Tras la liberación de Lyan Hortúa, el niño de 11 años que permaneció 18 días secuestrado en Jamundí (Valle del Cauca), las autoridades colombianas buscan ubicar a sus padres para esclarecer los motivos detrás del plagio que ha generado conmoción en el país.
El menor fue raptado por un escuadrón armado el pasado 3 de mayo y liberado el miércoles 21. Ahora, los investigadores intentan desentrañar las verdaderas razones del secuestro, el cual ha sido vinculado a disputas criminales en la región.
Según reveló EL TIEMPO, fuentes extraoficiales han sugerido que el caso podría estar relacionado con los antecedentes del padre biológico del niño, José Leonardo Hortúa, alias Mascota, asesinado en un consultorio odontológico meses atrás. Mascota tenía nexos con estructuras criminales como ‘Los Rastrojos’ y con mafias del narcotráfico en el Valle.
Aunque inicialmente se especuló sobre una posible venganza ligada al pasado criminal del padre, EL TIEMPO confirmó que el autor intelectual y material del secuestro sería el frente Jaime Martínez de las disidencias de las Farc, liderado por Jairo Ramírez. Audios, chats y fotografías en poder de las autoridades así lo demuestran.
En exclusiva, el medio de comunicación EL TIEMPO accedió a una grabación en la que un hombre, que se identifica como Jairo Ramírez, habla con un familiar del menor —al parecer su padrastro, Jorsuar Suárez— para coordinar la entrega del niño en un punto del Cauca.

“Lo que pasó fue un incidente. Las unidades nuestras se confundieron y ejecutaron mal un procedimiento. Ya en ese orden toca proceder a la devolución”, se escucha decir al supuesto comandante del frente Jaime Martínez.
El hombre también menciona que están en contacto con la Cruz Roja para garantizar un proceso seguro de entrega. “Nosotros ya tenemos el contacto. La idea es entregarlo todo, nosotros no necesitamos pegarnos de nada”, agrega.
Las pruebas de vida y la negociación
La bitácora del secuestro, obtenida por EL TIEMPO, revela que durante varios días la negociación estuvo estancada, hasta que la abuela del niño recibió un audio con la voz de Lyan diciendo: “Yuyu, contesten que es para que vengan a recogerme”.
El mismo medio tuvo acceso a fotos inéditas del momento en que Jesús Antonio Cuadros Osorno, primo del padrastro de Lyan, aparece con el menor tras su liberación.
Aunque las autoridades aún investigan los detalles del caso, se sabe que inicialmente los captores habrían exigido 3.000 millones de pesos, según reveló EL TIEMPO. Sin embargo, los familiares aseguraron no tener los recursos.
Aunque Jorsuar Suárez niega ser el objetivo, las autoridades investigan si el verdadero blanco era él y su pareja, Angie, madre del menor. Al parecer, la guerrilla les habría hecho tres citaciones previas para dialogar.
El medio de comunicación estableció que una junta de acción comunal cercana al campamento guerrillero fue clave para que una allegada al niño negociara su liberación por 300 millones de pesos, cifra que contrasta con la primera exigencia.
Las autoridades continúan con las indagaciones para esclarecer este complejo caso que involucra disidencias, redes criminales y posibles vínculos familiares con estructuras delictivas.