En el marco de una nueva reducción de la plantilla “inflada” de Estados Unidos, como parte de los esfuerzos de la Administración del presidente Donald Trump, por reestructurar el Gobierno federal, el Departamento de Estado despidió a más de 1.300 empleados en el país y el exterior.
Según reportan medios locales, los avisos fueron enviados vía email a más 1.100 trabajadores del Servicio Civil y en torno 250 funcionarios del Servicio Exterior estadounidense, quienes además serán puestos en baja administrativa en plazos de entre 90 y 120 días a partir de la fecha en las que fueron informados de su despido.
La eliminación de estos puestos forma parte de un plan para centralizar y consolidar las operaciones del organismo sin afectar su funcionamiento que ha sido diseñado por el secretario de Estado, Marco Rubio.

Rubio ya había comunicado al Congreso en mayo su intención de reducir en un 15% a la fuerza laboral del Departamento en EE. UU., que actualmente cuenta con 18.000 empleados. Lea: Trump anuncia nuevos aranceles del 30% a México y la Unión Europea
¿Por qué se realizaron los despidos masivos?
Según el jefe de la diplomacia estadounidense, el objetivo de esta reestructuración es optimizar una “burocracia inflada que frena la innovación y asigna de forma inadecuada los escasos recursos” y también eliminar vestigios de “ideología política radical”.
La reorganización de la fuerza laboral en el Departamento de Estado impactará sobre todo a oficinas centradas en derechos humanos y los refugiados, una labor que será asimilada ahora por las oficinas regionales, según reportes de The New York Times.
“Heredamos una dinámica que necesitaba reformas y las estamos implementando”, explicó a la prensa la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, quien insistió en que la Administración cree en una política exterior que prioriza los intereses de Estados Unidos.
El inicio de la oleada de despidos masivos en el Departamento de Estado tiene lugar después de que la Corte Suprema de Estados Unidos desbloqueara una orden ejecutiva para permitir que el Gobierno de Trump pueda continuar con las reducciones de personal federal.
“Esta decisión envía una señal errónea tanto a aliados como a adversarios: que Estados Unidos se está retirando de la escena mundial. Mientras los aliados buscan la confianza de EE. UU. y los rivales prueban su debilidad, la Administración ha optado por marginar a los profesionales mejor preparados para afrontar este momento”, indica el texto.