Una presunta retaliación por parte del Clan del Golfo sería la causa de seis de los siete homicidios que se registraron este domingo en zona rural de Santa Fe de Antioquia, Occidente del departamento.
Los cuerpos de tres hombres, aún sin identificar, fueron hallados en la mañana en el corregimiento Laureles, sector la Y, zona rural del municipio, a una hora y 50 minutos del área urbana. Dos de ellos fueron encontrados juntos y presentaban signos de tortura; el tercer cadáver lo hallaron un kilómetro más abajo.
Horas más tarde, en la vereda El Tunal, en la vía hacia el Túnel del Toyo, encontraron el cuerpo sin vida de un hombre con múltiples impactos de arma de fuego, en un hecho que, en principio, no tendría relación con el primer caso ni con el posterior. Lea aquí: Liberan a dos secuestrados en el Valle del Cauca
Ya en la tarde se reportaron otros tres cadáveres hallados sobre esta vía, correspondientes a dos hombres y una mujer, en la vereda Moraditas, en la vía hacia el municipio de Caicedo y a tres horas de la zona central de Santa Fe de Antioquia.
Aunque la identidad de ninguna de las siete víctimas trascendió, se estima que todas tendrían entre 25 y 30 años, y que serían presuntos integrantes de las AGC. Lea aquí: Nuevo rifirrafe entre Petro y exministro José Manuel Restrepo, ¿por qué?
El comandante Operativo de Seguridad Ciudadana Departamento de Policía Antioquia, coronel William Daniel Melo, indicó que además de los signos de tortura, todos los cuerpos tenían impactos de bala y, según información entregada por la comunidad, las víctimas fueron dejadas sobre la vía en la mañana de este domingo.
“El Departamento de Policía Antioquia dispuso de las capacidades de una unidad de criminalística y un equipo de expertos investigadores que permitirán esclarecer la manera en que ocurrieron los hechos”, indicó el coronel Melo.
Las autoridades manejan la hipótesis de que el triple homicidio se debió a una retaliación de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia por el hurto de un oro, producto de economías ilegales. El metal precioso, al parecer, fue robado a una mujer que tiene nexos con esa organización criminal en el municipio de Buriticá.