El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) confirmó una drástica reducción del 30% en su presupuesto destinado a Colombia para el 2026, una decisión que obligará a la organización a modificar su presencia territorial y a replantear buena parte de sus operaciones humanitarias en el país.
La entidad explicó que el recorte responde “como consecuencia de la disminución global de los recursos disponibles para la acción humanitaria”, un escenario que se replica en otras regiones del mundo.
De acuerdo con la institución, la disminución de recursos dejará como resultado el cierre de varias sedes, el traslado de otras y una disminución significativa de personal. Lea: 2025 podría ser el peor año humanitario en Colombia, según la Cruz Roja
Entre los ajustes más contundentes está el cierre de las oficinas de Apartadó (Antioquia) y Pasto, además de la reubicación de la sede de Bucaramanga hacia Cúcuta. En el suroccidente, la subdelegación de Cali cesará sus funciones para dar paso a una nueva base en Popayán.

Estas medidas también impactarán la estructura laboral del CICR en el país, pues está previsto que alrededor de 120 posiciones se vean afectadas con la reorganización. La institución reconoció que no se trata de una determinación sencilla, pero insistió en que debe proceder para lograr estabilidad operativa. “Aunque no ha sido una decisión fácil, el CICR ve necesario reorientar sus operaciones para garantizar la continuidad efectiva y la sostenibilidad de su labor en el país con los limitados medios actuales”, señaló.
Reorganización regional y efectos en la labor humanitaria
El organismo advirtió que esta transformación ocurre en un momento especialmente complejo para Colombia, donde persisten dinámicas de violencia y necesidades humanitarias crecientes.
“Mientras la situación humanitaria en Colombia se deteriora y las necesidades de las comunidades afectadas por los conflictos armados y la violencia aumentan, disminuyen los recursos globales disponibles para la acción humanitaria”, lamentó el CICR.

A pesar del impacto, la organización sostuvo que mantendrá su presencia en las zonas más golpeadas por los conflictos, con el fin de priorizar la protección de la población civil y continuar su labor neutral en escenarios clave como la liberación de personas en poder de grupos armados. No obstante, anticipó que los recortes podrían limitar el alcance de sus programas en algunos territorios, al indicar que el ajuste “implicará impactos en algunas comunidades, y reconoce que esta situación puede afectar el alcance de su acción”.
Como parte de la reestructuración, la delegación del CICR en Colombia asumirá también la supervisión de la oficina en Lima (Perú) y de las actividades en Ecuador y Bolivia, ampliando su responsabilidad regional en medio de un panorama de restricciones presupuestales globales.

