David Racero, congresista del Pacto Histórico y expresidente de la Cámara de Representantes, enfrenta serias acusaciones por presuntamente incurrir en prácticas clientelistas y precarizar condiciones laborales, a pesar de proclamarse como un defensor de los trabajadores en escenarios públicos.
En distintas intervenciones, Racero ha hecho de la reforma laboral una de sus banderas políticas. “¿Por qué se niegan a que los trabajadores recuperen sus horas nocturnas para ser pagadas dignamente? ¿Por qué se niegan a recuperar el pago extra de los dominicales y los festivos? ¿Por qué se niegan? ¿Por qué se niegan a que los repartidores de Rappi, de todas esas plataformas, tengan seguridad social? Mezquindad se llama eso”, expresó en uno de sus discursos, donde además convocó a la movilización ciudadana: “Este martes es la primera prueba de fuego. Así que todo Santander va a salir a decirle a ese senador Pinto que él no nos representa… La ley del embudo de que lo ancho para ellos y lo angosto para uno, se acabó. Con la movilización popular vamos a invertir la balanza y vamos a decirles que no. Que la ley del embudo es ahora al revés: Lo ancho p’al pueblo y lo angosto pa ellos”.
Oferta laboral en su Fruver contradice su discurso
No obstante, mientras promueve ese mensaje en plazas públicas y redes sociales, en el ámbito privado adopta comportamientos contrarios. Una grabación en poder de este medio revela que Racero ofrecía un empleo en condiciones por debajo de lo legal en un establecimiento comercial de su propiedad: un minimercado Fruver. Lea: Congresista David Racero, en líos por presuntas irregularidades en el Sena
En el audio, se le escucha describir la vacante de una cajera en términos que vulneran la normatividad laboral: salario de un millón de pesos sin prestaciones, jornadas de trece horas diarias de lunes a sábado, y funciones que incluyen desde manejo de caja hasta limpieza de baños y preparación de alimentos.
“Y en el computador principal están las hojas de vida. Hay una que tiene manipulación de alimentos. Podríamos llamarla a ella. Si Diana dice que no, podríamos llamarla a la otra. El pago es de un millón mensual. No tiene prestaciones, no tiene nada: Un millón… y sí toca decirle que es tiempo completo. Siete de la mañana a ocho de la noche, ellos saben. Sí, pero toca decirle… un día de descanso a la semana, ellos sí tienen un día de descanso. Nos toca después ver cómo lo cubrimos y ya”, se escucha en la nota de voz atribuida al congresista.

A esta controversia se suma una presunta operación clientelista en el Sena, en la que estaría involucrado junto con su tío, José Luis Mayorca, y el actual director de la entidad, Jorge Londoño.
Según se conoció, Racero habría intervenido en la designación de cargos y contratos, cuidándose de no generar alertas entre los sindicatos. En otro diálogo, el congresista es advertido por Londoño sobre la necesidad de evitar fricciones con Sindesena, el sindicato del Sena:
–“Por supuesto, si genera ruido innecesario lo cambiamos”– dice Racero.
–“Es mejor no hacer tanto ruido con los de Sindesena”– le responde Londoño.
–“Listo. Ya mismo. Alguien sin pasado”– concluye Racero.
–“Me avisas urgente, porfa. ¡Es mejor!”– remata el director del Sena.
Estas revelaciones se dan en medio de crecientes cuestionamientos por el uso de recursos públicos. Racero, quien asegura oponerse firmemente a la corrupción, también habría utilizado a Leonardo García, integrante de su Unidad de Trabajo Legislativo, para labores particulares en el Fruver, pese a que este funcionario es pagado con dineros del Congreso.
Por estos hechos, Racero deberá enfrentar investigaciones ante la Corte Suprema de Justicia en lo penal, y en la Procuraduría General de la Nación en el plano disciplinario. Las denuncias ponen en entredicho la coherencia entre su discurso político y su conducta personal, justo cuando ha buscado posicionarse como figura clave en la lucha por los derechos laborales.