El olfato de Killer es tan efectivo como su nombre. Su nariz punteaguda no deja pasar el más mínimo gramo de cocaína, y él, como si se tratara de un juego, huele “la mercancía” y se sienta.
Killer, un labrador retriever de 7 años, se ha convertido en el dolor de cabeza de los narcos al descubrirles todos los cargamentos de coca y, por esto, los carteles de la droga le pusieron precio a su cabeza. Lea aquí: Kenia, la perrita antinarcóticos murió tras encontrar cargamento de droga
En una conversación interceptada por las autoridades, se escucha cuando uno de los narcos da instrucciones a otro y le advierte que evite pasar por donde se encuentra Killer.
“No se arriesgue a meterse por ahí que usted sabe que está el perrito, ese amarillo. No se le vayan a meter porque usted sabe que ese amarillo coge todo ahí”, dice la voz gangosa al otro lado del teléfono que termina con una sentencia: no hemos podido hacerle la vuelta, no hemos podido con el amarillo ese hacerle la vuelta”.
Killer desconoce esta amenaza, o mejor, no la entiende; aún así, la Quinta Brigada del Ejército decidió ponerle un guardaespaldas al perro durante 24 horas porque no pueden exponer a uno de sus mejores soldados.
“En estos momentos, Killer se encuentra bajo el mando del Batallón de Infantería Número 18, coronel Jaime Rooke, en la Base Militar de Cajamarca y ha sobrevivido a todo tipo de amenazas. Tanto así, que hoy es custodiado las 24 horas del día en medio de sus labores de registro y control, e incluso cuando está descansando”, expresaron de la Quinta Brigada del Ejército a través de un comunicado.
Aunque amenazado, Killer sigue con su labor de detectar cargamentos ilegales, y en lo que va de este 2023 los militares han incautado 1,5 millones de dosis de marihuana gracias a “su olfato ganador”.
La destreza de Killer, y de otros perros como Kenia y Wilson, permite que los soldados y los policías alcancen los objetivos planteados en seguridad en el país.
La importancia de los perros
Hace 15 días, Kenia, una perra policía, de raza pastor belga mallinois (la misma raza del perro Wilson que ayudó a rescatar a los niños en las selvas del Guaviare), olfateó un cargamento que saldría del puerto de Santa Marta.
Luego de dar varias vueltas sobre el cargamento, se sentó y mostró que allí iba la coca. Pero los narcos, cansados de que Kenia les tumbara “la mercancía”, envenenaron la carga y ella falleció.
“Con honores despedimos a Kenia, perrita que ofrendó su vida luchando contra el narcotráfico durante la inspección a una mercancía, la cual estaba contaminada con clorhidrato de cocaína y otras sustancias de alta toxicidad, las cuales habrían ocasionado su deceso”, dijo la Policía Antinarcóticos en su entierro.
Los perros policías se han convertido en una parte esencial en los operativos y en las operaciones de la Fuerza Pública. Ellos son entrenados desde pequeños en distintas modalidades: detección de explosivos, detección de cargamentos ilícitos, patrullaje y búsqueda y rescate, tarea para la que fue entrenado Wilson, el perro que ayudó a encontrar a los niños indígenas perdidos en la selva del Guaviare, y que se extravió en la manigua, pero no pudieron hallarlo tras 20 días de intensa búsqueda por soldados de las fuerzas especiales.
Wilson se convirtió en un símbolo nacional, y hasta hubo una campaña en redes para que lo siguieran buscando y no dejarlo a merced de la selva inhóspita del Guaviare.
El coronel Juan Camilo Vera Garzón, director de la Escuela de Ingenieros Militares, destaca que el trabajo de los binomios (como llaman a la pareja de soldado-perro) es muy importante para brindar la seguridad a la población. Lea aquí: Guía del perro Wilson continuará en la selva
El soldado profesional Jhonier Hinestroza Padilla es uno de los guías caninos del Ejército que con su perro Hachi, un labrador retriever mono, ha ayudado a encontrar personas perdidas en bosques o incluso en desastres naturales.
“Siempre nos hemos empeñado en buscar rastros específicos de personas desaparecidas. Por ejemplo, si una persona se pierde, por medio de una prenda de ella empezamos a buscarla y el perro nos facilita llegar al sitio donde se encuentran las personas, porque cuando ellas se desplazan van dejando partículas que el perro reconoce y sigue hasta encontrarlas”, explica el soldado Hinestroza.
Pero la historia del trabajo de los perros en seguridad y en salvamento no es nueva, y las amenazas tampoco. En 2018, el Clan del Golfo ofreció una recompensa de 7.000 dólares por la cabeza de Sombra, una pastor alemán que se les atravesó en el camino, pues con su olfato logró delatar a 245 personas que fueron capturadas por transportar drogas ilícitas. Tras dichas amenazas, Sombra fue trasladada de Turbo al aeropuerto El Dorado, de Bogotá.