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Redes sociales: la nueva modalidad de reclutamiento por parte de grupos armados

Un informe de inteligencia de la Policía reveló que los grupos armados estaría utilizando las redes sociales para reclutar a menores. Al parecer, hay toda una forma de operar a través de las comunidades digitales.

Redes sociales: la nueva modalidad de reclutamiento por parte de grupos armados

Personal armado. // Colprensa.

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Las redes sociales se convirtieron en una de las herramientas usadas por los grupos armados ilegales para reclutar menores de edad, reveló un informe de inteligencia de la Policía conocido por Colprensa que además lanzó una preocupante cifra.

De acuerdo con el informe, en 2024 las autoridades supieron de 101 casos de reclutamiento a través de redes, de los cuales la mayoría se ubican en Cauca (47), Nariño (7), Caquetá (6), Villavicencio y Tolima (5).

El documento dio cuenta que en su estrategia de reclutamiento los grupos armados buscan menores que registran mayor deserción escolar, entornos disfuncionales, asentamientos ilegales y altos índices de pobreza. Y para captarlos utilizan siete modalidades.

Una de ellas es precisamente el uso de redes sociales, donde integrantes y colaboradores de grupos armados organizados, publican contenido en plataformas digitales, con el fin de generar adeptos. En total, las autoridades identificaron 63 cuentas en TikTok; de las cuales, 12 serían las principales dinamizadoras del reclutamiento de menores, visibilizarían capacidades bélicas y siembra de cultivos de hoja de coca.

Estas cuentas, según el informe de inteligencia, tendrían aproximadamente 231 mil seguidores y cerca de 2.6 millones de interacciones. Además, “utilizarían fotografías de menores con prendas de uso privativo de las Fuerzas Militares, para motivar a los niños, niñas y adolescentes para vincularse a las estructuras”, dice el informe.

Pero además los grupos armados usan a otros menores reclutados como ‘puentes’ para traer más menores a las filas; “citaciones” a la comunidad por medio de organizaciones sociales o comunitarias en las que además entregan alimentos, dádivas y kits escolares; ofrecimientos económicos; y vínculo familiar o afinidad con familiares o amigos que integran las estructuras, como factor determinante para vincularse a esos grupos.

La última modalidad, según el informe, es la instrumentalización de trabajadoras sexuales para generar acercamientos a los menores de edad y de esa forma obtener beneficios, principalmente en Cauca y Nariño. Lea: Gustavo Petro anuncia al nuevo comandante de las Fuerza Militares

Zonas más afectadas

El informe da cuenta que existen tres zonas identificadas donde se presenta ese fenómeno. La primera de ellas comprende los departamentos de Cauca, Nariño y Valle, donde grupos armados organizados, vincularían a menores de comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes mediante incentivos económicos y realizando constreñimiento. “Serían vinculados desde Cali y Popayán a través del engaño, posteriormente los enviarían a “centros de instrucción”, distribuidos en zonas de influencia criminal”.

La segunda zona corresponde a los departamentos de Antioquia, sur de Bolívar y Norte de Santander, donde esas organizaciones vendrían reclutando a jóvenes, mediante ofrecimientos económicos por parte del Clan del Golfo y de grupos armados ilegales. Lea: La JEP niega libertad a Salvatore Mancuso como gestor de paz

“El frente Yeison Leudó Chaverra (Clan del Golfo), estaría vinculando a jóvenes en condición de calle en Cáceres, Tarazá y Caucasia (bajo Cauca Antioqueño). • El frente Efrén Vargas Gutiérrez, reclutaría a menores en comunas de Medellín”, explica el documento.

La última zona corresponde a los departamentos de Putumayo, Caquetá y Amazonas, en donde un grupo armado ilegal vendría exigiendo a la comunidad la entrega de menores para el sostenimiento de escenarios de disputa en el sur del país.

Por último, el informe da cuenta que los jefes de los grupos armados organizados definieron la creación de centros de instrucción en Cauca, Putumayo, Nariño, Huila, Antioquia, Chocó y Bolívar, en los cuales inicialmente tendrían que cumplir un curso básico de guerrilla (2 a 6 meses), “donde realizarían actividades físicas y manejo de armas (simulación con elementos de madera)”. Luego serían enviados a su lugar de origen para evitar una posible “fuga”, principalmente a Nariño, Arauca y Guaviare.

Agrega que los menores serían “perfilados” para cumplir actividades como cosechadores y recolectores de hoja de coca, extracción de yacimientos mineros, informantes ocasionales, observación criminal y extorsión; proveedores de material bélico; o sicarios, explosivistas, francotiradores, mando de milicia, reemplazante de escuadra y cabecillas de zona. Las niñas, por su parte, vendrían ejerciendo “roles” como “trabajadoras sexuales”, compañeras sentimentales de cabecillas, guías, mensajeras y tareas domésticas.

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