El exdirector del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), Carlos Ramón González, enfrenta un momento personal difícil en medio de la disputa diplomática que rodea su situación judicial. En las últimas horas se confirmó el fallecimiento de su madre, Rosalba Merchán de González, en el municipio de Puente Nacional, Santander.
La noticia fue divulgada por Luz Dana Leal, esposa del exfuncionario, a través de redes sociales. “Nos unimos en oración por el descanso eterno de mi querida suegra Rosalba Merchán de González, quien con su bondad y amor marcó la vida de todos los que la rodearon. Tu luz y tu legado seguirán guiando a nuestra familia”, escribió en un mensaje de despedida. Lea: Carlos Ramón González logra asilo político en Nicaragua por escándalo UNGRD
La muerte de Merchán ocurre mientras Colombia y Nicaragua mantienen tensiones por la permanencia de González en el país centroamericano, donde se encuentra protegido bajo estatus de asilo político. El exfuncionario, de 66 años, es requerido por la justicia colombiana en el marco del escándalo de corrupción de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Nicaragua concede asilo político a González en medio del escándalo UNGRD
El Gobierno de Nicaragua formalizó el otorgamiento de asilo político a González mediante la Resolución Ministerial No. 001-2025, emitida por el Ministerio de Relaciones Exteriores. El documento se fundamenta en la Constitución de ese país y en convenios internacionales sobre derechos humanos.
En la comunicación enviada a la Cancillería colombiana, Managua citó la Convención Americana sobre Derechos Humanos al resaltar que toda persona “tiene el derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero en caso de persecución por delitos políticos o comunes conexos con los políticos”.
Colombia, sin embargo, insiste en la extradición de González, a quien señala como uno de los protagonistas del entramado de corrupción en la UNGRD. La negativa del gobierno de Daniel Ortega a entregar al exfuncionario ha generado un nuevo pulso diplomático que mantiene la tensión entre Bogotá y Managua.