El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se reunió este jueves en Bogotá con John McNamara, encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos, en lo que fue su primer encuentro con funcionarios de EE.UU. desde la reciente crisis bilateral originada por la deportación de migrantes colombianos y la imposición de aranceles entre ambos países.
La reunión tuvo lugar en la Casa de Nariño, la sede presidencial de Colombia, y también estuvo presente la nueva canciller colombiana, Laura Sarabia. En el encuentro, Petro compartió con McNamara una conversación que abarcó temas históricos y culturales de ambos países. “Hablamos mucho de (el libertador Simón) Bolívar, de (el libro de Gabriel García Márquez) ‘Cien años de Soledad’, de las fuerzas especiales de los EEUU, de la dignidad de los migrantes”, expresó el presidente colombiano en un mensaje publicado en su cuenta de X (anteriormente Twitter).
Petro aprovechó la ocasión para obsequiarle a McNamara varios artículos representativos de la cultura colombiana, incluyendo una balsa muisca, café colombiano y un sombrero Zenú cordobés. Además, le mostró “la sotana del sacerdote que marchó a la guerrilla del ELN: Camilo Torres Restrepo, fundador de la facultad de sociología de la Universidad Nacional”, lo cual emocionó profundamente al diplomático estadounidense, quien, según Petro, se sintió conmovido por la pieza histórica debido a su fe católica. Lea: Petro le regaló sombrero zenú John McNamara, tras reunión diplomática
La crisis diplomática que derivó en este encuentro comenzó el pasado 26 de enero, cuando el presidente Petro desautorizó la entrada al país de dos aviones militares enviados por Estados Unidos con migrantes deportados. La razón de la medida fue que los deportados llegaban “esposados” y no recibían un “tratamiento digno”. Esta acción generó una fuerte respuesta del gobierno de EE.UU., que ordenó la imposición de aranceles del 25 % a todos los productos colombianos, además de sanciones migratorias, incluida la suspensión de los servicios consulares en la embajada en Bogotá.
Como represalia, Petro adoptó una medida similar, imponiendo un arancel del mismo porcentaje a productos estadounidenses. Sin embargo, en la noche de ese mismo día, ambos gobiernos alcanzaron un acuerdo en el que Colombia aceptó “todos los términos del presidente Trump, incluida la aceptación sin restricciones de todos los ilegales extranjeros de Colombia retornados desde Estados Unidos, incluidos en aviones militares, sin limitaciones o retrasos”. A pesar de este acuerdo, la relación bilateral continuó siendo tensa.
A partir de este entendimiento, el martes 28 de enero llegaron a Bogotá los primeros vuelos con deportados colombianos, enviados en aviones militares de Colombia. Además, el viernes siguiente se reanudó la atención consular en la embajada de EE.UU. en la capital colombiana.
La canciller Laura Sarabia también abordó el tema de los deportados en la reunión, aclarando que Colombia recibirá a “todos los connacionales” que sean deportados por Estados Unidos, pero asegurando que esto se hará respetando sus derechos humanos y “manteniendo un trato digno”. En sus declaraciones, Sarabia subrayó: “No vamos a dejar solos a nuestros ciudadanos colombianos, pero manteniendo un trato digno y sobre todo velando por la protección de sus derechos”.
Además, se discutió la cooperación en la lucha contra el narcotráfico, con el objetivo de establecer “estrategias conjuntas, no solo desde la fuerza pública sino también desde un proceso de sustitución de economías ilegales”.
La canciller resaltó el mensaje clave de la reunión, mencionando que, a pesar de las tensiones y diferencias que puedan surgir, el compromiso de ambos países es continuar trabajando a través del diálogo. “Quedamos con una tarea: a pesar de cualquier tensión o diferencia, el diálogo o la diplomacia serán el camino para superar cualquier diferencia y construir la agenda bilateral que potenciará a ambas naciones”, afirmó Sarabia.
McNamara, quien asumió su cargo el 1 de febrero de 2025, es un diplomático con vasta experiencia en América Latina y el Caribe. Anteriormente, desempeñó diversos roles en la embajada de EE.UU. en Bogotá, incluido el de consejero político durante los últimos años de las negociaciones de paz con las FARC.