Mientras que el país transita por una nueva política antidrogas planteada por el Gobierno del presidente Gustavo Petro y con la que ha tomado distancia de su principal aliado en esta lucha, Estados Unidos, los cultivos de coca no paran de multiplicarse en el país.
Así quedó evidenciado en el más reciente informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) que registró en 2022, y por segundo año consecutivo, cifras récord de cultivos. Lea aquí: Suspensión del monitoreo de cultivos de coca en Colombia es temporal: EE.UU.
En 2022 también se superó el récord de producción potencial de cocaína, con 1.738 toneladas métricas, lo cual es 24,14% más que en 2021, cuando se contabilizaron 1.400 toneladas.
Los datos fueron documentados en la Política Nacional de Drogas (2023-2033) del Ministerio de Justicia y se anticiparon al informe que presentará el próximo lunes, 11 de septiembre, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
El informe conocido este sábado señala que, aunque las hectáreas de coca aumentaron, estas no se extendieron por el territorio, ya que se siguen concentrando en 185 de los 1.122 municipios del país. De ellas, el 88% han persistido en las mismas zonas por más de 10 años, “dando lugar a enclaves productivos que abarcan todas las etapas de la producción de la cocaína”, explica.
“Lo anterior significa que el fenómeno de la coca en Colombia tiene dos características principales: está concentrado y es persistente”, agrega el documento de la cartera de Justicia.
Así mismo, el reporte indica que el 49% de los cultivos contabilizados se ubica en zonas de manejo especial: 19% en tierras de comunidades negras, 15% en reservas forestales (según Ley 2da), 10% en resguardos indígenas y 5% en Parques Nacionales Naturales (UNODC-SIMCI, 2023). Le puede interesar: “El mercado de la cocaína cambió”, afirma el presidente Gustavo Petro
“La economía de la coca se ha consolidado en territorios marcados por la ausencia del Estado –más allá de su componente militar–, caracterizados por altas vulnerabilidades económicas y sociales y elevados índices de violencia, donde los cultivos de uso ilícito son prácticamente la única opción de supervivencia. Esto ha generado que las poblaciones sean altamente dependientes de las economías ilegales”, explica el informe.
Demanda interna también aumento
En cuanto a la demanda de sustancias psicoactivas, el informe también revela que en el país hubo un incremento del 5,1% al 8,7% en el consumo de cualquier sustancia ilícita, ya sea marihuana, cocaína, bazuco, éxtasis o heroína, esto entre los años 1996 y 2019 de acuerdo con el Observatorio de Drogas de Colombia (ODC).
El documento también brinda un acercamiento a la inversión económica que hace el país anualmente para combatir el narcotráfico.
“Si bien, en el camino se han obtenido resultados, lo cierto es que no se han alcanzado los dos principales objetivos: reducir la oferta y la demanda de drogas ilícitas”, concluye el reporte.