El alcalde de Uribia, Jaime Buitrago, lanzó un desesperado llamado al Gobierno Nacional y a la opinión pública en busca de soluciones efectivas a la severa crisis hídrica que asola a su municipio, exacerbada por la controversia en torno a los 80 carrotanques adquiridos por la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), vehículos que permanecen inmovilizados y lejos de aliviar la sed de más de 200.000 personas en la región.
En una reciente entrevista con la revista Semana, Buitrago expuso el dramático impacto que el escándalo ha tenido en Uribia, La Guajira, destacando la parálisis de un vital proyecto de acueducto, valorado en 250.000 millones de pesos, mientras la población lucha diariamente por acceder a fuentes de agua potable. “Los niños en Uribia se están muriendo por consumir agua no apta”, afirmó el alcalde, evidenciando la gravedad de la situación.
El conflicto gira en torno a los carrotanques que deberían servir para mitigar la escasez de agua en Uribia, pero que actualmente están estacionados en un batallón militar sin ser utilizados. Buitrago subrayó que la administración municipal no tuvo participación ni voz en las decisiones tomadas por la Ungrd respecto a la compra de estos vehículos, lo que ha dejado a su municipio en una posición aún más vulnerable. Lea aquí: Son 80 los carrotanques que no tienen seguro: director de la Ungrd
“Nosotros como municipio y como administración somos ajenos a esas decisiones administrativas que se tomaron desde la Ungrd”, señaló Buitrago a la revista Semana, quien ha intentado sin éxito establecer un diálogo con el Gobierno nacional desde hace aproximadamente 20 días. Su objetivo es claro: sentarse con el presidente Gustavo Petro y trabajar conjuntamente en una solución a la crisis.
El alcalde también lamentó la falta de consulta por parte de la Ungrd con la Alcaldía sobre las necesidades hídricas específicas de Uribia antes de proceder con la adquisición de los carrotanques, una omisión que considera un fallo grave en la gestión del problema.
Además, Buitrago reveló que su administración ha solicitado a la Ungrd que les conceda en comodato los carrotanques para poder utilizarlos de manera inmediata en beneficio de la población, aunque aún no han recibido respuesta a esta petición. “Hoy el municipio como tal no tiene injerencia en esos carrotanques”, lamentó.
La crisis ha sido agudizada aún más por la congelación de fondos destinados a la construcción de un acueducto para Uribia, un proyecto que ahora se encuentra en el limbo debido al escándalo de los carrotanques. “No puedo aceptar que a un pueblo con tantas necesidades lo estén estigmatizando por un escándalo en el que no tenemos nada que ver”, declaró el mandatario. Lea también: Carlos Carrillo anuncia revolcón en Ungrd: pide renuncia a funcionarios
Asimismo, insistió en que está en la búsqueda de un espacio para hablar con el presidente Petro desde hace unos 20 días. “Estoy tratando de hablar con el presidente para que por lo menos me escuche como alcalde del municipio de Uribia, que nos sentemos y hagamos una mesa de trabajo para que tomemos decisiones que vayan en favor de nuestro pueblo”.
Buitrago enfatizó su relación meramente administrativa con Olmedo López, exdirector de la Ungrd, y negó tener conocimiento o vínculos con las empresas involucradas en el contrato de los carrotanques. “ Solamente relaciones administrativas. Así como hoy estoy aquí, también tendré que visitar al nuevo director de la Unidad, porque es mi deber como alcalde. Para eso me eligió un pueblo, para salir a gestionar, para tocar puertas. Seguramente así como con el exdirector teníamos de pronto encuentros, así también los voy a tener con el nuevo director de la Ungrd”.
Finalmente, el alcalde hizo un ferviente llamado al Gobierno nacional y al presidente Petro para que Uribia sea excluida del escándalo de los carrotanques y se enfoquen los esfuerzos en resolver la crisis hídrica que afecta a la población. “Los afectados son los pobladores de La Guajira, con quienes el presidente ha manifestado su compromiso”, concluyó Buitrago, quien se siente abandonado por el Estado en medio de una emergencia que pone en riesgo la vida de sus conciudadanos.