El Ministerio de Hacienda presentó el anteproyecto del Presupuesto General de la Nación (PGN) para el año 2026, con una cifra estimada de $521,2 billones. Esta cifra representa un incremento de solo el 2% respecto al presupuesto ajustado de 2025, lo que refleja la precariedad fiscal del país y la necesidad de limitar el gasto público. Además, se muestra una disminución de $1,8 billones en comparación con el presupuesto proyectado el año pasado, lo que subraya la creciente presión sobre las finanzas nacionales debido a la falta de ingresos adicionales.
Uno de los aspectos más destacados de este anteproyecto es la priorización del pago de la deuda pública, que absorberá el 22% del total del presupuesto, equivalente a $115,2 billones. Este aumento de $5,4 billones respecto al presupuesto de 2025 ha generado alarma entre los analistas económicos, que llevan años advirtiendo sobre los riesgos de un endeudamiento creciente que limita la capacidad del gobierno para invertir en otros sectores esenciales. Lea: Presupuesto General de la Nación: analizan posible aplazamiento de gastos
Sectores más favorecidos: educación y salud
El reparto de los recursos proyectados refleja también las prioridades del gobierno en áreas fundamentales como la educación y la salud, que juntos recibirán una porción considerable del presupuesto. En particular, la educación contará con $79,2 billones, mientras que la salud recibirá $68,4 billones. Estos dos sectores continúan siendo los más respaldados, dado su impacto directo en el bienestar de la población.
En cambio, áreas como la justicia, que recibirán apenas 5 billones de dólares, y el Ministerio del Interior, con 3,6 billones de dólares, se enfrentan a presupuestos mucho más modestos. El gasto social, a pesar de su relevancia, sigue viendo recortes en varias de sus dimensiones, lo que limita las posibilidades de avance en temas clave como el fortalecimiento institucional y el apoyo a poblaciones vulnerables.
Los ministerios más afectados y el futuro incierto del deporte y la ciencia
El reparto entre los ministerios también refleja la disparidad en las asignaciones. Aproximadamente la mitad del presupuesto nacional, 260 billones de dólares, se distribuirá entre los 19 ministerios. Sin embargo, solo tres ministerios—Educación, Salud y Trabajo—concentran el 74,2% de los recursos, es decir, 192 billones de dólares.
Esto deja una parte significativa de los ministerios con montos insignificantes para abordar sus funciones, con el Ministerio del Deporte como uno de los grandes perdedores. Este sector, que recibió más de $1,3 billones en 2024, verá una drástica caída en su asignación, reduciéndose a menos de $200.000 millones para 2026, lo que representa una disminución del 85% en solo dos años.
De igual manera, el presupuesto destinado a Ciencia, Tecnología e Innovación sigue siendo insuficiente. Colombia ya invierte menos de lo deseado en estos campos, y la situación parece empeorar, pues se espera que la inversión caiga aún más, llegando a apenas el 0,02% del PIB en 2026, el nivel más bajo en más de dos décadas.
Otras entidades y su rol en el presupuesto
A pesar de los recortes en varios ministerios, algunas entidades recibirán asignaciones mucho mayores. La Fiscalía General de la Nación, por ejemplo, tendrá a su disposición $6,27 billones, mientras que la Registraduría Nacional del Estado Civil contará con $2,34 billones. El Inpec, por su parte, recibirá $1,83 billones. Estos montos superan ampliamente los recursos destinados a otros sectores, lo que pone de aliviar la distribución desigual de los fondos públicos.
Otro actor que llama la atención es la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), que contará con $739.565 millones, una cifra que supera incluso a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que recibirá $550.801 millones.
El panorama fiscal de cara al futuro
La ejecución del presupuesto hasta el mes de marzo ha mostrado una fuerte concentración en sectores como Educación (22,3%), Salud (21,5%), y Medio Ambiente (19,7%), aunque áreas como Deporte, Agricultura y Presidencia presentan una baja ejecución. Esto podría influir negativamente en la defensa de sus recursos para el año siguiente.
El panorama fiscal se presenta complejo, con un margen estrecho para atender los compromisos sociales y mantener programas esenciales. La deuda, que sigue siendo el mayor compromiso del país, ha limitado severamente las opciones del gobierno para afrontar los desafíos de inversión en sectores cruciales para el futuro, como la ciencia y el deporte.
Aunque el gobierno ha señalado la posibilidad de presentar una nueva reforma tributaria, los expertos coinciden en que el actual modelo fiscal está agotado, y las restricciones presupuestarias parecen ser inevitables para el próximo año. El anteproyecto, que aún está sujeto a cambios, será presentado formalmente al Congreso en el segundo semestre del año, donde se espera que se intensifiquen los debates sobre la distribución de los recursos.