A poco más de 1 año de asumir la presidencia de Colombia, la promesa de Gustavo Petro sobre la desaparición del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en tan solo tres meses se ve cada vez más distante de cumplirse. El mandatario, que en su campaña electoral presentó una propuesta de “paz total” para abordar el conflicto con guerrillas, paramilitares y bandas criminales, continúa enfrentando retos significativos en las negociaciones con el ELN, que ha seguido cometiendo actos de violencia en diversas regiones del país.
Durante su campaña presidencial, Gustavo Petro afirmó con firmeza que, de ser elegido, lograría erradicar al ELN en un plazo de tres meses mediante un acuerdo de paz. “A los tres meses de ser el Presidente de Colombia se acaba el ELN en Colombia porque se hace la paz”, expresó el entonces candidato del Pacto Histórico en una entrevista con la Revista Semana. Sin embargo, casi un año después, la situación en el terreno muestra una realidad distinta.
El 31 de diciembre de 2022, ya en el cargo, Petro anunció un cese al fuego con al menos cuatro grupos criminales, incluyendo al ELN, en un intento por dar pasos hacia la paz. No obstante, la misma organización armada desmintió poco después el acuerdo, negando que se hubiese alcanzado un cese bilateral como lo había señalado el Gobierno. Lea: Lo último que se sabe de la violencia del Catatumbo
Pese a los esfuerzos diplomáticos, las negociaciones con el ELN, que se iniciaron formalmente en México, no han logrado frenar la violencia. La guerrilla, que ya ha tenido varios intentos fallidos de llegar a un acuerdo de paz, sigue llevando a cabo atentados contra las fuerzas de seguridad del Estado, lo que ha generado una creciente tensión en el país.
A pesar de los avances iniciales en las conversaciones, los recientes hechos violentos en regiones como el Catatumbo, en Norte de Santander, han puesto en jaque el proceso.
En las últimas semanas, se han registrado nuevos atentados en la zona, donde el conflicto con las disidencias de las FARC ha cobrado más de 30 vidas en lo que va del año. Este recrudecimiento de la violencia ha generado alarma en las autoridades y en la población, que teme un “baño de sangre” en la región.
Ante este panorama, el presidente Petro convocó a los delegados del Alto Gobierno a una reunión de urgencia, donde se analizó la situación y se determinó suspender temporalmente la mesa de diálogo con el ELN. Este jueves 17 de enero, Petro se desplazó a Tibú, en Norte de Santander, para presidir un consejo de seguridad, donde no descartó la posibilidad de declarar un estado de conmoción interior en la región.
El proceso de paz con el ELN, que se había retomado después de que el gobierno de Iván Duque interrumpiera los diálogos, sigue siendo un desafío para el actual gobierno. En las próximas semanas, se espera que las negociaciones continúen en La Habana, Cuba, en la fase tres, aunque el ambiente sigue siendo incierto debido a los continuos ataques perpetrados por la guerrilla.
La promesa de una paz rápida y definitiva con el ELN parece, por ahora, una meta difícil de alcanzar, y el gobierno de Gustavo Petro enfrenta la ardua tarea de lidiar con la violencia persistente mientras intenta mantener la esperanza de una reconciliación nacional.