreza

102.000 personas caerían en pobreza extrema

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