La Secretaría de Educación de Bogotá emitió una alerta por el incremento de suicidios en instituciones educativas de la ciudad. El fenómeno, que se ha hecho más evidente en los últimos años, fue atribuido a las secuelas que dejó la pandemia y que hoy ponen a la salud mental de los estudiantes en el centro de la agenda distrital.

Colegio admite errores en la tragedia de Valeria Afanador
El UniversalDe acuerdo con la entidad, al menos 30 colegios oficiales concentran la mayor cantidad de casos reportados, lo que permitió identificar dónde se requieren acciones urgentes y fortalecer las estrategias de prevención.
El llamado, insistieron desde la Secretaría, busca generar intervenciones oportunas antes de que se presenten tragedias. “Si nosotros sabemos que un joven tiene la idea de poder tomarse la vida o hacer algo contra sí mismo, pues podemos intervenir. Entonces la alerta nos sirve justamente para hacer la intervención”, explicó un portavoz. Lea: Nueva ley de salud mental en Colombia: estos son los principales cambios
El Distrito reconoció que la situación preocupa y que los indicadores reflejan cómo la etapa de aislamiento dejó huellas profundas en niños y adolescentes. Los orientadores escolares, en este contexto, se han convertido en actores clave para acompañar a estudiantes, familias y profesores.
“Los orientadores escolares juegan un rol predominante porque ellos, además de acompañar a los niños, también acompañan a toda la comunidad educativa, a los padres de familia y a los profesores”, subrayó la vocera de la Secretaría.
Estrategias de prevención y programas en colegios
Para atender la crisis, la Administración distrital puso en marcha iniciativas como Escuela con emociones, Fortalezas familiar y Entornos educativos inspiradores. Estas buscan promover el manejo adecuado de las emociones, mejorar la convivencia y crear espacios seguros en los planteles educativos.

“Estamos tratando de llegar integralmente a todas las instituciones públicas de Bogotá con alguno de estos programas, que es un poco como la excusa de la entrada para poder hacer efectivamente cambios socioemocionales y de convivencia en las instituciones educativas”, agregó la funcionaria.
La Secretaría también advirtió que los retos no son menores. El confinamiento prolongado generó impactos que aún persisten y que, según sus análisis, se expresan hoy en problemáticas más visibles entre los adolescentes. “Lo que hemos visto (...) tiene que ver con lo que pasa después de la pandemia. Realmente hay como un brote de unas realidades que no sabemos si era que estaban contenidas o simplemente por lo que hubo, pues de ese confinamiento tan grande que empieza a generar unas problemáticas particulares en los jóvenes que no se veían o que no estaban tan claramente expuestas antes”, indicó el despacho.