El Congreso de la República decidió decretar la “silla vacía” para la curul del senador electo Mario Castaño, quien reconoció dirigir una poderosa red de corrupción que malversaba fondos de contrataciones públicas en las regiones.
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Dicha figura de “silla vacía” implica que esa curul no se podrá reemplazar con ningún otro senador hasta las próximas elecciones, pues la Ley estipula que el puesto debe quedar anulado si la persona que salió cometió delitos contra la administración pública.
Para esta ocasión, Castaño no se alcanzó a posesionar para el nuevo período legislativo del Congreso, pues fue capturado días antes del 20 de julio, fecha en que los congresistas del Senado y la Cámara de Representantes se posesionaron.
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Según las investigaciones de la Fiscalía General de la Nación, en las que Mario Castaño se ha declarado culpable, el entramado criminal que él lideraba constaba de otras nueve personas que actuaron en cuatro departamentos del país para quedarse de manera irregular con al menos 50 contratos por más de 43.000 millones de pesos.
Al parecer, la cercanía de Daniela Ospina con el senador liberal le permitía administrar los dineros y cubrir los pagos de coimas a los demás integrantes del entramado criminal.
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Sumado a eso, la Fiscalía identificó que la mujer suscribió un contrato de prestación de servicios profesionales con el Senado de la República por un valor de 20 millones de pesos, pero no había ejecutado las actividades contempladas.
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